Juan Mayorga continúa en el Teatro de La Abadía abordando el poder de las palabras en un drama de menos fuste que otros anteriores

Antes de recurrir a los temas recurrentes del propio Juan Mayorga, me viene a la cabeza La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Aunque sea porque hallo efluvios en algunas de las concepciones de aquel novelista. Puesto que quiero creer que nuestro dramaturgo nos exige ver más allá y que tenemos que desvelar ciertos códigos en el uso concreto de algunas expresiones y de algunos silencios. Los cuatro personajes que pasarán delante de nosotros ─y todos aquellos clientes como espíritus que, en gran medida, se refieren a seres que poblarán otras obras del autor: la gafas de nadar perdidas, que nos recuerdan a Intensamente azules o las referencias a María Luisa o el jugador de ajedrez que remite a Reikiavik─ se dividen en ángeles y en cuerpos «unidimensionales», como señalaba Marcuse, para hacer referencia a esas personas cosificadas, instrumentalizadas por la sociedad. Sigue leyendo

Dentro de las distintas tendencias que podemos encontrar en el teatro de Juan Mayorga, La colección se aunaría con aquellas más metafísicas ─alegóricas, podría puntualizar─. Es decir, si nos fijamos en el último decenio, pues pensaríamos en
A Mayorga le gustan los cuentos clásicos, también, hacerse preguntas sobre la realidad y curiosear en posibilidades fabulísticas. En el propio Teatro de La Abadía, que ahora él dirige, presentó hace varios años 


La última vez que Voltaire «subió» a los escenarios fue de la mano de