El sonido oculto

Juan Carlos Rubio adapta y dirige en El Pavón esta obra de Adam Rapp con aire de thriller en un ambiente filológico

El sonido oculto - FotoEn las últimas temporadas, Juan Carlos Rubio nos ha ido entregando algunas de las obras más recientes de David Mamet, como Muñeca de porcelana, Trigo sucio o La culpa, un autor que, en gran medida es referente de Adam Rapp (aquí diríamos que nuestra mirada va más hacia Oleanna). El enfrentamiento dialéctico entre dos (o pocos más) personajes a través de un proceso que apunta al thriller sicológico. Y esto, en El sonido oculto, está muy bien medido en cuanto que es la atmósfera, más que la historia lineal, la que nos lanza hacia un desenlace que no sabemos muy bien por dónde desembocará. Es algo que observábamos, no hace mucho, en otro montaje —La coartada, de Christy Hall— que exprimía este procedimiento estético.

Convengamos que, para el ritmo que después se imprime, el comienzo que firma el dramaturgo es farragoso. La protagonista, una catedrática de Literatura de la Universidad de Salamanca, de 53 años, soltera, adopta la posición de falsa narradora. Su estilo indirecto libre conjuga la metateatralidad con la simulación de una clase, mientras biografía su existencia. Padece un agresivo cáncer de estómago. Pero, como digo, en esos primeros instantes atraviesan varios temas que cambian de improviso, sin que podamos acertar demasiado bien por dónde van los tiros. En este sentido, el discurso de Toni Acosta, con esa voz tan peculiar, me parece confuso. Luego, ella misma asume un tono que, sinceramente, no sé ni por dónde cogerlo. Si fuera una ancianita, diría que está de vuelta de todo. Pero, aquí, esta Julia Martín, puede ser anodina, confiada, descreída, estoica hasta el súmmum y carente de ambición, pues parece que se ha rendido, después de que su única novela, escrita hace veinte años, fuera publicada por Planeta y, después, reeditada por Alfaguara (nada menos). Esta amalgama de características la actriz las domina, pues sabe llevarlas hacia una gustosa amigabilidad. No obstante, es tan normal que resulta rarísima, sobre todo, porque se coloca con frecuencia un escalón por debajo de su pupilo.

El nuevo curso de escritura creativa, donde se lee Crimen y castigo (claro) le ha deparado el encuentro con un pupilo de esos que, en primera instancia, son el prototipo de escritor maldito, de joven letraherido que quiere comerse el mundo y que se sitúa muy por encima del resto en conocimientos y en soberbia (un tenebroso Raskólnikov). Omar Ayuso hace de Hugo y sale bien parado del entuerto, se le ve concentrado en ese papel tan misterioso y maneja sus gestos de agresividad sin desbaratarse. A él nos debemos, pues atesora la clave de un asunto que, hasta prácticamente la conclusión, desconocemos.

La relación profesora-alumno se va trazando entre las tutorías y los encuentros privados, donde la posible tensión erótica no despega. Ella no se muestra muy ducha en estas lides y él lleva encima una aspereza eléctrica para no conceder espacio al cariño. Un frío tipo de Burgos, hijo de una escritora de éxito escondida tras un seudónimo, que está escribiendo su propio relato entre dudas angustiantes, dado que su autoexigencia literaria es máxima.

La cuestión que creo que no encaja del todo es que, por un lado, ansiamos conocer la problemática que arrastra ese muchacho, y parece que la clave está en su propia novela, donde va desgranando aspectos que, seguramente, no sean tan ficcionales; y, por otro, que ella se comporta de forma inverosímil para ser una importante catedrática, pues no parece imponer sus saberes de una manera más sugerente. Cómo podemos unir estas dos líneas para que se sinteticen con algún valor dramatúrgico. Es algo complicado.

Por otra parte, me despista, por no decir que me saca absolutamente de la función, ciertas situaciones chuscas, como, por ejemplo, podemos comprobar en el polvo que se pega la protagonista con un tipo cualquiera que se encuentra en el conocido Submarino de la ciudad castellanoleonesa (habla de «chocho» por aquí, «chocho» por allá) —es como una pantomima—. Luego, que su determinación al suicidio sea tan tajante, tan tremebunda y tan poco doliente. Se describe a sí misma casi con la misma intensidad en el folleteo que a la hora de inyectarse los venenos correspondientes. Si a esto le añadimos esa desastrosa rapidez con la que se precipita el final, pues la obra se arruina. Y es que, verán, qué hacemos con una profesora que ha decidido terminar con su vida y que se acaba de tomar un sedante antes de leerse las cien páginas (sí, cien) de la novela de su estudiante allí presente y, acto seguido (acto seguido ¿cuándo? ¿a las cuatro horas? ¿sin dormirse?) darle su crítica, para que después él le preste sus servicios con las jeringuillas. Esto no puede ser.

Para rematar, no estaría mal que, si se afirma que Almudena Grandes ha muerto (en 2021), el adaptador también fuera consciente de que en Twitter ya se pueden superar los famosos ciento cuarenta caracteres. O lo extraño que es que un revisor pida los billetes en un tren en Madrid en la actualidad. Son detalles que requerirían un cuidado. Mejor está, desde luego, el guiño sobre que Hugo va al Teatro de La Abadía a ver El chico de la última fila (lógico).

Todas estas quejas que le puedo sacar estropean una obra que, en principio, debería resultarme interesante. Porque todos esos espectadores que sean grandes lectores de literatura se pueden quedar con esa sensación de que ese territorio de la creación y de la fantasía, con todos esos referentes que van a apareciendo, se deja sin fraguar definitivamente.

El sonido oculto

Dramaturgia: Adam Rapp

Versión y dirección: Juan Carlos Rubio

Reparto: Toni Acosta y Omar Ayuso

Escenografía: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán (AAPEE)

Iluminación: Nicolás Fischtel

Música: Mariano Marín

Ayudante de dirección: Isabel Romero

Vestuario: La Leona Alegre

Fotografía: Sergio Parra

Dirección de producción: Marisa Pino

Producción ejecutiva: Bernabé Rico

Una producción de TALYCUAL, TXALO, LA LEONA MADRE y LA ALEGRÍA

Teatro Pavón (Madrid)

Hasta el 14 de mayo de 2023

Calificación: ♦♦

Puedes apoyar el proyecto de Kritilo.com en:

donar-con-paypal
Patreon - Logo

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.