Tristana

Adaptación teatral de la célebre novela de Pérez Galdós protagonizada por Olivia Molina

Foto de Pedro Gato
Foto de Pedro Gato

La temporada anterior, y casi por estas fechas, pudimos ver una adaptación teatral de la novela que Pardo Bazán publicó en 1889 Insolación, cuando todavía se escribía cartas apasionadas con Pérez Galdós. Este escribió en 1892 Tristana, cuando la relación con la novelista gallega se había enfriado definitivamente. En ambas novelas se reflejan conflictos epocales sobre la liberación de la mujer, aunque desde perspectivas un tanto distintas. Ahora podemos asistir a la versión teatral de una obra que, ante todo, ha sido popular por la película que realizó Buñuel, y en la que su visión particular trastocaba demasiado los fundamentos del texto original. Lo que nos encontramos en escena es a una joven (diecinueve años) que vive bajo el cuidado de su tutor, don Lope Garrido, un viejo don Juan que ha aceptado hacerse cargo de la huérfana. Sigue leyendo

Tartufo

El clásico de Molière es modernizado hasta lograr un pastiche que disuelve sus fundamentos

Foto de J. Suárez
Foto de J. Suárez

Venezia Teatro me había dejado un buen sabor de boca con Los desvaríos del veraneo que presentaron hace unos meses, supieron darle brío al texto de Goldoni y nos hicieron pasar un buen rato. Muy diferentes sensaciones nos genera este Tartufo que, con aquello de las modernizaciones, se presenta delante de nuestros ojos como un pastiche sin rumbo al que se le han usurpado la esencia. Si como afirma el director de este montaje José Gómez-Friha: «La religión en el Tartufo es para mí anecdótico» (sic); entonces, ¿cuáles deben ser los fundamentos morales del gran protagonista (aunque la obra comience con su voz emitiendo rezos)? Esta es una cuestión elemental, puesto que la versión de Pedro Víllora ha reducido los personajes y ha hecho desaparecer, entre otros, a Cleanto, el cuñado de Orgón, con el que debería tener una serie de conversaciones propicias para concretar la impostura que se está llevan a cabo. Y es que esta función va derivando paulatinamente hacia la parodia y hasta, en ocasiones, la astracanada. Debo reconocer que comienza con fuerza y que la comicidad entra en acción enseguida. La ironía será constante y los minutos de diversión, como luego comentaré, trufan el espectáculo con verdadero ingenio y desparpajo. Inicialmente, Madame Pernelle, la madre de Orgón, bravamente encarnada por Vicente León, es capaz de lanzar acusaciones casi inquisitoriales a los habitantes de la casa, echándoles en cara la desfachatez de sus tratos sociales. Es ahí cuando se marcan los dos bandos: de rojo, los defensores de Tartufo, y de verde, sus contrarios. Sigue leyendo

La venganza de don Mendo

Una propuesta sin empaque sobre la popular astracanada de Muñoz Seca

Foto de Antonio Castro
Foto de Antonio Castro

Cada poco tiempo es conveniente que los nuevos públicos, las nuevas generaciones, se enfrenten a esas comedias clásicas o, como en este caso, a una astracanada convertida automáticamente en popular. El problema fundamental que nos encontramos con las parodias es la lejanía de lo parodiado; si bien, no es óbice para que funcione el artefacto, sí que es preciso resaltar ciertos aspectos humorísticos para que el verdadero objetivo, consistente en hacer reír, se logre. Está claro que ya no triunfa el teatro poético al estilo de Marquina, con esas obras basadas en hechos históricos (deformados al gusto del patriótico respetable) que tanto abundaban en las tablas de principios del siglo XX, por consiguiente, es necesario buscar otros efectos. Curiosamente, en 1977 se presentó en esta misma sala del Teatro Fernán-Gómez una exitosa puesta en escena de La venganza de don Mendo, dirigida por Gustavo Pérez Puig, a la que podemos acceder a través de internet. Y si antes comentaba que es pertinente revisitar nuestro clásico, también es adecuado comparar e intentar descubrir de qué manera se acogían estos montajes, ya sea desde la creación o desde la recepción. Y lo que se deduce es que la producción llevada a cabo por Salvador Collado y dirigida por Jesús Castejón, en principio, necesita más jolgorio, más exageración, más brío y, principalmente, más ambición escénica. Sigue leyendo

Animales nocturnos

La obra de Juan Mayorga cuenta cómo la corrupción moral nos lleva a esclavizar a nuestros congéneres

Animales nocturnos - FotoLa condición de fragilidad se hace patente en escena en el mismo instante en que el Hombre Bajo se sienta frente al Hombre Alto y le intimida con su franca sonrisa: «Usted sí lo es. Extranjero». El empoderamiento político y sentimental lanzan sus garras sobre las debilidades de unos individuos, ya de por sí encerrados en un contexto social repleto de reglas. Sin llegar al punto de convertirse la función en una muñeca rusa, un armatoste pentagonal en el que se incluyen los dos pisos de sendas parejas, determina el devenir estético de una obra que ayuda al ocultamiento. Uno de los principales aspectos por los que sobresale el escrito de Juan Mayorga es la redondez de sus personajes. Contamos, por una parte, con el Hombre Alto y su novia, la Mujer Alta; él, Pablo Gómez-Pando carga con el protagonismo desde una interpretación vivaz y detallista, muy curtida. Su papel de celador conlleva altas dosis de encubrimiento y camuflaje, pero como ocurre con el resto de intervinientes, también imparte, con un engañoso tono de afabilidad, sus desprecios y críticas a la labor como traductora de su chica; esta, Viveka Rytzner, es el individuo más racional y prudente de todos, manifiesta su valor y arrojo en los momentos cumbre; se expresa con dulzura y, también, con seriedad y determinación. En la parte contraria, el Hombre Bajo nos depara a un Jesús Torres que pausadamente nos entrega a un cínico y torticero manipulador que, a primera vista, nos hace sospechar de su psicopatología. Le acompaña Irene Serrano como Mujer Baja, introduciendo a uno de los personajes que más deben evolucionar y que favorece que la actriz despliegue un abanico de timbres que proceden desde la taciturnidad de una insomne a la satisfactoria encarnación de una nueva villana. Sigue leyendo

Ninette y un señor de Murcia

Vuelve la mejor obra de Miguel Mihura a las tablas del Teatro Fernán Gómez

Ninette FotoSe puede considerar Ninette y un señor de Murcia una de las obras mejor construidas por Miguel Mihura (a diferencia de otras como Maribel y la extraña familia), a la vez que original en su disposición (respecto a Carlota, por ejemplo). Cómo dentro de una comedia que se presenta sencilla y cercana para el público, en la que se despliegan todas las artimañas humorísticas del autor madrileño, se esconde toda una paradoja de tintes políticos y sociológicos. Que un provinciano de aquellos años sesenta, que se considera orgullosamente de derechas, procedente de Murcia, arribe a París con el ánimo de airearse y desfogarse durante quince días, termine felizmente «encerrado» en una casa de huéspedes. Toda una contradicción: venir de un país en plena dictadura a una ciudad caracterizada por la libertad de sus gentes y su moral abierta, y encontrarse en un bucle romántico con una muchacha tranquilona, hogareña, celosa, pero, a la vez, muy echada para adelante. Todo un personaje. O toda una colección de personajes. El primero, lógicamente, Jorge Basanta, Andrés, el señor de Murcia, quien nos anuncia al comienzo sus intenciones con cierta campechanía; se le ve cómodo en su papel de joven un tanto ingenuo y estupefacto ante lo que le ocurre. A su lado está su amigo, que Javier Mora lleva con exageración y con tono bronco que provocan un gran contraste en los diálogos. Julieta Serrano, como Madame Bernarda da rienda suelta a todos esos juegos lingüísticos entre el francés y el castellano. El toque político y reivindicativo lo pone Miguel Rellán, un obrero asturiano, muy particular y que el actor resuelve con medida energía. Finalmente, la Ninette que interpreta Natalia Sánchez posee el justo punto de picardía combinado con su porte de mandona, aderezado con un sensual acento francés. Es toda una virtud la de Mihura construyendo caracteres que permitan el diálogo fluido, pero también el choque constante. Sigue leyendo

Stockmann

Oriol Tarrasón presenta una adaptación libre de Un enemigo para el pueblo recortada en exceso

Foto de María del Río
Foto de María del Río

No falta quien se apresura a la hora de afirmar que Un enemigo para el pueblo es una obra absolutamente actual. En realidad, lo que es actual es el tema eterno de la corrupción política y de la avaricia; pero el lenguaje de Ibsen es el de una sociedad puritana del siglo XIX. Para que verdaderamente pudiera relacionarse con nuestra situación presente habría que inyectar altas dosis de cinismo. Hoy la hipocresía y la mentira más satisfecha campan a sus anchas. Las declaraciones de los políticos imputados, de los ex tesoreros encarcelados o de los ex banqueros se construyen con juegos verbales en un alarde de peripecias falaces. Sigue leyendo

La Estrella de Sevilla

Una obra histórica del Siglo de Oro, con Sancho IV de protagonista, envuelta en una sugerente escenografía

LaEstrelladeSevillaLo primero que cabe afirmar sobre La Estrella de Sevilla es que, según los argumentos del profesor Rodríguez López-Vázquez, si de alguien es esta obra, es de Andrés de Claramonte; un autor, desde luego, mucho menos célebre que su coetáneo Lope de Vega. Después hay que continuar declarando que, a pesar de que el argumento no ofrezca mucha originalidad respecto a otras obras sobre reyes despóticos, sí que resulta interesante, tanto por la estructura, tan bien equilibrada, como por la creación de personajes que se deben redondear con el paso del tiempo. Pero si por algo merece la pena el espectáculo que han pergeñado Alfonso Zurro y su equipo, es por su gusto escénico. El trabajo de Curt Allen con el vestuario, tan anacrónico y a la vez adecuado para el diseño de la escenografía, con apenas unas varas enormes que se van clavando en el suelo luminoso, según las necesidades de la acción, creando espacios invisibles, compone una Sevilla imaginaria que recibe la luz simbólica y rotunda que ha preparado Florencio Ortiz. Luego, apenas unos elementos muy bien seleccionados como un trono ligeramente esbozado. Además, se le suma una música que encaja exquisitamente. En verdad que la estética de esta obra es admirable. Sigue leyendo

La balsa de Medusa

Una versión de El ángel exterminador de Buñuel sube a escena en el Teatro Fernán Gómez, de Madrid

La balsa de MedusaEn España, la sombra de Buñuel no es alargada; sin haber sido olvidado, no es, desde luego, un referente del cine patrio. Seguramente pueda considerarse el mejor cineasta español de todos los tiempos. La balsa de Medusa lleva a las tablas el film del aragonés El ángel exterminador. Una de esas películas cumbre del surrealismo con altas dosis de crítica social. El conocido argumento es sumamente sencillo: un grupo de burgueses se dispone a cenar pero el servicio de catering, en el último instante, comunica que no podrá realizar el encargo. Sin apenas comida, los invitados se ven envueltos en una situación inexplicable: no pueden salir de la estancia en la que se encuentran, aunque nada parece impedírselo. Sigue leyendo

Our town

Llega el clásico de Thornton Wilder interpretado coralmente con los mínimos elementos

Our town - FotoEl texto con el que ganó el Pulitzer en 1939 Thornton Wilder huele a la inocencia ingenua; es una especie de reclamo pre-contemporáneo repleto de bucolismo, antes de que tuviéramos que convivir con máquinas inteligentes y con los mecanismos de la mercadotecnia dispuestos a vender hasta nuestras mismas emociones. En la órbita de Frank Capra, en el despojo esencial de los vicios y de las virtudes, asistimos a la vida cotidiana de Grover´s Corner, un pequeño pueblo del este de los Estados Unidos, a principios del siglo XX. Gente normal y corriente materializando un tiempo que se escapa —mucho más lentamente que ahora— en la inconsciencia de la mortalidad. Una historia básica del ser humano, concreta y general, puntual y anodina, pero cargada de los resortes que se disparan cuando ya todo es demasiado tarde. Sigue leyendo