Miguel del Arco actualiza el Misántropo con una propuesta que toma como clave la clase política española

Jean-Baptiste Poquelin, en el cénit de su carrera, estrenaba allá por el 1666 una de sus obras más celebradas y con la que indagaba en los vicios del ser humano y, a su vez, creaba uno de esos personajes (interpretado por él mismo) que hoy se nos muestra, al menos, como necesariamente higiénico. El misántropo, Alcestes, es un hombre que lucha por la verdad y el amor, pero que termina padeciendo las paradojas de sus propios principios, imposibles en una sociedad donde apenas queda hueco para la honradez; así que no parece encontrar más salida que la vida eremita, vagar por el desierto, el tránsito monacal, la soledad ¿cobarde?En un principio, Israel Elejalde, como máximo protagonista, presenta sus credenciales ante Filinto (un Raúl Prieto con desparpajo), diserta sobre la amistad (con ciertas remisiones a Aristóteles y a Séneca), sobre el arte y sobre la propia sociedad, a la cual detesta. Se expresa con la seguridad de un auténtico creyente de sí mismo, henchido de sinceridad, capaz de mirar a los ojos a todos sus contrincantes y, finalmente, plantado ante la tesitura de un amor que él propone desde una pureza y un apartamiento imposibles y, aún diría más, insensatamente débil y temerosa. Su amada Celimena, interpretada por Bárbara Lennie con el cinismo joven y sonriente de alguien que sabe que su momento pasará, no puede renunciar a los placeres que su puesto dentro de una organización política le suponen. El resto de la Compañía Kamikaze conecta coreográficamente y con apropiadas intervenciones hipócritas, cotillas y chulescas que generan el contraste necesario para que Alcestes sea un inevitable misántropo ante actitudes tan deleznables. Oronte, la futura estrella del pop eurovisivo, canta en la voz y el cuerpo vanidoso de Cristóbal Suárez (en uno de esos momentos espectaculares que posee la obra) para después ser destripado por el misántropo como si fuera un crítico televisivo de gafas oscuras y rictus impertérrito que juzga sin piedad, pero que no deja de ser, hoy en día, otro producto más de consumo. El callejón al que se accede desde la puerta de emergencia de una discoteca conforma el escenario, todo un acierto, toda una metáfora de espacio en el que depurar la insidia con unas dosis de sinceridad insostenible, de verdades terminales y de idealismo celestial. Así, Miguel del Arco ha configurado un texto profundo, interesante y rápido, capaz de moverse entre lo superficial y la esencia escondida del ser humano. Después, sus muchachos, cuando ya se han tirado los trastos a la cabeza, deben regresar al mundo dance, mercantil y halagador, al mundo de la política, de la corrupción divertida, a lo efímero, al ruido que no para de retumbar en el Teatro Español de principio a fin como un mantra de los tiempos modernos. Al final, claro, todo sigue y uno se queda con la sensación de que el cinismo es el hábitat en el que debemos aprender a vivir y que, al igual que Toni Servillo en La gran belleza cuando se sincera con su «exitosa» amiga o en Network (película de 1977, dirigida por Sidney Lumet) el protagonista, un presentador de telediario, rompe la baraja y de forma furibunda esputa las verdades sobre los medios de comunicación y la propia vida, no son más que momentos de rabia propios de gente que se niega a aceptar que nuestra existencia se defina por un pragmatismo tan acuciante. Todo queda asumido. El fracaso está garantizado y, también, la diversión. Que no podamos obviar tal conflicto, garantiza el éxito de una representación inspiradora tanto en la dirección como en el afán de sus intérpretes.
Misántropo
Versión y dirección: Miguel del Arco
Reparto: Israel Elejalde, Raúl Prieto, Cristóbal Suárez, Bárbara Lennie, José Luis Martínez, Miriam Montilla y Manuela Paso
Escenografía: Eduardo Moreno
Iluminación: Juanjo Llorens
Música original: Arnau Vilà
Coreografía: Carlota Ferrer
Teatro Español (Madrid)
Hasta el 22 de junio de 2014
Calificación: ♦♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
Puedes apoyar el proyecto de Kritilo.com en:
9 comentarios en “Misántropo”