Romeo y Julieta despiertan…

Ana Belén y José Luis Gómez protagonizan en el Teatro Español una obra sin fundamento ni coherencia

Romeo y Julieta despiertan - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

De la razón de ser de esta propuesta estaremos en la inopia mucho tiempo. ¿Qué pasaría si se despiertan nuestros amantes predilectos de la literatura universal después de cincuenta años? Y la respuesta es sacar a Ana Belén y a José Luis Gómez para hacer de ellos (¿mismos?). Si me dicen que el texto firmado por E.L. Petschinka está en blanco, tendría que creérmelo; y eso que su adaptación de Tiempo de silencio me pareció reseñable. Igualmente, da la impresión de que Rafael Sánchez les ha dejado ejecutar lo que quieran, y que su labor se ha reducido a situar al elenco en su lugar correspondiente.

El preámbulo ya anuncia catástrofe. Estamos de lleno en uno de esos espectáculos que ansían llevar de la manita al espectador de inicio a fin. Tanto es así, que José Luis Torrijos se convierte en improvisado presentador para anunciar a la mismísima Ana Belén, y para que, como en un juego circense, José Luis Gómez no aparezca. Esta pantomima permite a nuestra estrella femenina recordar sus andanzas shakesperianas en el Estudio 1, que grabó con Tony Isbert, hasta que sube a las tablas su compañero y suenan los aplausos. Luego, arruinarán cualquier clímax posible volviendo sobre esta movida de la televisión. Sigue leyendo

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La habitación blanca

Josep Maria Miró nos lleva en el Teatro Español a un espacio de expiación para ahondar en la cuestión del acoso escolar

La habitación blanca - FotoLa extrañeza que se consigue en los primeros instantes de esta función, cuando todo lo que sucede no parece más que dirigirnos hacia una atmósfera de cercanía, es lo que logra atraparnos durante la mayor parte del tiempo. Una señora mayor, de pelo cano, una Lola Casamayor que posee un rostro capaz de expresar una ambigüedad natural que encaja excepcionalmente en este prólogo. Un gesto maniqueo de alguien que duda y que nos hace dudar; porque parece una ancianita algo desnortada, solitaria, vagabunda, sin un lugar al que ir. La picaresca de alguien que ha robado en un supermercado y que tiene la capacidad para seducir al segurata. ¿Qué ocurre ahí entre tanto diálogo rayano en el absurdo? Quizás este clima de misterio que el dramaturgo consigue alargar hasta bien avanzada la pieza sea la demostración de su habilidad en la escritura; pero luego uno tendrá la sensación de que la cuestión esencial no deja de ser una reverberación en tres personajes que están esbozados con los rasgos esenciales, que nos valen para hacernos una idea; pero no para profundizar en la complejidad de su personalidad. Sigue leyendo

Don Ramón María del Valle-Inclán

Pedro Casablanc toma la biografía escrita por Ramón Gómez de la Serna para, sin llegar a travestirse del todo, disertar divertidamente sobre Valle

Don Ramon María del Valle-Inclan - Javier Naval
Foto de Javier Naval

En alguna librería de viejo todavía se pueden encontrar ediciones de esa fantasiosa biografía sobre Valle-Inclán que publicó allá por 1944 Ramón Gómez de la Serna, en la Colección Austral de Espasa-Calpe (la de las tapas naranjas) y que era una extensión de un retrato que ya había dado a la imprenta tres años antes. Que el creador de las greguerías se lleva a su terreno la semblanza de su admirado escritor es evidente a cada paso, y el hecho de que se haga eco de leyendas, dimes, diretes y otros lances, hacen del libro otra ficción más que apostaría por alargar el mito de nuestro chivo. Sigue leyendo

Coronada y el toro

Francisco Nieva revive en el Matadero gracias a un montaje extraordinario dirigido por Rakel Camacho

Coronada y el toro - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

Rakel Camacho nos entrega en la Sala Max Aub del Matadero el que posiblemente sea el espectáculo más sobresaliente de la temporada. Ha tenido que recurrir, eso sí, a Francisco Nieva (1927-2016); porque nuestro panorama dramatúrgico no está muy boyante. Sexta obra dentro del teatro furioso del polifacético artista de Valdepeñas que escribió en 1974 y que dirigió en su estreno de 1982. Otro día nos preguntaremos por qué no es presencia constante este autor (poco más que Salvator Rosa, hace unos años). En cualquier caso, todo en esta propuesta es arriesgado. Primero por su complejidad, aunque todas las claves las llevemos impresas, quizás a nuestro pesar, en el ADN español; segundo porque la «rapsodia» implica ensamblar plásticamente demasiados asuntos y el aire barroco y hasta el glam pueden repeler a más de un espectador. La burricie se da la mano con el horterismo, mientras las energías telúricas nos destinan a la creación más genuina y consistente. Sigue leyendo

Espectros

La versión que presenta María Fernández Ache en el Teatro Español sobre el drama de Ibsen alcanza niveles telenovelescos

Espectros - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

Estos Espectros son una debacle total de principio a fin. Estoy más que convencido que cualquier telenovela venezolana tiene menos anagnórisis, menos desvelamientos sorpresivos, que esta obra de Ibsen. Uno se pregunta si este texto tiene solución en escena hoy en día sin que nos parezca absolutamente caduco e infumable; puesto que el grado de inverosimilitud es tal que uno solamente puede recurrir a la risa (no faltan algunas carcajadas en situaciones realmente luctuosas en este espectáculo). Sigue leyendo

La importancia de llamarse Ernesto

David Selvas ha realizado un trabajo fenomenal con su mirada impúdica de esta farsa tan ingeniosa de Oscar Wilde

La importancia de llamarse Ernesto - Foto de Pablo Lorente
Foto de Pablo Lorente

Que hoy en día se nos venda una obra, ya clásica, como esta de Oscar Wilde con temas musicales de por medio, echa para atrás; porque uno piensa que se va a suavizar más un asunto de por sí ya muy superficial —si no rascamos un poco y nos lo traemos al presente—. Pues, todo lo contrario. Poquísimas pegas podría poner a un montaje así, donde funciona, en general, todo. Un gran divertimento, una función sobresaliente y una satisfacción para el intelecto, puesto que no se da puntada sin hilo en las múltiples capas que se entreveran en un texto, que es un zurriagazo a esa burguesía, que ya en los finales del XIX se engrandecía en la estulticia (y más estultos somos ahora que ansiamos ascender a no se sabe dónde, para huir de nuestro vacío existencial). Sigue leyendo

La Florida

Víctor Sánchez Rodríguez firma una parodia del género negro con una pretendida indagación existencial de los trabajadores durante la temporada baja en el Levante

La Florida - Foto de Coral Ortiz
Foto de Coral Ortiz

En gran medida, el cine negro paródico ha triunfado en las últimas décadas infinitamente, mientras el propio género (serio) también ha asumido su parte irónica. Tenemos gansadas tipo Austin Powers, homenajes a 007 como Kingsman o propuestas más lúdicas como el éxito de Puñales por la espalda. El asesinado no nos conmueve. Incluso, en muchas ocasiones, ni aparece el muerto. Queda, en definitiva, como la excusa para que el detective en cuestión demuestre sus dotes intuitivas, para dar con una solución que a todo el mundo se le escapa. En el teatro, casi no hemos tenido oportunidad de disfrutar del género, aunque se llevara a escena hace poco La gota de sangre, de Emilia Pardo Bazán o podamos recordar la Carlota, de Mihura. Me quedo con Perdona si te mato, amor, de Carlota Pérez-Reverte; porque me parece el ejemplo más pertinente para compararla con La Florida, de Víctor Sánchez. Sigue leyendo

Sobre la vida de los animales

Lola Blasco traduce al lenguaje dramático alguna de las conferencias noveladas dictadas por Elizabeth Costello, el alter ego del escritor J. M. Coetzee

Sobre la vida de los animales - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

Vaya por delante que el planteamiento en sí de Lola Blasco no me ha interesado lo más mínimo y que los jugueteos de Pepa Gamboa en la dirección para que la protagonista no resulte más monótona de lo que ya parece, me han dejado con la idea de que abordar un tema así bien hubiera merecido otro personaje. La materia animalista viene, en principio, marcada en los últimos decenios, desde el punto de vista filosófico, por los argumentos utilitaristas de Peter Singer en su conocido ensayo Liberación animal, y de las réplicas de unos y otros, donde se entreveran la política, la economía, la nutrición, la industria alimentaria, la ética, la tradición, la estética y un largo etcétera que nuestra Costello sortea. El debate está muy lejos de agotarse. Los antiespecistas, los ecologistas, los vegetarianos, los veganos y hasta los cazadores despliegan buenas razones para acometer la cuestión. Sigue leyendo

El encanto de una hora

Carlos Tuñón se empeña en exprimir una obra inane de Jacinto Benavente perteneciente a su Teatro fantástico

El encanto de una hora - FotoSi quitamos de nuestra cabeza el nombre de Jacinto Benavente y su Nobel, y la ínfima aura que aún le quede en nuestra sociedad, díganme qué sacan de un espectáculo como este. No pasa de mero ejercicio dadaísta. No es que sea nihilista o se escuche hablar del aburrimiento, es que es una nada y un aburrimiento. Me parece una pieza estúpida que se alarga en media hora de vacío, que no valdría ni como gag de humor absurdo firmado por Tricicle.

Aducir, como ha llegado a hacer, Carlos Tuñón que aquí está lo que después firmaron Lorca o Beckett, es una falacia esperpéntica. Del teatro modernista y de una conjunción de factores surgieron las vanguardias y sus continuaciones de postguerra; pero El encanto de una hora no deja de ser un simple esbozo estilístico que, fuera del papel, no tiene recorrido posible. Quizás, si observáramos el conjunto de las piezas que configuran el Teatro fantástico de Benavente, podríamos atar cabos, coger de aquí y de allí, entender una tradición, la del Arlequín, los efluvios románticos y simbolistas o el mundo infantil al que, por fin, se le quería dar cabida —véase el proyecto de Benavente del Teatro de los Niños, en el que se incluiría La cabeza del dragón, de Valle-Inclán, que ahora se representa en el María Guerrero—. Sigue leyendo