Así hablábamos

La tristura se acoge a la influencia de Carmen Martín Gaite para elaborar un espectáculo banal en el Teatro Valle-Inclán

Así hablábamos - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

Tomemos esta función como un segundo episodio de aquel éxito llamado Future Lovers. Si en aquella propuesta la espontaneidad de los jóvenes era apreciable y magnífica, repleta de romanticismo, esta que aquí nos encetan es de una vaguedad, una ñoñería y una insignificancia que ya hay que rechazar de plano. Porque los componentes de La tristura ya nos han dado suficientes muestras de este entontecimiento. Véase, por ejemplo, la obra que Celso Giménez presentó en solitario la temporada anterior: Las niñas zombi. Pero qué decir, por otra parte, de la película de Itsaso Arana, Las chicas están bien, que es otra deambulación, en la línea de lo que hace su colega Jonás Trueba. Que ocurra algo sustancial es puro azar. Sigue leyendo

Misericordia

La directora y dramaturga Denise Despeyroux plantea una dramedia autoficcional sobre el exilio en el Teatro Valle-Inclán

Misericordia - Foto de Geraldine Leloutre
Foto de Geraldine Leloutre

Es un poco lastimoso para mí reconocer que Denise Despeyroux ha perdido punch para la comedia. La melancolía se adentra en dirección a un nihilismo desencantado. Las cuitas existenciales de los personajes se enmascaran con aficiones frikis o espurias, que no se sustentan en algo más profundo y sólido que pueda determinar una vida feliz. Mucho de eso ya lo hemos percibido en los últimos espectáculos de la autora. Ya fuera Canción para volver a casa, que se representó en esta misma sala del Valle-Inclán, o Un tercer lugar, estrenada en 2017. Cuando se tiende al humor más desenfrenado, los espectadores ganamos, como así ocurría con La omisión del si bemol 3 o Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales. Sigue leyendo

Los gestos

Pablo Messiez se enfanga en esta obra, donde la repetición y la carencia de argumentario nos dejan con la sensación fracaso

Los gestos - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

La ambición de Pablo Messiez en esta propuesta me parece desnortada, sin rumbo. Alguien que nos ha dejado memorables obras como La voluntad de creer ansía boicotear su argumento, su posible relato, para caer en un ejercicio de deshumanización, tal y como propugnaba en su célebre ensayo Ortega y Gasset («Un cuadro, una poesía donde no quedase resto alguno de las formas vividas serían inteligibles, es decir, no serían nada, como nada sería un discurso donde a cada palabra se le hubiese extirpado su significado habitual»). Sigue leyendo

Hedda Gabler

Àlex Rigola vuelve a plantar su singular caja escénica, para elaborar el drama del dramaturgo noruego Henrik Ibsen. Un planteamiento esencialista, que nos remite a las ansiedades existenciales que hoy asolan el mundo moderno

Hedda Gabler - Foto Sílvia Poch
Foto de Sílvia Poch

Desde hace tiempo el teatro de Àlex Rigola me produce tedio, y que este sea el tema esencial en la Hedda Gabler de Ibsen es, en sí, una satisfactoria paradoja. Acumula el creador propuestas (véase 23F., Un país sin descubrir… o La gaviota) que escarban denodadamente en la metateatralidad, y que parten del frío distanciamiento de la autoficción; donde los intérpretes hacen de ellos mismos, con sus propios nombres, y con remisiones personales muy del gusto del público teatrero. Son clichés ya de nuestra contemporaneidad, repetidos hasta la saciedad. Lo peor es que introduce narración y se lleva al respetable de la manita en su «cuento». Un rollo. Sigue leyendo

Iribarne

Esther Carrodeguas dirige y protagoniza una sátira grotesca sobre Manuel Fraga para desembocar en una soflama galleguista

Iribarne - Foto de Geraldine Leloutre
Foto de Geraldine Leloutre

¿A quién le importa ahora Manuel Fraga? A tenor de lo observado en esta comedia, más a los gallegos que al resto de los españoles. Porque este panfleto posee el mensaje expreso de que nuestros compatriotas del noroeste deberían votar a un partido que pueda negociar en Madrid sus peticiones. Ya saben: o Bloque galego o nada. Quizás no haya que tomarlo en el estricto sentido nacionalista; sino, más bien, como otro más… ¿qué hay de lo mío?, en plan regionalista. Sigue leyendo

Ricardo III

Marco Paiva lleva a cabo esta atrayente propuesta sobre la obra de Shakespeare con un elenco que emplea la lengua de signos

Ricardo III - Foto de Geraldine Leloutre
Foto de Geraldine Leloutre

Me pregunto cómo sería esta función sin los sobretítulos, si el público sordo que se expresa con lengua de signos se sometiera a esa experiencia. En el Teatro Valle-Inclán se presenta el Ricardo III, de Shakespeare, con un elenco que emplea el sistema signado español y portugués. ¿Qué se entendería? ¿Qué se perdería? Me refiero, por un lado, al dilema de cómo adaptar la literatura, con sus figuras, con sus metáforas, con una mayor adjetivación, a una expresión que, con mucha frecuencia, es más restrictivo en su matización que el lenguaje escrito. ¿Es posible la «traducción»? La cuestión es que, de alguna manera, poder leer la obra hace que el espectáculo tenga truco, incluso para los sordos que pueblan la platea. ¿No tiene esto, quizás, algo de esteticismo vacuo? Sigue leyendo

Depois do silêncio

La creadora brasileña Christiane Jatahy adapta la novela Arado torcido para denunciar los eternos abusos cometidos contra los trabajadores

Depois do silencio - FotoChristiane Jatahy es una creadora brasileña que conocemos muy bien ya en España. Hace un año nos ofrecía su peculiar visión del Dogville, de Lars von Trier, y ahora la emprende con un tema de gran calado. Siempre apegada a esa estética híbrida de teatro y cine; y que, en los últimos tiempos, se ha entremezclado, además, con el documental y la proclama directamente política, sin ambages. De hecho, la carga política en esta última propuesta es alta y, si no queda claro, ya se encargan de manifestarnos que ahora con Lula están contentos, de la misma forma que con Bolsonaro estaban espantados. Que se nos remarque esto es un exabrupto antiteatral. Ya sabemos, más allá de las incongruencias de siempre, de qué pie cojea cada uno. Sigue leyendo

Harakiri

Les Impuxibles se ponen al frente de este proyecto que sitúa el suicidio como tema central a través del texto de María Velasco

Harakiri - Foto de Noemí Elías Bascuñana
Foto de Noemí Elías Bascuñana

La espita del suicidio como tema se ha abierto en los últimos tiempos y pronto será borbotón. Esperemos que no se romantice o que comencemos a observarlo con desidia o que lo ignoremos, como hemos hecho durante tantos años con los accidentes de tráfico por mera costumbre, con los que espuriamente se compara este asunto. Hablar del suicidio siempre ha sido subyugante; pero el arte tiene la obligación de deambular por ese territorio inasible de los vacíos, que puede rellenar con metáforas elocuentes o acciones dramatúrgicas que nos permitan intuir alguna certeza. Es algo que ya se pudo percibir con el Karaoke Elusia que el propio CDN programó hace unos meses. ¿Qué ocurre cuando llega ese clic, cuando se pierde definitivamente el asidero con lo sólido y ya no hay marcha atrás? Sigue leyendo

Falsestuff. La muerte de las musas

Los creadores escénicos Nao Albet y Marcel Borràs muestran un espectáculo fastuoso de tres horas en el Teatro Valle-Inclán; donde pretenden, sin éxito, desarrollar la idea de copia en el arte dramático gracias a un falsificador.

Falsestuff - Foto de Geraldine Leloutre
Foto de Geraldine Leloutre

Esta vez no. Nao Albet y Marcel Borràs, pareja de creadores que había puesto el listón altísimo con Mammón y Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach, no han cumplido con su propia propuesta, es decir, plagiar hasta el súmmum alguna obra teatral. De ahí que lo más significativo venga a ser la campaña de publicidad del propio Centro Dramático Nacional, cuando la cartelería juega con memes de algunos proyectos de la temporada. Otro gallo hubiera cantado si esta gente viniera de Barcelona a colársela a Sanzol imitando cuadro a cuadro su Fundamentalmente fantasías para la resistencia (por poner un ejemplo). Valga como práctica, para entendernos, revisar qué supuso la Psicosis, que el director Gus Van Sant presentó en 1998, donde casi se había grabado plano a plano el clásico de Hitchcock. ¿Qué aportaba? ¿Pudo algún cinéfilo contemplarla sin rememorar la anterior? ¿Las mínimas variaciones, como ocurre cada noche en los teatros, pueden provocar algún atisbo de fascinación? O sea, trabajamos con la idea de palimpsesto, nuestra experiencia cultural se agolpa de diferentes formas para concedernos una visión estética particular. Sigue leyendo