Queen Lear

Juan Carlos Rubio enmienda a William Shakespeare con otro de esos cambios de sexo de nuestra modernidad para no alcanzar una cumbre más sugerente

Queen Lear - Foto de Virginia RotaCuando Lluís Pasqual ciñó la corona a la Espert y Ricardo Iniesta hizo lo propio con Carmen Gallardo, en la versión de Atalaya, los espectadores se confiaban a un personaje, no se cuestionaban si era hombre o mujer, sino que evidenciaba una serie de fulgores como la ambición de poder, la exigencia de lealtad hasta el final y, si se quiere, amor. Sin embargo, esto de Juan Carlos Rubio me huele a impostura modernilla, a estar con lo que pita, a arrimarse al feminismo quejoso que nunca tiene suficiente en ningún ámbito. Es decir, si quieres jugar a la perspectiva femenina, danos algo que no esté en Shakespeare y que justifique el trastoque. Poco encontramos que mejore o enmiende el original, o que nos haga reflexionar en otras posibilidades de ahondar en los vicios más nefastos y autodestructivos. Sigue leyendo

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La casa de Bernarda Alba

José Carlos Plaza regresa al clásico lorquiano para mostrar una propuesta un tanto convencional en el Teatro Español

La casa de Bernarda Alba - Foto de marcosGpunto
Foto de marcosGpunto

Ya es imposible decir nada significativo sobre una propuesta de aspiración canónica como la que vuelve a mostrar José Carlos Plaza en el Teatro Español, después de que ya presentara su visión del clásico en este mismo espacio en 1984. En aquella ocasión, la oscuridad era preponderante en una casa ideada por Andrea D´Odorico, que daba cuenta del estatus elevado —dentro de ese ambiente rural— de la familia. Para el momento que nos incumbe, la escenografía y la iluminación resultan muy determinantes de las sensaciones que nos provocan. Paco Leal se apoya en un apunte del propio Lorca para lanzarse con esas ninfas desdibujadas que danzan al fondo sobre la pared. Sigue leyendo

Las dos en punto

Esther F. Carrodeguas firma el texto sobre las Marías de Santiago de Compostela para un montaje carente de significancia

Las dos en punto - Foto de Jesús Ugalde
Foto de Jesús Ugalde

Resulta conveniente replantearse desde qué punto de vista se ha enfocado esta leyenda; porque, una vez terminada la función, uno se queda pasmado con tal insignificancia. Debe ser que para comprender el asunto o para acercarse con algo de medida es necesario vivir en Santiago de Compostela, y sospecho que allí, como ocurre en muchas ciudades y pueblos con sus personajes extravagantes (salvando todas las distancias: los heavies de Gran Vía), quedarán los retazos de una leyenda deshilachada. En definitiva, uno se sienta en su butaca de la sala Fernando Arrabal del Matadero, la grande (al montaje le sobra espacio por todos los lados; porque, claramente, es una propuesta destinada a un espacio más recoleto o, todo lo contrario, la misma calle), y aparecen dos señoras peculiares a hablar de no se sabe qué y a los setenta minutos, uno se levanta y se pregunta, ¿y ahora qué hago yo con esto? Sigue leyendo

Las bárbaras

Lucía Carballal ha escrito un texto sobre esa generación de mujeres que rondan los sesenta en el autoexamen de su vida

Foto de marcosGpunto

Viene muy a cuento uno de los últimos artículos del novelista Alberto Olmos titulado «Pero, ¿qué tenéis todos contra las amas de casa?». Y no, ninguna de las protagonistas de esta obra lo es en puridad. Lucía Carballal ha puesto su mirada de dramaturga en tres mujeres que rondan los sesenta años. La autora ya se ha convertido en una fija de la escena teatral española. En los últimos años ha encadenado, entre otras, Los temporales, Una vida americana o La resistencia, y ha demostrado, ante todo, ser una gran constructora de diálogos. Las bárbaras se adentra en un mundo femenino muy particular y es el de aquellas que han podido vivir «plenamente» en libertad, que han podido escoger y tomar sus propias decisiones sin el tutelaje o la imposición de sus padres (ni de sus maridos). Sigue leyendo

Mi película italiana

La dramaturga Rocío Bello firma esta historia familiar que deambula entre el sarcasmo y el tenebrismo

Foto de Sergio Parra

De por qué se llama Mi película italiana nos enteramos bien pronto; a través de ese preludio tan prometedor con Camila Viyuela, que hace de nieta, en la dulce expresión de su relato descriptivo (que después se abandone este procedimiento es de agradecer), primeramente, idealizado; luego veraz. Rocío Bello, la dramaturga gallega, se ha montado en su cabeza una de Visconti o de Rossellini o de De Sica o de Pasolini (aunque también hubiera podido ser Berlanga o de Ferreri con Azcona mediante). Crear una atmósfera macilenta y satírica, lucense y onírica, costumbrista y esperpéntica era un reto que se logra a medias. Porque en la disposición de la trama en los primeros compases, uno atisba un tono y un ritmo; a continuación, este se diluye por vericuetos más prosaicos. El centro de atención sobre el que gira el montaje es Anna (por la Magnani), una Teresa Lozano tan aviesa como repelente; tan puntillosa en el control de sus hijas que resulta mutiladora de cualquier emancipación madura. Ni por asomo me la figuré como una mamma italiana; sino como a una señora gallega (aquí no hay acentos porque estamos en clave fabulística) que más me la creo como una Carmen Sotillo algo harta de cuidar a su marido y con ganas de tener libertad ―si es que esta no es un abismo una vez llegue el momento―. Sigue leyendo

Alguien voló sobre el nido del cuco

Pablo Chiapella protagoniza esta revisión de la afamada película desde una perspectiva excesivamente humorística

Mucho lastre es la versión cinematográfica de Milos Forman para esta visión teatral tan poco acibarada y tan insolente en su desfachatez humorística. Porque lo sustancial consiste en determinar, como así pretendía denunciar Foucault en su famosa historia, qué es la locura y quién determina quién está loco. Para ello es fundamental encontrar un tono preciso en el protagonista, McMurphy; no tanto para hacernos dudar de su cordura ―enseguida comprobamos que lo suyo va por otro lado―, como para adentrarnos en el marasmo de complicidades legales, morales y opresivas que llevan a un tipo así a un centro psiquiátrico. En el desenlace está la solución. En definitiva, Jack Nicholson nos demostró que era un tipo avieso, un dechado de vicios, un juerguista, un apestado social y, sobre todo, un camorrista dispuesto a montarla hasta el fin de sus días. ¿Por qué no calificarlo como chiflado ―ampliando un poco el término― para así aplicarle la medicina adecuada para tal dictamen médico? Jaroslaw Bielski ha permitido que a su montaje entre un intruso, un personaje que no corresponde con la novela de Ken Kesey; ha dejado que Amador, un gamberro salido y medio lelo que vive en la urbanización Mirador de Montepinar, se cuele para hacer de las suyas. Sigue leyendo

La familia No

Gon Ramos realiza un ejercicio imposible de realidad-ficción sobre la infancia de cuatro hermanos

Creo sinceramente que uno de los dramaturgos a los que se debe seguir indefectiblemente en el panorama dramático español es Gon Ramos. A pesar de que en esta ocasión haya ofrecido un texto al que, desde mi punto de vista, le falta aún un repaso, le queda pulir el desborde verborreico, ya de por sí habitual del autor. Pero, como vamos a ver, siempre depara una visión radical de la realidad y un subjetivismo que parte filosóficamente de la tradición francesa de pensadores posmodernos como Derrida o Baudrillard, entre otros. El interés por los márgenes, con lo inasible, con la especulación y con el territorio ignoto de la memoria que se desea reconstruir. Estos aspectos fueron conjugados a la perfección en su obra más ideal: Un cuerpo en algún lugar. En la nueva obra que se presenta en la Sala Cuarta Pared, lo que se puede valorar como más interesante es el concepto que plantea la deconstrucción de una familia a través de una perspectiva inédita que sería la remembranza quebrada de la infancia de cuatro hermanos. Sigue leyendo

La Pilarcita

Un divertido drama rural escrito por María Marull con el turismo milagrero y folclórico de fondo

Muy mal se tiene que dar una función si su actriz principal te conquista a las primeras de cambio con su expresividad y su desparpajo. Anna Castillo, que interpreta a Lucía, una joven ingenua, fascinada por los supuestos ritmos y alicientes de la gran ciudad, quejosa de la monótona vida de su pequeño pueblo, posee una vivacidad inconmensurable y aprovecha excelentemente ese discurso naturalista y fresco que ha escrito María Marull. Porque el lenguaje del texto es otro de los elementos que más destacan. Construido con esa sabiduría que permite captar los detalles de la atmósfera, como una indagación cotilla del acontecimiento milagrero y folclórico, apuntalado con cierta ironía socarrona y hasta maliciosa. Otro asunto bien distinto es que la historia que se nos cuenta va perdiendo interés a medida que transcurre la función; principalmente porque se va alejando de la pura representación, del diálogo que va entresacando los diversos conflictos y se acoge a una narración trovadoresca que viene a resultar repetitiva y carente de teatralidad. Sigue leyendo

DioS K

Adaptación de la novela Karnaval de Juan Francisco Ferré sobre el enjuiciamiento al ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn

Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

Ni lo que vemos en la Cineteca del Matadero es una obra basada en la novela Karnaval de Juan Francisco Ferré, ni esta es una recreación ficcionada de la vida de ese malhadado que dirigió el FMI, llamado Dominique Strauss-Khan, aka DSK. ¿Qué es entonces lo que nos encontramos en escena? Ya lo señala el propio novelista en los últimos capítulos: el mito de Dionisos. Por lo tanto este DioS K, es el nacido dos veces; recordemos que fue descuartizado por los titanes en siete pedazos, que lo podemos relacionar con las bacanales y con todos los ritos de iniciación órficos en la órbita de los misterios eleusinos. Tan relacionado con el origen del teatro y la purificación catártica. Aquí, la pasión según Antonio Rojano de aquel que volverá a nacer. Sigue leyendo