Fuente Ovejuna

La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico dinamiza esta atrayente propuesta sobre el clásico de Lope

Es, sin duda, una de las obras de teatro español más conocida; se sigue comentando en los institutos e, incluso, leyendo. Aunque también es cierto que los acontecimientos históricos y dramáticos han derivado en una lectura un tanto errónea en el acervo popular; puesto que se habla de ella como la comedia que defiende que la unión hace la fuerza. Hoy en día no parece aceptable a nuestros ojos la actitud de los lugareños de aquel pueblo cordobés frente al comendador, Fernán Gómez. El tiranicidio como justicia y refrendada por los reyes. Fuente Ovejuna siempre ha sido, en cierta medida, una obra desigual. Primero porque la historia de amor entre Laurencia, aquí con una Paula Iwasaki poderosa y, a la vez, zalamera, y Frondoso, que Pablo Béjar, a pesar de que se le ve algo aniñado, es capaz de expresar heroísmo; y en la que interviene el propio comendador —interpretado por Jacobo Dicenta con buenas dosis de engreimiento y aplomo dramático—, no sirve ni de columna vertebral ni de núcleo tensional suficiente como para atraernos, por mucho que nos topemos con encuentros de flirteo entre los amantes o el rapto de la labradora encienda los ánimos. Por otra parte, la tendencia abusiva a remarcar el grupo disuelve en él a los posibles secundarios y a la concreción de subtramas que complejicen el drama. La cuestión aquí es que la versión de Alberto Conejero, quien ha reducido lo necesario el texto original, y la dirección de Javier Hernández-Simón, que ha sabido dotar a este montaje de un dinamismo sobresaliente, propician un espectáculo atractivo para todos los públicos y que sabe regodearse en lo esencial (faltaría acercar más las circunstancias que desencadenan el entuerto). A todo ello, evidentemente, contribuyen los jóvenes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a quienes hemos ido viendo —a la mayoría de ellos— en los diferentes proyectos. Aún recordamos con agrado La villana de Getafe de la temporada anterior y no hace más de unos meses que nos deleitaron con Pedro de Urdemalas. En general, en esta ocasión, me parece que el grupo funciona mejor corporalmente, en los movimientos en conjunto, muy bien coreografiados por Marta Gómez. Estéticamente es un placer observar el comienzo fulgurante cuando salen todos a ese ruedo algo rústico que Bengoa Vázquez ha pergeñado (aunque la parte superior queda un tanto pobre), perfectamente iluminada con cierta tenebrosidad por David Hortelano bajo la música de Álvaro Renedo, con ciertos acordes rock (uno de los pocos guiños de modernización) y ver cómo se cuelan entre las talanqueras. Aunque es inevitable precisar que algunos actores gritan demasiado y que es algo que deberían corregir; así lo podemos apreciar en los reyes —en quienes destaca el vestuario detallista de Beatriz Robledo—; ambos se han mantenido al acecho desde el principio, rodeando el escenario hasta que tienen que intervenir, y sus ansias por cumplir con el decoro y la solemnidad que requiere el momento les lleva a cometer ese exceso vocal. Sí merece la pena destacar la intervención de Carlos Serrano en el papel de Mengo, con esa interesante —y cínica— proclama sobre el amor propio. Esta Fuente Ovejuna —obra que no se puede desligar de los hechos históricos, de las luchas de los Reyes Católicos contra los defensores de Juana la Beltraneja—, que parte de un episodio documentado que Lope de Vega tergiversó (también con intenciones políticas) para crear una comedia que gustara a ese público que tan bien conocía, mantiene la pulsión y nos permite ver de qué forma se plasma el concepto de justicia de aquella época. Además de que podemos comprobar cómo se las gastaban algunos villanos. Nosotros, ahora, somos jueces de este enfrentamiento entre el poder nobiliario y el pueblo. Y aunque nuestros valores sean y deban ser muy distintos a los de entonces, bien podemos admirar este espectáculo tan multitudinario y enérgico que nos han presentado en el Teatro de la Comedia.

Fuente Ovejuna

Autor: Lope de Vega

Versión: Alberto Conejero

Dirección: Javier Hernández-Simón

Reparto: Jacobo Dicenta, Marçal Bayona, Mikel Aróstegui, Alejandro Pau, Paula Iwasaki, Ariana Martínez, Loreto Mauleón, Pablo Béjar, Almagro San Miguel, Carlos Serrano, Kev de la Rosa, Aleix Melé, David Soto Giganto, Raquel Varela, Miguel Ángel Amor, Daniel Alonso de Santos, Sara Sánchez, Marina Mulet, Nieves Soria, Silvana Navas, José Fernández, Carolina Herrera y Cristina Arias

Escenografía: Bengoa Vázquez

Vestuario: Beatriz Robledo

Espacio sonoro y música original: Álvaro Renedo

Iluminación: David Hortelano

Asesora de verso: Chelo García

Coreografías: Marta Gómez

Ayudante de dirección: Pepa Pedroche

Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico

Teatro de la Comedia (Madrid)

Hasta el 11 de junio de 2017

Calificación: ♦♦♦

Texto publicado originalmente en El Pulso.

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