La obra de Albert Camus llega al Teatro Fernán-Gómez con Javier Collado como protagonista excepcional
El emperador romano pretende lo imposible. Calígula, después de vagar durante tres días tras la muerte de su amante-hermana Drusila, se dispone a ejercer sin freno su propia voluntad en una especie de orgía libérrima. La obra de Albert Camus no redunda en las locuras que supuestamente ejecutó Calígula por pura recreación biográfica, sino como un estudio moral acerca del cuestionamiento de la existencia; de cómo a pesar de cargar con todo el poder de Roma, el mismo emperador es un ser limitado (de ahí que busque enmascararse en la diosa Venus). Es vesania o simple impotencia de alcanzar el límite humano y no poder superarlo. Calígula transgrede la moral (asesinatos arbitrarios, repentina subida de impuestos a la plebe, usurpación de propiedades y herencias, juegos macabros…) como única frontera que todo ser racional desde su privilegiado puesto se puede permitir desbaratar. No opta por la ética nietzscheana en la que permanezca desculpabilizada la voluntad y los instintos cobren la fuerza que nunca debieron perder. No. Calígula hace relucir el niño que siembre ha sido y que, dolorido ante la contemplación de la muerte de sus seres queridos, se revuelve contra el mundo queriendo construir unas nuevas reglas, unas nuevas fórmulas de conducta, azarosas, donde el caos genere espacios inviables por los que encontrar la solución de la existencia humana. El fracaso es inapelable. Afortunadamente Joaquín Vida ha podido llevar a las tablas la versión completa de la obra. Sus dos horas y pico permiten construir el desvarío de un personaje que Javier Collado agarra desde el primer momento con un tono y una mirada repleta de complejidad, conjugando la furia de sus gritos con el lloro y la sonrisa alucinatoria hasta el último segundo. En las primeras escenas resalta la presencia y, por supuesto, la voz de Antonio Gálvez haciendo de Lépido. Luego, según avanza la función, toma el relevo en importancia José Hervás con un Quereas verdaderamente firme. Todo el texto está apuntalado por las filosóficas sentencias de Helicón que Fernando Conde borda. También es interesante el contrapunto femenino de Alejandra Torray en el papel de Cesonia. Quizás, la pega en algunas alocuciones es que el sonido no llega con claridad a toda la platea. La escenografía, un tanto kitsch, se asemeja a un conciliábulo masónico, aunque casa perfectamente con la conjura que los patricios quieren llevar a cabo. Además, la música y la ambientación sonora terminan de configurar una obra teatral que se deja arrastrar, principalmente, por la fuerza de su protagonista.
Calígula
Autor: Albert Camus
Versión, ambientación y dirección: Joaquín Vida
Reparto: Javier Collado Goyanes, Alejandra Torray, José Hervás, Fernando Conde, Héctor Melgares, Antonio Gálvez, César Sánchez, Ángel García Suárez, Xabier Olza y Virginia Pascual
Teatro Fernán-Gómez (Madrid)
Hasta el 28 de septiembre de 2014
Calificación: ♦♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
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