Un espectáculo literario carente de creación dramática sobre los afamados literatos que poblaron las callejuelas madrileñas
¿Es posible homenajear a un barrio en el que han vivido los escritores más célebres de este país con cuatro actores vestidos de gala como si acudieran a un recital? Por supuesto; pero no tiene el menor sentido. El espectáculo que se presenta en la Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia forma parte de su programación. No es uno de esos montajes que patrocinan los ayuntamientos para celebrar algún aniversario y que así los políticos de turno se puedan hacer una foto con la gente de la Cultura. No, esto aspira a conmemorar la extraordinaria circunstancia de que tantos literatos durante siglos hayan convivido en un puñado de calles. La función se compone de una antología prototípica de textos expuestos a medio camino entre el recitado y el atisbo de interpretación. De hecho, lo primero que escucharán los espectadores es el famosísimo poema de Lope sobre cómo armar un soneto para, a continuación, ir encadenando a Cervantes, a Quevedo y a Góngora con sus versos más populares. Alejandro Navamuel se erige principalmente en narrador, aunque el tono que le han exigido más parece de guía turístico con firme entusiasmo. Los cuatro actores senior que van haciendo acto de presencia, vestidas ellas de largo y ellos de esmoquin, igual entonan estrofas de amor, que se lanzan pullas y vilipendios como se hacía antaño o se esputan fragantes rimas sobre la flatulencia y otras escatologías. Sigue leyendo