Se representa por primera vez la recientemente descubierta obra de Lope de Vega
Es un verdadero acontecimiento que se «haya descubierto» una nueva obra de Lope. La labor que ha realizado el investigador Alejandro García-Reidy sobre el manuscrito que se encontraba en la Biblioteca Nacional desde el siglo XIX ha resultado esencial. Este hecho contribuye a ampliar el conocimiento acerca de nuestro mejor dramaturgo y nos permite disfrutar, gracias a la edición que se ha elaborado de esta obra, de su lectura. Ahora, además, podemos asistir a su representación. El valor patrimonial de este suceso es incuestionable. Dentro del contexto actual del espectáculo y, en particular, dentro del contexto del teatro lopesco, no se puede considerar que Mujeres y criados sea una comedia, de las urbanas, redonda; ni lo suficientemente ingeniosa como para alzarla al grupo de las elegidas. Aunque está construida por un dramaturgo maduro y experto, el final se desbarata enseguida con una Conde Próspero que, después de haber pretendido con insistencia y malas artes a Luciana, cuando se resuelve el enredo que esta misma ha propiciado, parece que se lo toma todo como un juego; y cede gustosamente a los designios del amor. Entronca esta comedia con otras donde la treta se lleva hasta el paroxismo del equívoco, así ocurre con El acero de Madrid o Santiago el Verde. En Mujeres y criados, los papeles femeninos cobran un protagonismo cargado de inteligencia, frente a ellas, los pretendientes, ya sea de baja o alta condición, parecen inferiores o ingenuos, en el peor de los casos. Violante viene cargada de fuerza, una Lucía Quintana que nos vuelve a regalar sus capacidades irónicas y su grácil movimiento en escena al que nos tiene acostumbrados (algo toma de la Maribel que tanto tiempo ha interpretado). Si ella es el rojo, Ana Villa, como Luciana, es el verde, una bondadosa tejemanejes que lo lía todo con su atrevimiento. La obra corre al ritmo de las dos actrices. Su tira y afloja contiene a los varones que, perdidos por los celos, son capaces de batallar, de impostar la voz, de fingir heridas y hasta de lloriquear. Entre ellos destaca sobremanera y amanerado Jesús Teyssiere, un petimetre o un dandy o, sencillamente, un pelele enamorado que hace un Don Pedro gracioso e impactante. Magnífica la dicción de Jesús Fuente en su Florencio y la consistencia (bien con el florete) que despliega (lleva ya varios personajes triunfando últimamente: Calígula y La puta enamorada) Javier Collado que, junto a José Ramón Iglesias y su soltura, forman la pareja de criados-enamorados. Pablo Vázquez se lleva un Conde Próspero un tanto displicente. Muy pertinentes en sus intervenciones y en la construcción de sus personajes tanto Alejandra Mayo como José Ramón Iglesias; a los que hay que añadir como lacayo a Jorge Gurpegui. Muy firme Mario Vedoya promocionando a su hijo Don Pedro. Finalmente, Emilio Buale, sin apenas texto, se ha llevado todo el protagonismo fotográfico en la simbólica composición creada por Javier Naval. Uno de los elementos que ha favorecido el dinamismo y la cohesión de los actos enormemente ha sido la escenografía. El artefacto, en apariencia sencillo, de puertas giratorias y espacios que surgen con tan solo correr una cortina, ha funcionado de forma inmejorable. En verdad, esa estructura diseñada por Carmen Abarca marca un ritmo que acompaña acentualmente al verso. A su vez, el vestuario elaborado por Susana Moreno, con esos colores tan expresivos en las protagonistas y esos detalles sugerentes en la mayoría de los hombres y barroquizantes en las indumentarias de Jesús Teyssiere, aportan esplendor. La música corre a cargo de Xavier Díaz-Latorre, que abusa un tanto de la electrónica para la atmósfera que se manifiesta. Asistimos a una función de arqueología teatral que Rodrigo Arribas y Laurence Boswell han sabido potenciar, engarzando cada uno de los aspectos de una obra argumentalmente endeble, pero de la que se puede disfrutar. Es Lope de Vega, es inédito y es nuestro diálogo con el tiempo.
Autor: Lope de Vega
Adaptación: Alejandro García Reidy, Rodrigo Arribas y Jesús Fuente
Dirección: Rodrigo Arribas y Laurence Boswell
Reparto: Pablo Vásquez, Javier Collado, Emilio Buale, Julio Hidalgo, Jorge Gurpegui, Lucía Quintana, Jesús Fuente, José Ramón Iglesias, Alejandra Mayo, Ana Villa, Mario Vedoya, Jesús Teyssiere
Asesor de verso: Jesús Fuente
Diseño de escenografía: Carmen Abarca
Diseño de vestuario: Susana Moreno
Diseñador de iluminación: Alberto Yagüe
Composición musical: Xavier Díaz-Latorre
Coreografía: Patricia Ruz
Maestro de armas: Javier Mejía
Fotos: Javier Naval
Teatro Español (Madrid)
Hasta el 24 de mayo de 2015
Calificación: ♦♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
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