La colección

Juan Mayorga ha vuelto a escribir otra de esas obras complejas que exigen del espectador un esfuerzo intelectual superior

La colección - FotoDentro de las distintas tendencias que podemos encontrar en el teatro de Juan Mayorga, La colección se aunaría con aquellas más metafísicas ─alegóricas, podría puntualizar─. Es decir, si nos fijamos en el último decenio, pues pensaríamos en El Golem o en El cartógrafo. Ahora, nuevamente, dada la dificultad a la que nos expone el dramaturgo, debemos repasar qué filosofía se exprime en este espectáculo. Convendremos que, ante todo, está su venerado Walter Benjamin, y si quisiéramos afinar más, el ensayo La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica. Por supuesto que también está Platón a través de la influencia que ejerció sobre el pensador alemán muerto en Portbou en 1940. Todo esto, principalmente, es lo que debemos conservar en nuestra cabeza para enfrentarnos al reto de desentrañar un asunto más críptico de lo que parece. Sigue leyendo

Los columpios

Los Nuevos Dramáticos, un grupo de niños y de niñas, se unen a José Troncoso para reflexionar lúdicamente sobre el futuro que les espera

Los columpios - Foto de Bárbara Sánchez Palomero
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Partamos de lo importante que es dejar que los niños participen creativamente en una obra de teatro; y que lo hagan de una manera profesional, donde se les pueda tener en cuenta. La chavalería que salta a escena, que tiene entre ocho y diez años (más o menos), si nadie se la ha arrebatado —siempre ha ocurrido y hoy sigue pasando, aunque de otras formas—, mantendrán su entera espontaneidad. Cómo se manejan estos muchachos ante preguntas trascendentales puede llegar a ser fascinante y creo que, ante todo, este montaje, tan bien traído por el Centro Dramático Nacional nos somete a una contemplación que seguramente ya no poseamos los adultos. Esa visión está bien enmarcada, es floreciente, ocurre precisamente en esa edad, en ese atisbo de la preadolescencia; cuando se va discurriendo con un sentido diferente, cuando el desarrollo de la personalidad va definiendo gustos y preferencias, y la proyección hacia el futuro está repleta de las lógicas apariencias, de lo que les llega del mundo, de los medios de comunicación, de sus familiares, de creerse que la totalidad es como se les presenta la vida en la cercanía. Sigue leyendo

La casa de Bernarda Alba

José Carlos Plaza regresa al clásico lorquiano para mostrar una propuesta un tanto convencional en el Teatro Español

La casa de Bernarda Alba - Foto de marcosGpunto
Foto de marcosGpunto

Ya es imposible decir nada significativo sobre una propuesta de aspiración canónica como la que vuelve a mostrar José Carlos Plaza en el Teatro Español, después de que ya presentara su visión del clásico en este mismo espacio en 1984. En aquella ocasión, la oscuridad era preponderante en una casa ideada por Andrea D´Odorico, que daba cuenta del estatus elevado —dentro de ese ambiente rural— de la familia. Para el momento que nos incumbe, la escenografía y la iluminación resultan muy determinantes de las sensaciones que nos provocan. Paco Leal se apoya en un apunte del propio Lorca para lanzarse con esas ninfas desdibujadas que danzan al fondo sobre la pared. Sigue leyendo

Paloma negra

Alberto Conejero toma La gaviota de Chéjov para recordar a los descendientes de los exiliados españoles en Méjico

Foto de Susana Martín

No se puede afirmar que sea algo premeditadamente oculto; porque es evidente y, además, el autor lo ha expresado con claridad; pero, ¿cómo es posible que toda la trama, toda la vertebración y la conceptualización del texto ―al menos en la base― se fundamente en La gaviota de Chéjov, y Paloma negra no sea considerada una adaptación de aquella? Entendamos que el espectador que observe el título y el subtítulo (Tragicomedia del desierto) y a su «exclusivo» dramaturgo, eche de menos al ruso. En fin, el eterno debate sobre la versión, la adaptación, el homenaje, la inspiración, la apropiación o, directamente, la nada. En definitiva, si no atendemos a más explicaciones, lo que contemplamos en escena es una adaptación de La gaviota ―otra más, como hace unos meses con la de Rigola― resituada en el Méjico de los años 70, entreverada de gestos y de conversaciones, de nombres y de alusiones, que remiten a la emigración forzosa de españoles que se produjo antes, durante y después de nuestra guerra. Y, sí, el humor. Alberto Conejero, al menos en el primer tercio del montaje, ha sabido dotar a sus diálogos de un brío humorístico elegante, ingenioso y desencantadamente irónico. Por otra parte, parece ser que las remisiones culturales a la literatura, a la historia y a la generación «Nepantla» o «fronteriza» que se fue creando, entre aquellos individuos que tuvieron que desarrollar su tarea allá, sin ser estrictamente de allí. Individuos en tierra de nadie. Los hijos de los exiliados que debieron realizar el esfuerzo por hallar una tradición, un empuje y un apoyo. Todo este embrollo se sugiere, más que se exprime dentro del argumento. Sigue leyendo

Mrs. Dalloway

Una versión que moderniza la novela de Virginia Woolf dejándola vacía de atribuciones contextuales y trascendentes

Foto de Sergio Parra

Ante todo, si la novela de Virginia Woolf —la primera en la que verdaderamente desarrolló sus dotes literarias—, ha trascendido es porque los procedimientos que empleó en su escritura —altamente influida por Joyce y Eliot—, sirvieron para engrandecer el modernismo inglés. Puesto que realmente el argumento es poca cosa. Otro asunto es la interpretación que se realice del vaivén de la señora Dalloway durante esas veinticuatro horas de un día. Sigue leyendo

La geometría del trigo

Alberto Conejero dirige su propio texto sobre las consecuencias de un amor «inconveniente» dentro del ámbito rural

En los últimos años al menos dos obras han tocado el tema de la homosexualidad en el ámbito rural, por un lado, Tom en la granja, y, con mucha más sintonía, Juguetes rotos. Pero Alberto Conejero lo ha hecho con extremada sutileza, tanta, que, en ocasiones, se ha pasado de frenada en las elipsis. Porque lo que debiera ser la trama principal, la vivencia de dos hombres unidos por el amor y por el destino azaroso, queda en segundo plano; para que nos la imaginemos a través de los entrelazamientos de otros personajes, otros familiares, otros allegados, en otro tiempo y de otra manera. Nos situamos en tierras de Jaén ―el propio dramaturgo es de Vilches y de allí se trae esta historia escuchada a su madre―, el calor abrasa y a la casa de Beatriz y de Antonio, un minero, llega, tras quince años de ausencia, Samuel. José Troncoso se imbuye en este individuo venido de París ―parece que la lengua francesa no ha hecho mella en su acento andaluz oriental― a su lugar de origen para emprender un negocio con la reconstrucción del viejo molino. Vuelve también para reencontrarse con ese amigo especial, con el que sostuvo una tímida relación imposible, un atisbo de algo inconcreto. Juan Vinuesa encarna a este dubitativo currante; se desenvuelve con esa peculiaridad del tipo que no quiere desembarazarse de la máscara. Sigue leyendo

Hécuba

La obra de Eurípides se sube a las tablas del Teatro Español bajo la dirección de José Carlos Plaza

hecuba (6)Cuando después de un desastre de dimensiones mitológicas, aún te quedan fuerzas y coraje para compensar con más muertes la muerte sufrida, la muerte recibida de tus propios hijos, los héroes que todo el mundo recordará por sus hazañas en la batalla, los hombres se postran a los pies de una heroína del pundonor. Anciana, achacosa y enjuta, Concha Velasco luce melena fosca trenzada de espanto. Sigue leyendo