Yúnior García aprovecha esta dramedia para confiarnos su pesar en un discurso político, donde revela su marcha de Cuba como disidente
Desde que la estrenara en 2016, esta obra, titulada Jacuzzi, del dramaturgo Yúnior García Aguilera, ha circulado por distintos países. Ahora se representa en la sala Lola Membrives del Teatro Lara. Una pieza que apenas alcanza la hora de duración y que deja la sensación de que las ideas más profundas y sensatas quedan fuera del drama en sí. Porque la trama discurre a través de un encuentro entre tres amigos que no llega a desbordar plenamente una vez se disponen los antagonismos políticos. Anunciemos ya que el autor opta por la peor de las decisiones posibles para concretarnos sus ideas particulares más allá de la obra que estamos viendo. Cuando está casi a punto de acabar la función, rompe la cuarta pared y se dirige directamente al público para soltarle una diatriba que podemos perfectamente comprender, y que nos apela con emoción; pero que resulta inaceptable para una obra teatral que pretende trazarse desde la ficción. En ese breve discurso, tan válido políticamente, descubrimos —si no lo conocíamos antes— a un disidente, como siguen saliendo tantos de Cuba, que ha debido abandonar su país; puesto que ha cruzado una de esas líneas que convierten tu vida en una existencia agónica. Sigue leyendo