Tan solo el fin del mundo

Israel Elejalde dirige la obra del francés Jean-Luc Lagarce, una pieza autobiográfica sobre la muerte de su joven protagonista

Tan solo el fin del mundo - Vanessa Rabade
Foto de Vanessa Rábade

No tuvo buenas críticas la versión cinematográfica de esta obra del francés Jean-Luc Lagarce que realizó Xavier Dolan. En muchas ocasiones, en las obras teatrales, las elipsis se nos antojan absolutamente necesarias; porque muchos escritores tienden a remarcar y a explicar lo que sencillamente se debe mostrar. Esta es la clave. Pero también se dan situaciones, y creo que esta es una de ellas, en las que el exceso de elipsis genera un cortocircuito con el espectador. Cuando el conflicto familiar se sitúa en el centro, uno espera la explosión de sinceridad que provoque la catarsis en el público. Quien más y quien menos arrastra rencillas de cierta enjundia. Sin embargo, en Tan solo el fin del mundo no está la furia de aquel Agosto de Tracy Letts, tampoco, como pasa en el Teatro Español, hay una octogenaria Espert fustigando a hijas y nietas. Sigue leyendo

Animales de compañía

Fele Martínez se pone al frente de esta comedia típica de costumbres en el Teatro Bellas Artes

Escena de "Animales de compañía" © Enrique Cidoncha
Foto de Enrique Cidoncha

Quizás se busque con este nuevo montaje ir a tiro hecho; pero si uno mira la cartelera actual y repasa la de temporadas anteriores, encontrará que esto de las cenas con amigos o con parejas es un género que se emplea hasta la saciedad, y que no deja de ser costumbrismo refrito para echarse unas risas. Si todavía halláramos un planteamiento temático de diversa enjundia, como ahora ocurre, en Laponia, de Cristina Clemente y Marc Angelet y que continúa en el Maravillas; pues todavía se saca algo en claro. Nada nuevo bajo el sol con esto de Estel Solé, que presentó su propuesta allá por 2013, y que tuvo acomodo en pisos particulares con bastante éxito. Sigue leyendo

Poncia

La criada de Bernarda Alba, interpretada por Lolita Flores, nos da cuenta de lo acontecido en esa casa después de la muerte de Adela. El director y dramaturgo Luis Luque nos ofrece un montaje excesivamente embellecido

Poncia - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

¿Cuál es la razón que ha podido encontrar el autor para indagar en este personaje secundario? No hace mucho tuvimos en escena Bernarda y Poncia, interpretadas magníficamente por Pilar Ávila y Pilar Civera, con elucubraciones de muy distinto cariz, en una ambientación contraria a lo que observamos aquí. Pues Luis Luque pareciera que no ha querido darle vuelo a su protagonista, que no se ha permitido fabular suficientemente para otorgarle alguna esperanza tras la hecatombe. Tampoco en el recuerdo hallamos mucha sustancia, apenas si su madre fue prostituta o si aprendió a leer y a escribir, o si en alguna ocasión había zurrado al simplón de su marido Evaristo el Colorín (risas en la platea. Sin comentarios). Sigue leyendo

Escena – Fin de temporada 2022-23

Coronada y el toro, de Francisco Nieva sobresale junto a La voluntad de creer, dirigida por Pablo Messiez. Hemos asistido a una temporada sin la carga pandémica; pero se ha insistido en el lenguaje complaciente de nuestros tiempos

Coronada y el toro - Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

La estela pandémica aún puede percibirse en las programaciones; aunque las funciones se han podido realizar con bastante normalidad. Lo que sí parece asentado en nuestros escenarios es la pertinacia de lo políticamente correcto, del bienquedismo con el respetable, del peloteo a los que dan de comer, y de un conservadurismo, en definitiva, que se ve a diestro y siniestro. Sigue leyendo

Uz: el pueblo

Natalia Menéndez dirige esta comedia negra del dramaturgo Gabriel Calderón, donde se pretende realizar una sátira acerca de las creencias de una familia cristiana. El resultado nos hace pensar en un tipo de teatro comercial bastante inane

Uz - El pueblo - Javier Naval
Foto de Javier Naval

La lógica parecía decirnos que, si Historia de un jabalí había sido extraordinaria y Ana contra la muerte, nos hizo pasar buenos momentos, este Uz: el pueblo —presentada en 2004—, del dramaturgo uruguayo (y multipremiado) Gabriel Calderón (1982), debería ser un bombazo. Pues yo pienso que si le quitamos el embalaje ese que las élites culturales parece que no quieren contemplar; pues hallaremos una astracanada digna de los teatros comerciales más rancios.

Esto no tiene ni la sutileza, ni la inteligencia de los Monty Python, que serán nuestro principal referente (tampoco de Los Simpson). Más bien se parece a La que se avecina; aunque sin esa capacidad para incidir en nuestra moralina presente. Esto es una bola de nieva lanzada de una montaña bien empinada, una vez la clamorosa voz en off de Dios le ordena a Grace que mate a uno de sus dos hijos, como si fuera Abraham. El desbarre alcanza los noventa minutos y se recurre a ese humor que, sí, nos puede hacer reír y hasta carcajearnos; pero para caer después en el olvido. No obstante, nosotros íbamos al Matadero a ver teatro trascendente y profundo, ¿no? Sin pasarnos, claro, que para eso nos cargamos a Mateo Feijóo, que pretendía hacer de esto Berlín. Sigue leyendo

Las guerras de nuestros antepasados

El premiado Carmelo Gómez protagoniza esta adaptación de Eduardo Galán de la novela dialogada de Miguel Delibes

Las guerras de nuestros antepasados - FotoCreo que este montaje hay que observarlo desde una perspectiva más simbólica que naturalista, que el mérito de Eduardo Galán está en darle más hondura a una novela que puede parecernos demasiado anticuada, algo ingenua y hasta risible, como así ha provocado la gente de campo de antaño por su aparente simpleza al hablar (ese tópico que ha durado tanto en nuestro país y que tiene al garrulo como epítome). Algo de esta comicidad tenía la propuesta que protagonizó Manuel Galiana allá por el 2002, que reponía la que había liderado José Sacristán con anterioridad. Sigue leyendo

El proceso

Ernesto Caballero ha sabido sintetizar la novela de Kafka con gran habilidad, para configurar un montaje que destaca por su escenografía

El proceso - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

Afirmaba el novelista y Premio Cervantes (y Premio Franz Kafka) Eduardo Mendoza en una conferencia hace ya más de un decenio que Kafka: «es un ser entrañable… pero es muy mal escritor… porque no tenía sentido de la narración… empezaba a Josef K. lo condenaron y no sabía por qué, ¡hombre, así no se empieza un libro; así se acaba!». Quizás tenga razón, y por eso cuando vemos una adaptación de El proceso, como aquí ha llevado a cabo con no poca brillantez Ernesto Caballero, lo importante acaba siendo la atmósfera creada. El acontecimiento podría durar dos, tres o cuatro horas; aunque también veinte minutos. Poco importan los vericuetos del transcurso hasta el final inevitable de la muerte de nuestro protagonista (tal y como se nos enseña al principio). Podría ser un sueño o una metáfora de nuestra sociedad que, más que nunca hoy, tiene a millones de ciudadanos enredados en una burocracia, ahora digital, que les lleva directamente a callejones sin salida que pueden provocar su expulsión del país, su desahucio, la llegada de una multa inasumible, su negación del pasaporte o del visado o de la nacionalidad o, incluso, su encarcelamiento. La sospecha de que todo está hecho adrede nos consterna; pero la pérdida de confianza en el sistema nos atemoriza aún más. Y creo que esta es la clave del meollo; al fin y al cabo, nuestro penoso condenado trabaja en la banca y ya sabemos que la credibilidad es fundamental. Sigue leyendo

Barbados en 2022

Pablo Remón ha decidido reescribir su obra de 2017 para intentar revitalizar un texto que discurre en mero descubrimiento de las palabras

Barbados en 2022 - Vanessa Rabade
Foto de Vanessa Rabade

Como nos viene a demostrar Pablo Remón, aquella propuesta que presentó en el 2017 en el ambigú del Teatro Pavón Kamikaze, titulada Barbados, etcétera, favorece, no solo una revisión, sino una plena reconstrucción; pues supone un artefacto que se fagocita mientras crece ad infinitum en un éter de vacuidad. En el fondo, aunque no sea estrictamente la misma obra, no hay gran diferencia, pues el mecanismo sigue funcionando igual; siquiera se da una estilización que nos aleja de la genuina pulsión metateatral que poseía aquella. Aquí, en el Condeduque todo parece más alejado; pero también más masificado, pues la escenografía de Monica Boromello nos remite al caos desde el que propenden esos humanoides que se presentan delante de nosotros: la caja escénica es ocupada por la ruina, con los focos por el suelo, arenilla, humo, escombro; excepto, por una elipse para la acción coronada por una gran luminaria que los sitúa en una especie de planetario que nos induce a pensar en una galaxia desconocida. Sigue leyendo

400 días sin luz

Vanessa Espín ha escrito un drama que refleja, a través de distintas vivencias, cómo transcurre la existencia sin luz durante dos años en el asentamiento de la Cañada Real Galiana

400 días sin luz - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

Antes de meterme en harina, me pregunto: ¿saldrá el espectador con una idea más o menos clara de cómo se vive en la Cañada Real? Respondo que en el Teatro Valle-Inclán no se vivencia la atmósfera degradada de aquel lugar único en Europa. El texto de Vanessa Espín es una fantasía, una fábula, hecha de realismo mágico, que sortea en exceso no solo las distintas problemáticas que cualquiera se puede encontrar en un barrio con los servicios básicos limitados; sino que se obvian otros conflictos de más calado, como la droga, o la masificación de algunas zonas. En 400 días sin luz no hay absentismo ni fracaso escolares. Sí, por el contrario, tenemos a unas honrosas mujeres luchando por sus derechos, a una muchacha que saca sobresalientes y quiere ser médica, a una joven rumana que cuida de su abuelo postizo y otros seres que sacan lo mejor del ser humano. No seré yo quien dude de estos personajes; porque, de hecho, algunos son enteramente reales, pero no vaya a ser que los espectadores se marchen a casa pensando que la disyuntiva es únicamente eléctrica. Sigue leyendo