La gaviota

Chela De Ferrari ha creado una versión impetuosa del clásico chejoviano con la participación de actores invidentes

La gaviota - Foto Bárbara Sánchez Palomero
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Junto con el Tío Vania, La gaviota se ha asentado como el clásico de la época contemporánea hiperexplotado en los últimos tiempos (y lo que queda de temporada). Eso sí, hemos asistidos a planteamientos verdaderamente peculiares. Simplemente recordemos tres: el de Oskaras Korsunovas, el de Rigola y el de Cyril Teste. Ahora, Chela De Ferrari propone un atrevido juego de espejos donde la invidencia y la visión se conjugan para destinarnos a un esfuerzo generoso de imaginación. Sigue leyendo

Vania x Vania

Pablo Remón somete a los muy teatristas a una experiencia sublime con el clásico de Chéjov multiplicado

Vania x Vania - Foto de Vanesa Rabade
Foto de Vanesa Rabade

¿Qué hacemos con esto? ¿Doblete o no doblete? ¿Se imbrican o las imbricamos? ¿Teatro para muy teatreros? En Madrid (y en otras grandes capitales) algunos teatristas asistimos en un día a ver dos espectáculos seguidos. Entre ellos, queramos o no, dialogan; porque uno vive siempre la experiencia estética con ansias. Sales de un Lorca y te vas otro. Lo mismo con Shakespeare. Con Chéjov. Están exprimidos. Sigue leyendo

Reyes del mundo

La novela de Sebastià Alzamora sobre Juan March y Juan Mascaró se recrea en el Teatro de La Abadía con la dirección de José Martret

Reyes del mundo - FotoEntre unos hechos y otros, el periodo de entre guerras (las mundiales) en España se ha repasado en varias obras teatrales en los últimos tiempos. Así ha ocurrido con Rif (de piojos y gas mostaza) y Alfonso el Africano. En ellas, directa o indirectamente, la figura ─tan desconocida y poco visitada─ de Juan March tiene su importancia. Claro que, con una Fundación tan filántropa, que es la crème de la crème de la intelectualidad en nuestro país, la exquisitez máxima, los ignaros españoles apenas sospechan quién fue ese Joan, ese Juan (que no patrocina esta función). Sigue leyendo

La madre de Frankenstein

La adaptación de la novela de Almudena Grandes retrata España con gran subjetividad desde el interior de un siquiátrico. Blanca Portillo vuelve a brillar interpretando a la célebre asesina Aurora Rodríguez Carballeira

La madre de Frankenstein - Foto de Geraldine Leloutre
Foto de Geraldine Leloutre

Sigue funcionando excelentemente el tándem Ricart-Portaceli con las adaptaciones de novelas (véase La casa de los espíritus). En este caso, han superado con creces la obra de Almudena Grandes, pues sobre las tablas quedan difuminadas las cargantes explicaciones y reiteraciones, más propias de bestsellers, que emplea la autora. Tampoco se favorece en demasía que el espectador caiga en esa absurdez de aprender historia con la literatura.

Se cuenta cómo el hijo de un importante psiquiatra ajusticiado al finalizar la guerra regresa a España después de formarse en Suiza, y especializarse en un nuevo medicamento que devuelve parte del sentido a los enfermos mentales. Es el enfrentamiento, como ocurría en las «novelas de tesis» de Galdós, entre la visión humanística (Carlos Castilla del Pino fue aquí la inspiración) del hombre moderno y esa amalgama rancia del conservadurismo encerrado en sus oscuras creencias. Sigue leyendo

Cielos

Sergio Peris-Mencheta vuelve a entregarnos un espectáculo de atractiva factura para desentraña este thriller de Wadji Mouawad

Cielos - Foto de marcosGpunto
Foto de marcosGpunto

Sigue poseyendo esa aura Wadji Mouawad de dramaturgo capaz de reactualizar las tragedias griegas clásicas; principalmente por su célebre Incendios, que se representó en esta misma sala del Teatro de La Abadía; donde ahora se instala una escenografía que se excede en altura. Desde luego, la labor de Alessio Meloni vuelve a ser fundamental (junto a la iluminación de David Picazo), pues esos tres pisos que ha organizado, con la azotea y esas esculturas angelicales, las distintas celdas abajo, además, del búnker central donde se dirimen todas las pistas, es de lo más impresionante del montaje y facilita escapar de un estatismo que se recarga con algunos parlamentos tan épicos, como desbordantes. Sigue leyendo

400 días sin luz

Vanessa Espín ha escrito un drama que refleja, a través de distintas vivencias, cómo transcurre la existencia sin luz durante dos años en el asentamiento de la Cañada Real Galiana

400 días sin luz - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

Antes de meterme en harina, me pregunto: ¿saldrá el espectador con una idea más o menos clara de cómo se vive en la Cañada Real? Respondo que en el Teatro Valle-Inclán no se vivencia la atmósfera degradada de aquel lugar único en Europa. El texto de Vanessa Espín es una fantasía, una fábula, hecha de realismo mágico, que sortea en exceso no solo las distintas problemáticas que cualquiera se puede encontrar en un barrio con los servicios básicos limitados; sino que se obvian otros conflictos de más calado, como la droga, o la masificación de algunas zonas. En 400 días sin luz no hay absentismo ni fracaso escolares. Sí, por el contrario, tenemos a unas honrosas mujeres luchando por sus derechos, a una muchacha que saca sobresalientes y quiere ser médica, a una joven rumana que cuida de su abuelo postizo y otros seres que sacan lo mejor del ser humano. No seré yo quien dude de estos personajes; porque, de hecho, algunos son enteramente reales, pero no vaya a ser que los espectadores se marchen a casa pensando que la disyuntiva es únicamente eléctrica. Sigue leyendo

El beso de la mujer araña

Carlota Ferrer dirige esta adaptación de la novela firmada por el argentino Manuel Puig, donde Eusebio Poncela convence con una interpretación sugerente

El beso de la mujer araña - FotoCuando hace unos meses falleció William Hurt, se recordó ampliamente su fantástica labor actoral en la versión cinematográfica de El beso de la mujer araña (1985), con la que consiguió, entre otros prestigiosos premios, el óscar. Aquella cinta y su novela se habían quedado ancladas en un pasado que reverbera mal en nuestro presente; porque poseía reminiscencias culturalistas que hoy resultan algo exquisitas. Es algo que se comprueba en la versión que dirige Carlota Ferrer en el Teatro Bellas Artes, pues si uno de los protagonistas se pone a contar la película de 1942, La mujer pantera, de Jacques Tourneur, entonces el espectador se puede quedar pronto descolocado; si rápidamente no encaja el argumento del film. Con el libro es más sencillo aclararse; no obstante, parece más que conveniente imbricar el simbolismo de esa fémina felinesca que encarnó en el celuloide Simone Simon, y que nos ponía en la pista de cierta paradoja entre amar, perder la virginidad y metamorfosearse en un ser destructor. Sigue leyendo

Atra bilis

Alberto Velasco pone en marcha esta comedia tenebrosa de Laila Ripoll para configurar un cuadro grotesco que roza la astracanada

Atra bilis - FotoEsta obra de Laila Ripoll data del año 2000 y ella misma, con su compañía Micomicón, la puso en marcha empleando a cuatro actores travestidos en la Sala Cuarta Pared. Luego, creo, tuvo una producción gallega allá por el 2009, y ahora Alberto Velasco ha decidido montarla de nuevo, porque debe considerar que es el momento de la disuasión. Puesto que Atra bilis, ya saben, la melancolía, el humor negro, tal y como lo denominaban en la antigüedad (también así se llama la compañía de Angélica Liddell) podría enmarcarse en la astracanada, más que en el esperpento. Sería tomar la literatura gótica y su ambientación como un cajón de sastre donde se juguetea con autores y con obras que fácilmente podremos intuir. Sigue leyendo

La infamia

El secuestro de la periodista mexicana Lydia Cacho salta a escena en un espectáculo inmersivo de teatro documento

La Infamia - Foto de José Alberto PuertasHace poco menos de un mes nuestro gobierno le concedía por carta de naturaleza la nacionalidad española a Lydia Cacho. Su vida corría y corre peligro, como le ocurre a los auténticos héroes contemporáneos, esos, como muchos periodistas mexicanos, que se juegan literalmente el alma en pos de unas verdades que aspiran a mejorar sustancialmente el mundo. La biografía de esta gran mujer merece, desde luego, recrearse dramatúrgicamente, y nosotros tenemos la obligación moral de atender su denuncia, pues todo indica que, de algunos países como el suyo, solo brotan las puntas del iceberg. Sigue leyendo