Los creadores escénicos Nao Albet y Marcel Borràs muestran un espectáculo fastuoso de tres horas en el Teatro Valle-Inclán; donde pretenden, sin éxito, desarrollar la idea de copia en el arte dramático gracias a un falsificador.

Esta vez no. Nao Albet y Marcel Borràs, pareja de creadores que había puesto el listón altísimo con Mammón y Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach, no han cumplido con su propia propuesta, es decir, plagiar hasta el súmmum alguna obra teatral. De ahí que lo más significativo venga a ser la campaña de publicidad del propio Centro Dramático Nacional, cuando la cartelería juega con memes de algunos proyectos de la temporada. Otro gallo hubiera cantado si esta gente viniera de Barcelona a colársela a Sanzol imitando cuadro a cuadro su Fundamentalmente fantasías para la resistencia (por poner un ejemplo). Valga como práctica, para entendernos, revisar qué supuso la Psicosis, que el director Gus Van Sant presentó en 1998, donde casi se había grabado plano a plano el clásico de Hitchcock. ¿Qué aportaba? ¿Pudo algún cinéfilo contemplarla sin rememorar la anterior? ¿Las mínimas variaciones, como ocurre cada noche en los teatros, pueden provocar algún atisbo de fascinación? O sea, trabajamos con la idea de palimpsesto, nuestra experiencia cultural se agolpa de diferentes formas para concedernos una visión estética particular.
Copiar, en sentido estricto, no se copia nada; porque desconocemos el original. Y, en todo caso, si estas son las obras copiadas, tampoco podemos sostener que se lo hayan merecido. Ya que, en realidad, lo que observamos son el desarrollo de estilos, de subgéneros, no de artefactos de un autor genuino. No hay más que fijarse en la parte en la que se pergeña un western. Sí, concedámosles la gracia, la agilidad, la ironía permanente, y que cantan, y bailan, y que el ritmo es fenomenal; pero, vamos, que no tiene el menor fondo, y que más me recuerda al show Bang Bang West, de Port Aventura. Lo mismo puedo afirmar del formato que se emplea con unos tipos en un juego de rol. Son ejercicios de estilo, como hizo Raymond Queneau en su célebre libro (y del que tuvimos versión teatral. A tener en cuenta para este caso).
Lo que pasa es que no les queda más remedio que meter mucha teoría, adobar de manera intelectualoide y cultureta todo el armatoste, y eso convierte el espectáculo en aburrido en distintas fases. Principalmente, cuando en el interludio, fingen uno de esos encuentros postfunción tan habituales hoy en día, donde se explica el cometido del montaje y, Pedro Azara, como moderador sarcástico, suelta un rollo erudito sobre la mímesis, el genio, Grecia y el Romanticismo. Más de un espectador quedará aplatanado. Por eso continúan, después, con el estilo del teatro-documento, para insistir en lo que se supone que realizaba el misterioso protagonista, el tal André Fêikiêvich, confiado desde hace años en hacer lo imposible para arrebatarle puestas en escena a otros dramaturgos, e imaginarse «simulando» una obra que nunca se hubiera hecho.
En cualquier caso, el envoltorio sigue siendo el thriller embarullado a lo Tarantino, por lo tanto, en eso sí que siguen emulándose. Tres horazas que poseen un desenlace que metafóricamente es insuperable con tanto disparo de fogueo, para un despliegue de medios en el Teatro Valle-Inclán sencillamente magnífico. Ya que, al menos, podemos disfrutar de un elenco llegado de distintas partes del mundo, con lenguas que van del chino al italiano pasando por el inglés o el francés, y que se implica con grandísimo talento. Así que nos toca leer sobretítulos que se van repartiendo en la caótica escenografía de Adrià Pinar, quien aprovecha con inteligencia todos los entresijos internos de la caja escénica y donde incluye estructuras móviles y un atrezo infinito.
Falsestuff es una propuesta fastuosa, repleta de detalles en todas las esferas artísticas; y por eso debemos seguir confiando en Albet y Borràs a pesar de esta decepción.
Falsestuff. La muerte de las musas
Texto y dirección: Nao Albet y Marcel Borràs
Reparto: Nao Albet, Marcel Borràs, Naby Dakhli, Thomas Kasebacher, Joe Manjón, Johnny Melville, Diana Sakalauskaité, Laura Weissmahr y Sau-Ching Wong
Moderador coloquio: Pedro Azara
Voz en off: Benjamin Bridson
Escenografía: Adrià Pinar
Iluminación: Cube BZ (María de la Cámara y Gabriel Paré)
Vestuario: Vera Moles
Vídeo: Oslo Albet
Composición musical y espacio sonoro: Nao Albet
Caracterización: Johny Dean
Coreografía: Nao Albet, Marcel Borràs y Sau-Ching Wong
Diseño sonido: Edu Ruiz «Chini»
Ayudante de dirección: Anabel Labrador
Ayudante de escenografía: Zuloark
Ayudante de vestuario: Sandra Espinosa
Técnico subtítulos: Juan Ollero
Diseño y realización tela mural: Piro
Prácticas de interpretación: Gabriella Andrada (Escuela TAI)
Prácticas de dramaturgia y dirección: Marta Fúster (Máster de Teatro y Artes Escénicas Universidad Complutense)
Producción: Centro Dramático Nacional
Teatro Valle-Inclán (Madrid)
Hasta el 25 de junio de 2023
Calificación: ♦♦
Texto publicado originalmente en La Lectura de El Mundo.
2 comentarios en “Falsestuff. La muerte de las musas”