Daria Deflorian y Antonio Tagliarini se inspiran en la película de Fellini, Ginger y Fred, para autoficcionar su propio devenir
Lo habitual en este tipo de trabajos es que la capa de working progress o la metateatral confluya con una realidad, como un solapamiento que nos lleve a observar una relación de ideas, una metáfora de la metáfora. Algo así, observamos la pasada temporada con Richard III Redux, donde actriz y personaje se llegaban a fundir en el propio proceso teatral. Quiero decir que, cuando nosotros visionamos, por ejemplo, Función de noche, la protagonista es Lola Herrera, con todo lo que sabemos de ella por ser alguien célebre, y, a la vez, la Carmen Sotillo que está representando en escena, quien, a su vez, se puede concretar en una y en otras mujeres de la época.
Desconozco si Daria Deflorian y Antonio Tagliarini les dicen más a los espectadores italianos que a nosotros, si aquellos incluyen en su observación toda una serie de aspectos consabidos sobre su cultura y sobre esos intérpretes en particular. Pero convengamos en que los setenta minutos de duración de la pieza, más allá de la posición de la que se quiere partir, carece de un contenido mínimamente proteico. Todo resulta demasiado leve, anecdótico, corriente. Hablar de Fellini y de su funeral grandioso en Cinecittà, (y también del culo de una en la que se fijó), o algo de Giulietta Masina y de Marcello Mastroianni, y sus personajes en Ginger y Fred, Pippo y Amelia. O de Greta Garbo y otras vaguedades que cualquier pareja de artistas en sus camerinos podrían intercambiar cada día antes de una función. Amén de sus propios recuerdos de su extensa carrera como actores que han trabajado juntos y que observan cómo el tiempo no ha pasado. Es todo tan espontáneo que hasta les da para poner en el móvil uno de los célebres temas de los Bee Gees, como es «Stayin’ Alive» (o sea, pura evidencia de la «supervivencia» en esta «sobreimpresión») para balancear un poco los hombros. No pidamos más elaboraciones. Desde luego, no se da una reflexión genuina sobre lo que supone la susodicha película, sobre el éxito, el envejecimiento y hasta la cutrez del mundo del espectáculo, cuando únicamente tiene como cometido entretener.
Podrían estar hablando horas o cinco minutos. Dos maquilladoras, que son incluidas en el elenco como si de verdad su intervención implicara algún tipo de interpretación, van esparciendo base, polvos y coloretes sobre los rostros de los protagonistas. Y a ella le van colocando la peluca para caracterizarla como se debe, antes de que se ponga el vestido que tiene preparado en un burro. Él hace lo propio con su traje negro. Y también, absurdamente, se tropieza hasta dos veces para recalcarnos que lo que vemos es mentira.
Se pretende un realismo absoluto, como si asistiéramos a la vida misma, potenciando la molesta luz de sala, en una disposición de gradas enfrentadas y ellos frente a frente en una larga mesa con dos espejos en el centro. Daria Deflorian actúa con la corrección propia de alguien que tampoco necesita transmitirnos nada que vaya más allá; aunque se intenta dotar a la pieza de una comicidad que resulta bastante digerible. Mientras que Antonio Tagliarini va por una línea parecida; aunque se guarda una coreografía para el final, que, como un ensayo o una improvisación de danza contemporánea cuesta que la traslademos al estilo de Astaire. Y es que ambos parece que niegan el referente de la cinta constantemente y que anhelan deambular por lo azaroso.
Insisto en que cuesta encontrarle justificación a este proyecto, más allá de que debamos quedar epatados con el enésimo ejercicio metateatral. Pensemos más que a ellos su propia autoficción les sirve para expresarse y descubrir límites nuevos o, como parece, baldíos, dentro de la creación artística. En cualquier caso, salir del teatro y quedarse como se estaba será lo más lógico en el espectador.
Texto y dirección: Daria Deflorian y Antonio Tagliarini
Reparto: Cecilia Bertozzi, Chiara Boitani, Daria Deflorian y Antonio Tagliarini
Iluminación: Giulia Pastore
Técnica: Elena Vastano
Vestuario: Metella Raboni
Fotografía: Greta de Lazzaris
Tráiler: © Vladimir Bertozzi / Santarcangelo Festival.
Producción: A.D. y Santarcangelo Festival con el apoyo de Carrozzerie y n.o.t Roma y de Ostudio Roma
Teatro Valle-Inclán (Madrid)
Hasta el 22 de enero de 2023
Calificación: ♦
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