Los portugueses Companhia do Chapitô parodian esta tragedia clásica en un espectáculo que nos lleva a la carcajada
La presencia del mito que nos trasladó Sófocles con el ciclo sobre Edipo no ha dejado de estar presente en nuestra cultura, ya sea a través del arte o de los complejos freudianos varios. En los últimos tiempos hemos observado en escena diversos acercamientos, desde la austera versión de Alfredo Sanzol o a la metateatral aproximación sobre el tema del parricidio que Sergio Blanco abordó en Tebas Land. Ahora recibimos en Madrid, por fin, dentro del Festival de Otoño a Primavera, esta exitosa mirada que presentan los portugueses de la Companhia do Chapitô. Un giro radical que se despoja de todos los purismos y los prejuicios, y que deconstruye la tragedia con el estilete de la parodia. Para ello, tres únicos actores a la intemperie, con el único instrumento escenográfico de su cuerpo. Jorge Cruz, Nádia Santos y Tiago Viegas, tan engrasados en este mecanismo coqueto de sesenta minutos, que sus metamorfosis en cada uno de los personajes, animales e, incluso, objetos fluye maravillosamente. Lo trágico enseguida se convierte en cómico. Recurren con maestría a la colección completa de gestos propios de los clowns, de las slapstick, de los mimos, apuntalados por guiños irónicos permanentes sobre un texto «in-adaptado» que hiperboliza el terrible fatum hasta deshilacharlo en un chiste perpetuo. Vestidos de calle y con la luz propia de un ensayo cualquiera, parten del vaticinio aquel que suena increíble en los oídos de Layo y de Yocasta, hasta la anagnórisis más célebre de toda la historia y que aquí se alarga en genealogías ilógicas como si fuera un diálogo de los hermanos Marx. La esposa es madre y el hijo es marido, y el incesto que se había predicho se ha cumplido, a pesar de todas las precauciones. No puede haber queja ante una función que conecta rápidamente con el público y que lo engancha sin remisión porque los detalles de cada acción pretenden la originalidad, no solo la repetición. El objetivo desmitificador y la búsqueda humorística de observar aquel acontecimiento literario tan imbricado en nuestra tradición cultural se logran con creces. Otro asunto es cómo podemos cuestionar este trabajo dramático desde nuestro contexto actual, en el que las parodias están sufriendo la censura como no se había visto hacía años; cuando, a la vez, vivimos rodeados de memes, montajes fotográficos, imitaciones, vídeos estrambóticos que se hacen virales y que, en ocasiones, alcanzan el esperpento cuando ofenden a todos aquellos grupos que se los toman literalmente. Si en lugar de Edipo nos encontráramos a Jesús, seguramente la caricatura cobraría mayor trascendencia (e incluso protestas y denuncias) y nos serviría, nuevamente, para situarnos frente a creencias absurdas. Lo que no queda tan claro es el fin de satirizar una obra de Sófocles; es decir, si podemos ir más allá del divertimento. ¿Nos vale para algo más que para entretenernos con un juego artístico? Desde luego es útil para comprobar, mediante la exageración, que aquellas historias tan bizantinas resultan del todo inverosímiles más allá de sus significancias antropológicas (que no es poco). En definitiva, hay que aplaudir la teatralidad y el virtuosismo de la Companhia do Chapitô en este espectáculo; puesto que han aprovechado con sabiduría las técnicas clásicas de la comedia y de la farsa para desmontar una de esas cumbres aparentemente intocables.
In-adaptación de la tragedia de Sófocles
Creación colectiva: Companhia do Chapitô
Dirección artística: José Carlos Garcia
Interpretación: Jorge Cruz, Nádia Santos y Tiago Viegas
Dirección técnica: David Gonçalo Florentino
Texto en castellano: María Guerrero y César Arias
Dirección de producción: Tânia Melo Rodrigues
Distribución: César Arias – MARMORE
XXXV Festival de Otoño a Primavera
Sala Cuarta Pared (Madrid)
Hasta el 25 de febrero de 2018
Calificación: ♦♦♦
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