Polar

Rulo Pardo construye con su habitual humor sarcástico una obra desigual, con el cambio climático de fondo

Polar - Foto de Pablo Lorente
Foto de Pablo Lorente

Todavía tengo que descubrir por qué se tilda esta obra de «comedia ecológica»; porque el ecologismo, como pensamiento político, no lo veo por ningún lado de un modo consistente más allá de la situación en la que nos encontramos. Desde luego, si Rulo Pardo se ha inspirado en acontecimientos climáticamente anómalos como la nevada Filomena, pues estupendo. Pero lo cierto es que aquí se nos plantean tres piezas muy distintas entre sí, que se pretenden hilar con una historia inasible que narra Aitana Sánchez-Gijón, mientras se nos entretiene en el proceso de cambio en el decorado. Aprovecho para comentar que Silvia de Marta se ha esmerado para darle realismo a un estiloso apartamento, a un bar de pueblo y al monte Caribú, allá en Canadá. El diseño escenográfico es de lo mejor de la propuesta, pues nos permite, no solo adentrarnos creíblemente en lo inverosímil, sino que favorece la sorpresa (véase la cristalera en el primer sketch).

Para mí, el segundo cuentecillo es el mejor. Básicamente, puesto que unos personajes tan antagónicos concitan un ambiente que, por momentos, parece propio de Tarantino. Uno creería que ahí se va a montar una buena zapatiesta. Nos hallamos en unos de esos baretos roñosos, con las paredes cubiertas de cornamentas. Afuera llueve sin parar. El dueño es un tipo brusco, sarcástico en demasía, tan sincero que no tiene impedimento en informarnos de que va a «cagar». Además de insolentar a su única clienta del día con las borderías más bestiales. Contraargumentar el veganismo con las felaciones es un ejemplo del humor que destila nuestro dramaturgo, quien, por cierto, dejó su impronta hace un par de años con Ronejo. Chema Adeva mantiene con tozudez y desagradable insolencia su actitud como cazador. Mientras que Alba Recondo, quien sustituía a Cristina Gallego se manejaba en la visión del respeto a los animales. La estupenda actriz, formada en la Compañía Nacional de Teatro Clásico (la hemos visto brillar en La señora y la criada, verbigracia). Todos los contrastes se fraguan en un diálogo incómodo y repleto de zarpazos irónicos que, paradójicamente, nos destinan a un posible entendimiento. Resulta muy gracioso el cuadro y aún se queda uno con las ganas de un desarrollo más complejo e, incluso, como una obra aparte y extensa.

Antes de esto, Natalia Hernández ha recibido a su exmarido en un piso elegante. Ella solita va a justificarnos con su comportamiento por qué se debieron separar. Eléctrica y machacona, como ya ha demostrado tantas veces en tantos espectáculos de Alfredo Sanzol. Imperante y sofocante, cuando aquel cineasta de serie b (o z) le pide consejo para llevar a cabo un proyecto titulado Casi cuatro meses. Es decir, una adaptación de Nueve semanas y media con los hermanos Alterio de protagonistas. Todo un producto explosivo y morboso. Secun de la Rosa adopta una postura complaciente, buscando un apoyo generoso; sin embargo, no tiene más remedio que emprender una chistosa disputa con esa histriónica para dirimir si su película merecerá la pena. Que el desenlace sea absolutamente inesperado, eso ya lo verán ustedes. Recordé inevitablemente el documental de Werner Herzog Grizzly Man, y lo que les ocurrió a sus aventureros.

El tercer acto se torna muy escueto. Tiene poco fundamento y no parece aportar nada que supere y mejore los otros. El surrealismo es demasiado evidente con la osa polar humanizada, para enfrentarse con ese biólogo que busca entre los sonidos toda una colección de animalillos inencontrables. Creo que sobra y bien hubiera merecido una profundización mayor de las otras dos piezas. Es más, una imbricación más allá de temas que supuestamente se dan; aunque yo no alcanzo a vislumbrar de una manera política que verdaderamente me competa. Me puedo quedar con la meticulosidad de los actores, con esa exquisitez interpretativa, con la tensión que le ponen. Y, desde luego, con el ingenio de Pardo para extraer de situaciones anodinas instantes que te descabalan. Humorísticamente funciona. Ahora, que se pueda deducir algún mensaje en relación al cambio climático, pues me parece que no tiene cabida.

Polar

Texto y dirección: Rulo Pardo

Reparto: Cristina Gallego / Alba Recondo, Natalia Hernández, Secun de la Rosa y Chema Adeva

Diseño de iluminación: Marino Zabaleta

Composiciones musicales y espacio sonoro: Mariano Marín

Diseño de escenografía: Silvia de Marta

Narración en off: Aitana Sánchez-Gijón

Dirección de producción: Manuel Sánchez Ramos

Ayudante de producción: Javier Galán

Prensa: María Díaz

Distribución: Amadeo Vañó – Cámara Blanca

Una producción de Sanra Produce

Teatros del Canal (Madrid)

Hasta el 19 de junio de 2024

Calificación: ♦♦

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