Mihura, el último comediógrafo

La vida del célebre dramaturgo se recrea en el Matadero con gran acierto en esta obra firmada por Adrián Perea

Foto de Jesús Ugalde

Presenta Adrián Perea una comedia seria, de largo recorrido, como un auténtico comediógrafo de hoy, como Alfredo Sanzol o Pablo Remón, que son los adalides del género, destinados a permanecer. Discurre fuera de las ínfulas juveniles tan inofensivas y quejosas como aquel Ahora que nos dejan hablar. Interesarse por la biografía de Miguel Mihura, indagar en los orígenes de su más célebre obra y dejar un fresco sobre la vida de los cómicos puede que hoy no resulte demasiado atrayente; pero es en esas investigaciones donde la magia de la creatividad surge de la manera más insospechada. Sigue leyendo

El efecto

Juan Carlos Fisher dirige el éxito de la dramaturga británica Lucy Prebble, un drama sicologista sobre el poder de la química en nuestro cerebro

Foto de Elena C. Graíno

El efecto es efectista. Se la recomendaría, para que se entretuviesen, a los adolescentes. Cuesta pensar que el público adulto que suele ocupar las butacas de los Teatros del Canal no vaya a detectar las simplificaciones con las que se acomete el planteamiento. Por un lado, habría que señalar que la obra, tan acuciante para el momento que vivimos a partir de este constructo tan avieso de la «salud mental», se ha quedado anticuada. De hecho, ya lo estaría en aquel 2012 en el que se publicó. Los fármacos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina han sido puestos tan en cuestión que la siquiatría más seria declara abiertamente que esa vía antidepresiva apenas «funciona» en el 10% de los casos. Sigue leyendo

Nada

Obra de Carmen Laforet es adaptada con mucha consistencia dramática, a pesar de sus excesos narrativos, en el Teatro María Guerrero

Nada - Foto de Bárbara Sánchez Palomero
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Lleva Joan Yago unos cuantos años dejando su impronta en el teatro nacional con una insistencia preponderante de la narración; como ya comprobamos con Breve historia del ferrocarril español o, esta temporada, con su peculiar visión del Congreso de Viena en Le congrès ne marche pas. Ahora, con la adaptación de la novela que Carmen Laforet ambientó entre octubre de 1939 y febrero de 1940 se insiste en los procedimientos narrativos. Este hecho, que resulta, desde luego, coherente, supone un lastre para un espectáculo que se alarga más allá de las tres horas de manera innecesaria. Sigue leyendo

El monstruo de los jardines

Iñaki Rikarte se ha liado la manta a la cabeza y ha montado un grandioso espectáculo barroco sobre una comedia poco visitada de Calderón

El monstruo de los jardines - Foto de Sergio Parra
Foto de Sergio Parra

En las últimas décadas he concedido justas alabanzas a Declan Donnellan, quien se ha situado con su peculiar estilo posmodernizador en el mejor representante de ese teatro encargado de revisitar clásicos con tanto respeto como originalidad. Estoy pensando para el caso que nos compete en propuestas como Cuento de invierno o The Knight of the Burning Pestle. Él ha impuesto un modelo que ha influido en no pocos dramaturgos contemporáneos. Uno de ellos es Iñaki Rikarte, y a él también debemos concederle grandes elogios, pues ha demostrado ya en varias ocasiones (recordemos Supernormales o Forever) que es un director atrevido y excepcional. Sigue leyendo

Prima Facie

Vicky Luengo ofrece un estupendo trabajo actoral para encarnar a una abogada que ha sufrido una violación. Es, de hecho, el gran valor de la obra, en la órbita del movimiento #MeToo, firmada por Suzie Miller

Prima Facia - Foto de Pablo Lorente
Foto de Pablo Lorente

Viene esta obra a redundar en el estado paranoico de nuestra «cuestión». Y no me refiero ni al consentimiento, ni al caso Rubiales, ni a los que vengan; sino a cómo se juega con distintas teorías de la verdad (o de la falsedad) según nos convenga. En nuestra coctelera de la comunicación social entran las leyes ad hoc, la moral x y las emociones y, los prejuicios que sí o no, lo grabado, lo contado, los antecedentes, la presunción de inocencia, el sexo/género, las redes sociales, las inquisiciones contemporáneas y, como vamos a ver, mi yo, mis sentimientos, mi perspectiva, el POV (point of view) del personal impuesto como objetividad suprema, la del dios omnipresente. De esto va Prima Facie. Sigue leyendo

Queen Lear

Juan Carlos Rubio enmienda a William Shakespeare con otro de esos cambios de sexo de nuestra modernidad para no alcanzar una cumbre más sugerente

Queen Lear - Foto de Virginia RotaCuando Lluís Pasqual ciñó la corona a la Espert y Ricardo Iniesta hizo lo propio con Carmen Gallardo, en la versión de Atalaya, los espectadores se confiaban a un personaje, no se cuestionaban si era hombre o mujer, sino que evidenciaba una serie de fulgores como la ambición de poder, la exigencia de lealtad hasta el final y, si se quiere, amor. Sin embargo, esto de Juan Carlos Rubio me huele a impostura modernilla, a estar con lo que pita, a arrimarse al feminismo quejoso que nunca tiene suficiente en ningún ámbito. Es decir, si quieres jugar a la perspectiva femenina, danos algo que no esté en Shakespeare y que justifique el trastoque. Poco encontramos que mejore o enmiende el original, o que nos haga reflexionar en otras posibilidades de ahondar en los vicios más nefastos y autodestructivos. Sigue leyendo

Antonio y Cleopatra

Ana Belén y Lluis Homar despliegan encanto y humor para abrir la temporada en el Teatro de la Comedia

Antonio y Cleopatra - Foto de Sergio ParraQue conozcamos de sobra el desenlace, no quita para que la batalla dialéctica nos dé un impresionante morbo. El resto de personajes pueden quedar en la sombra y en silencio. Los avatares bélicos propician el movimiento de las piezas en la partida erótica, y el erotismo es una máscara aviesa por sujetar un poder muy quebradizo. ¿Quién hace más teatro? ¿Cleopatra o Marco Antonio? Nuestra mirada romántica nos hace crédulos ante tales arrumacos en los primeros instantes; pero ahí se dirime mucho más. En concreto, la supervivencia política. La reina de Egipto había hecho lo propio con Julio César y ahora no tendría inconveniente en volver a «venderse» a otro romano. Sigue leyendo

Marat-Sade

Luis Luque presenta en el Matadero una versión espectacularizada de la obra de Peter Weiss, con una clara pátina pop

Marat-Sade - Foto de Jesús Ugalde
Foto de Jesús Ugalde

Si uno de los hitos teatrales del siglo XX se quiere seguir representando para lograr significancia en el público contemporáneo, y asumir las resonancias sobre luchas que hoy, de formas mucho más sofisticadas, siguen vigentes; entonces es muy conveniente apostar por otras vetas estéticas. Eso ha pretendido Luis Luque con suficiente riesgo; lo que nos deja como resultado un balance positivo y satisfactorio. Primeramente, hay que destacar la escenografía que ha ideado Monica Boromello para la sala Fernando Arrabal del Matadero. El sanatorio más limpio jamás imaginado, tan moderno como pulcro; aunque no se vean, uno podría imaginarse cámaras vigilándolo todo. Es una diafanidad tan gigantesca que, en ocasiones, cuesta llenarla a pesar del extenso elenco. Posee una luminosidad (David Hortelano potencia la blancura torticera) que redunda en una asepsia que va más allá de lo aparente ―como veremos―. La bañera de Marat ocupa el centro como el sarcófago (dispuesto para devorar esa insoportable dermatitis seborreica) donde se hospeda el «amigo del pueblo». En esa geometrización, otro prisma se alza al fondo como un dios de la razón en el que se plasman las impactantes e ilustrativas proyecciones de Bruno Praena. Creo que lo más sugerente de todo el montaje es la música de Luis Miguel Cobo y la interpretación que de ella realizan los cuatro cantores, la banda de rock, con la compacta y lisérgica coreografía de Sharon Fridman. Sigue leyendo

En palabras de Jo… Mujercitas

Lola Blasco busca en su texto a Louisa May Alcott a través de su célebre novela en un montaje de tintes metaliterarios

Foto de Esmeralda Martín

Aceptemos que a Mujercitas se le puede dar una vuelta y que se puede apreciar más allá de esa consideración costumbrista, conservadora y tan valorada por los estadounidenses de bien. Que en las entrañas de esa novela se cuela una nueva moral que funciona como un suave feminismo revolucionario que fragua a través de la escritura. Todo ello le ha dado a Lola Blasco para observar desde una perspectiva reflexiva y hasta filosófica a esas mujeres desgajadas de cualquier intromisión masculina directa. En escena no entran los hombres; así tampoco podremos aseverar que algunas de las proclamas que se escuchan durante la función realmente lleguen a ser efectivas frente a la mirada del varón. Pepa Gamboa ha marcado un compás fulgurante desde el principio, el lógico brío juvenil que nos entrega a unas muchachas con un desparpajo increíble. El montaje, salvo el decaimiento final, en el que resulta un tanto reiterativo su epílogo metaliterario; nos empuja por una pendiente en las ganas de atrapar una vida con caminos muy marcados y definidos, que su máxima protagonista anhela torcer. Desde luego, el primer tramo de la obra es un borbotón de energía que nos alegra. En plena Navidad, las March, llenas de entusiasmo, nos hacen creer de verdad que aquella existencia eminentemente hogareña y provinciana es la quintaesencia de la felicidad. Sigue leyendo