David Serrano ofrece una correcta adaptación de este clásico de Tennessee Williams en el Teatro Español

Hubiera encajado estupendamente aquel proyecto titulado Tennessee, que se representó en la Sala Margarita Xirgu la temporada anterior (una atmósfera sobresaliente), para configurar uno de esos paralelos que últimamente se estilan. El último gran montaje sobre este clásico corrió a cargo de Mario Gas y es imposible no establecer lógicas comparaciones. Sin embargo, hasta llegar aquí hemos contemplado también La rosa tatuada y alguna versión de El zoo de cristal. Quizás la mayor pega de esta perspectiva de David Serrano esté en una matizada depuración de la violencia. Las sensaciones están más soterradas y el ambiente no es tan macilento como cabría esperar. En cualquier caso, me parece una puesta en escena correcta, sobre todo porque el elenco tiene un comportamiento muy consistente. Sigue leyendo

Nada mejor que volver a devorar los entresijos del cine hollywoodiense para comprobar hasta qué punto se llevan perfilando esos productos no solo en busca de abundantes clientes, sino de votantes, de acólitos o de patriotas. Hoy, que vivimos en el paroxismo del algoritmo atomizador, aquello de cómo se pergeñó una de las películas más exitosas de la historia, nos parece pura artesanía; pero, desde luego, merece la pena auscultar las bambalinas, el atrezo y hasta los cambios azarosos. 


