La mujer fantasma

El texto de Mariano Tenconi que interpretan las T de Teatre para el CDN resulta naíf y muy poco interesante

Foto de David Ruano

Con frecuencia uno tiene que asistir a obras manidas, intrascendentes, desnortadamente pretenciosas o altamente estereotipadas; aunque también se queda estupefacto cuando lo que ocurre no le interesa absolutamente nada. Desgraciadamente, me sucede con La mujer fantasma, de Mariano Tenconi Blanco. Pareciera inspiradísimo por la deriva de las propias T de Teatre, quienes han fagocitado (o viceversa) a distintos autores para caer en una emulsión naíf que me parece poco soportable. Un episodio más sobre aquella Canción para volver a casa, de Denise Despeyroux (más esoterismo en la coctelera), representada en la misma sala Francisco Nieva. Además, reconoceremos efluvios de sanzolismo. No por los proyectos que ellas mismas han acogido del propio amigo director del CDN (véanse la solvente Aventura! y la divertida Delicadas), sino por esos montajes ahítos de bonhomía candorosa como la jardialesca La valentía. Cualquier aficionado puede hacerse cargo del estilo al que me refiero, de la insustancialidad con la que se crean algunos artefactos y de cómo se espera que el buen hacer de las intérpretes sostengan un argumento olvidable.

El dramaturgo argentino estuvo presentando Las cautivas durante la anterior temporada en el Matadero, y pudimos comprobar su capacidad para desarrollar la imaginación en una serie de historietas y aportar altas dosis de ironía. En esto que observamos ahora sí está cierta socarronería habitual de estas actrices; no obstante, la levedad de los acontecimientos y las escenas estanco apenas permiten un progreso subsiguiente más complejo. De esta manera, nos encontramos con un prólogo dictado por Elisabet Casanovas, que discurre, aniñada, sobre el «para qué» del teatro. Una relación de ideas un tanto espuria con la educación, desde mi punto de vista, y alejada del arte y su función estética. Pero como tampoco ofrece una continuidad superior en esos conceptos, no merece la pena darle mayor importancia. Ya desde el inicio, eso sí, se saca partido a la escenografía de Alejandro Andújar, nuevamente aprovecha esa madera clara para crear unas escaleras, como si fueran los accesos a las diferentes plantas del colegio donde trabajan nuestras protagonistas. Un espacio sugerente que exige algo de movimiento vertical para tanta quietud. Además, se vislumbran unos vídeos que son sugerentes y que nos acercan sutilmente a los años setenta. Toda la atmósfera misteriosa es mejorada, sobre todo, por la música en directo, compuesta por Ian Shifres que ejecutan Joan Palet y Rafel Plana con el teclado y el chelo respectivamente. Encima, el primero ofrecerá algún guiño interpretativo que tiene su aquel.

Una vez comienza el mecanismo, debemos asumir enseguida que nos esperan cuatro relatos, expuestos con algo de gracia, con peculiaridades suavemente motivadoras; pero que, ante todo, te obligan a escuchar. El tema es que no alcanzaremos una síntesis, una confluencia, un diálogo que justifique conocer esas biografías. Son cuentecillos ahormados por aquellas novelillas de quiosco, entre rosas y eróticas, entre espirituales y espirituosas, que, aunque dejen algún rastro escatológico ─la descripción de las defecaciones de la tal Lena─ no alcanzan esa escabrosidad de revista sórdida adquirida de extranjis, por aquellos tiempos. Esto es para escuelita de señoritas y aquí se nos vende la consabida represión que, como se sabe, no era tanta en esa década, si miramos de puertas para adentro. En primer lugar, sale Marta Pérez, que hace de Delia, y nos va contando que se ha separado y que su marido se ha ido con otra. Nos va delineando la cuestión; sin embargo, los chistecillos no se solidifican en algo más serio. Luego, aparece Mamen Dutch que, con menos agilidad todavía, nos anuncia la enfermedad de su madre y que se lía con un médico, instante gracioso que nos sugiere alguna esperanza dramatúrgica. Será ella quien nos avance su evolución en lo relativo a las excreciones que tan preocupada la tienen. Y seguimos con Àgata Roca, quien se encarna en Iris para discurrir sobre un amor lésbico. Ya para entonces el espectáculo se ha vuelto monótono y no vibra con este humor que caracteriza a estas mujeres. El remate viene con Carme Pla. Ella sí, de alguna manera, por sus propias formas de expresión, más eléctricas, con su tono de voz más áspero, pone más carne en el asador: un girito de las escaleras aunados con elementos surrealistas en su trastorno. Nadia ve fantasmas y a ella le encargan montar la obra teatral de Macbeth con elenco enteramente femenino. Estos hallazgos fantasmagóricos nos destinan hacia el epílogo. Ahí comprobaremos que la propuesta es incapaz tomar brío. Que cuatro espectros, de cuatro señoras, las que tenemos delante, vengan para a visitarnos y a revelarnos que fueron fusiladas durante la guerra se suelta sin el más mínimo desarrollo. Se preparan para representar la susodicha tragedia y, sí, en ese momento, admiramos esa espontaneidad que estila esta compañía cuando por fin pueden interactuar. Demasiado tarde. Para mí, el asunto resulta definitivamente tedioso, que no hace brotar aspectos de mayor calado. Todo muy leve. Fantasioso; pero leve.

La mujer fantasma

Texto y dirección: Mariano Tenconi Blanco

Reparto: Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla y Àgata Roca

Músicos: Joan Palet y Rafel Plana

Voz en off: Elisabet Casanovas

Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar

Iluminación: Jaume Ventura

Música original y dirección musical: Ian Shifres

Sonido: Damien Bazin

Vídeo: Francesc Isern

Caracterización: Eva Fernández

Dramaturgista: Carolina Castro

Movimiento y coreografías: Vero Cendoya

Ayudante de dirección: Anna Llopart

Dirección técnica: Jordi Thomàs

Fotografía: David Ruano

Producción ejecutiva: Daniel López-Orós

Producción: Centro Dramático Nacional, T de Teatre, Teatre Romea y el Complejo Teatral de Buenos Aires, con el apoyo del ICEC de la Generalitat de Catalunya, la participación de Crea SGR y la colaboración de Compañía Teatro Futuro y Teatre La Sala de Rubí del Ajuntament de Rubí

Teatro Valle-Inclán (Madrid)

Hasta el 16 de febrero de 2025

Calificación: ♦♦

Puedes apoyar el proyecto de Kritilo.com en:

donar-con-paypal
Patreon - Logo

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.