Error 404

En la Sala Intemperie se representa este thriller distópico con un esperanzador sustrato musical

No queda más remedio que atreverse aun a riesgo de que el resultado no sea óptimo. Son muchas las compañías que empiezan, muchas también las salas que se reparten por Madrid y por otros lugares; pero el público es escaso. Me concentraré en la joven Alba Celma, porque es en ella donde radica el grueso de la responsabilidad. Primero como directora, después como firmante de la dramaturgia ―junto a Alexandru Stanciu― y, finalmente, como actriz protagonista. Partimos de la idea original de Alberto Valera, un argumento que recoge gran parte de los tópicos propios de las distopías más populares, llámese 1984 (de la que hace poco hemos conocido una versión), La isla, la novela (y la adaptación fílmica) de Nunca me abandones, o, sin ir más lejos, Dis7opía, que se representó en esta misma sala (aunque las derivas de esta son más futuristas). Por tomar unos ejemplos cercanos en nuestra cultura popular. Nos situamos en la capital de un país tomado por un dictador y por sus ministros comprometidos. Concretamente habitamos un pub llamado Youkali (con todas las referencias metafóricas a la canción tan conocida que compuso Kurt Weil y que nos remite a una isla utópica). Por lo tanto, es una especie de burbuja de libertad, un lugar clandestino donde aún brota la música y la diversión. Algo así como un Café de Rick. Allí se esconde Emma, una muchacha de veinte años que toca varios instrumentos, que compone y que es la hermana del dueño. Por lo visto, la quieren atrapar para llevarla a un internado. La propia Alba Celma se mete en la piel de esta chica y, la verdad es que su interpretación es muy sentida, madura y llena de profundidad. Junto a ella, además, está su madre (Sofía), una Tirma Ayerbe que sabe imprimir fuerza y decaimiento a partes iguales en esa dura situación. Alberto Valera se queda con el papel de Edgar, un inteligente tipo que ha heredado aquel espacio de sus padres desaparecidos (estos acogieron a Emma y a Sofía). Por otra parte, contamos con Chlöe, Tábata Acosta hace de una artista que está encerrada en prisión ―nos demostrará sus dotes vocales y con el claqué―. Del lado de los poderosos se persona Roberto Lezana, como Inspector Garbo; alguien que debe jugar bien sus cartas. Por un lado, flirtea con Sofía y, por otro, pretende mantener una cercana relación con el hijo del Ministro de Propaganda. Lo siento, pero el personaje no funciona; le falta entereza y disposición. Interpretativamente se echa en falta una vocalización más profesional. Es necesario reconocer que actoralmente aún se debe mejorar mucho, porque la obra se divide en multitud de escenas que provocan sucesivas entradas y salidas y no se entra con el tono preciso siempre. Por eso planteaba al principio que se habían liado la manta a la cabeza; porque no solo hay muchas escenas, sino que también se producen saltos en el tiempo, tanto adelante como atrás (una buena iluminación facilitaría las transiciones y, sobre todo, generaría atmósferas más propicias. Aunque para este tipo de montajes eso es mucho pedir). A todo ello hay que sumarle unos números musicales más que meritorios, donde parte del elenco demuestra sus cualidades (a ellos se suma al piano Laurence Aliganga) y aquí el espectáculo gana bastante, y todavía se podría exprimir un poco más. En cuanto a la trama, parece que hay más interés en establecer una propuesta formal, con diferentes puntos de vista (se incluyen varios vídeos; aunque resultan poco vistosos por su colocación tras la barra del bar); puesto que aceptar que Esteban, el hijo del Ministro que encarna Briel González (muy plástica y bella su coreografía homoerótica), con cierta confusión en cuanto al auténtico carácter que debe traslucir, situándose en una posición políticamente revolucionaria, no me parece suficiente como para que nos lance a un final del que podamos sacar conclusiones novedosas dentro del género. Aire de thriller, la luna como destino para un futuro prometedor, la música como asidero existencial en un territorio de opresión. Error 404 (título que nos lleva a ese mensaje que nos encontramos en la red cuando ha fallado la conexión) es una función en la que se atisba un duro trabajo, mucha entrega; pero que necesita una producción con mayor empuje y una dirección capaz de dinamizar todas esas piezas que se ponen en juego.

Error 404

Idea original: Alberto Valera

Dramaturgia: Alexandru Stanciu y Alba Celma

Dirección: Alba Celma

Reparto: Tirma Ayerbe, Tábata Acosta, Alba Celma, Briel González, Roberto Lezana y Alberto Valera

Piano: Laurence Aliganga

Diseño de iluminación: Marta Pérez

Técnico de iluminación: Juan Barahona

Composición y arreglos musicales: Guillermo Núñez

Audiovisuales: Pablo Hilario

Diseño de escenografía: Beto Cornejo

Coreografía: Briel González

Vestuario: Alba Celma

Producción: Alexandru Stanciu y Alberto Valera

Sala Intemperie (Madrid)

Hasta el 2 de agosto de 2018

Calificación: ♦♦♦

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