El veterano actor José María Pou encarna al insigne filósofo griego en el último episodio de su vida

El personaje creado, principalmente, por Platón llamado Sócrates, basado en su maestro, ha ofrecido para la historia una vida ejemplar por acometer su sentencia de muerte con tanta entereza. Poco sabemos del hombre real. Que sepamos, no escribió ninguna obra, pero su doctrina basada en la búsqueda de la verdad y del bien ha logrado superar el tiempo. Paradójicamente, el filósofo, que tras el dictamen del oráculo, fue considerado como el más sabio de los hombres, pero que afirmaba tajantemente saber que no sabía nada (aunque lo dijera con otras palabras, según parece), se encarna teatralmente frente a una sociedad satisfecha y orgullosa de su ignorancia, en el culmen de su autoestima, capaz de opinar sobre cualquier tema con una suficiencia pasmosa. En escena se recrea el juicio y la muerte de Sócrates, pero se lleva a cabo como si fuera un documental biográfico. Conocemos todo el relato en el largo preámbulo a través de breves descripciones acerca del protagonista; después, durante el juicio, volvemos con ese tono testimonial y casi enciclopédico, sobre hechos ya antes narrados. Entra en acción el personaje cuando tiene que defenderse frente a sus acusadores: Meleto y Ánito. Todo este procedimiento nos aleja de una dramatización propiamente dicha. Las intervenciones, tan medidas, se muestran sentenciosas, aunque su contenido no esté carente de interés. Y es que subir a escena a Sócrates es jugar a carta ganadora. Seguramente sea el filósofo que genera mayor atracción en el público general. Cuenta la función con una elegante y adecuada escenografía diseñada por Paco Azorín, a la que se suma una iluminación absolutamente acorde al ritmo que impera en la obra y que Txema Orriols ha comprendido a la perfección. Mario Gas ha contado con un elenco experimentado (aunque algunos de los actores sean bastante jóvenes) que, a pesar de que resuelven su actuación con entrega y profesionalidad, tampoco tienen gran oportunidad para el lucimiento. Únicamente Amparo Pamplona, quien disfruta de una pequeña escena metiéndose en el papel de Jantipa, y que nos permite desmentir esa etiqueta que siempre se le había puesto acerca de su mal carácter y mal trato hacia su marido. Es un pequeño paréntesis que nos da una idea del Sócrates del hogar y lo cotidiano. Lógicamente, es José María Pou quien carga con el peso de interpretar al gran filósofo. Al principio cuesta imaginarse, precisamente por las recreaciones que se han realizado a lo largo de la historia del arte, a un ateniense de tal altura, ágil en sus movimientos para los setenta años de un ex hoplita y un tanto descuidado en sus hábitos higiénicos y alimenticios. Aun así, claro, el actor nos expone todos sus recursos para enseñarnos un Sócrates algo altivo, irónico y, a la vez, sereno; soportando las acusaciones de corruptor de menores y negador de los dioses locales. Entre las pegas que cabe reseñar sobre la función que se presenta ahora en el Matadero, está la petición casi inquisitorial de que se eviten el uso de móviles y las toses que dirige Pou al público como si fuera una primera lección del gran pensador; para retomar la misma cuestión ya en el final, como una especie de compadreo evangelizador que rompe con la dramaturgia. Ciertamente lo que se nos cuenta, más allá del conocimiento que podamos tener sobre el caso, es interesante e ilustrativo de una época a la que tanto le debemos; pero la forma por la que se ha optado para llevar a cabo resulta demasiado redundante, circular y reiterativa. Se echa en falta más viveza teatral y menos cercanía con el respetable. Aun así, es Sócrates, un antídoto contra la estulticia.
Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano
Autores: Mario Gas y Alberto Iglesias
Dirección: Mario Gas
Intérpretes: José María Pou, Carles Canut, Amparo Pamplona, Pep Molina, Alberto Iglesias, Ramon Pujol y Guillem Motos
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Txema Orriols
Figurinista: Antonio Belart
Espacio sonoro: Àlex Polls
Ayudante de dirección: Montse Tixé
Ayudante de escenografía: Alessandro Arcangeli
Ayudante de vestuario: Carlota Ricart
Dirección de producción: Amparo Martínez
Jefa de producción: Maite Pijuan
Producción ejecutiva: Marina Vilardell
Regiduría: Montse Tixé
Construcción de escenografía: Taller d`escenografia Sant Cugat
Confección de vestuario: Goretti Puente
Fotografía: David Ruano
Naves del Español – Matadero (Madrid)
Hasta el 28 de febrero de 2016
Calificación: ♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
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