Laila Ripoll y Mariano Llorente nos trasladan al Desastre de Annual a través de un espectáculo de variedades como hilo conductor, que satiriza lo militar
El Centro Dramático Nacional está dando buena cuenta de la conmemoración del Desastre de Annual (1921) a través de dos obras de carácter humorístico. Primero fue Alfonso el Africano, y ahora toca Rif (de piojos y gas mostaza).
Laila Ripoll y Mariano Llorente vuelven a recurrir al café-cantante —como, de alguna manera, hicieron en El triángulo azul—, para edulcorar las angustias de la guerra en África y, también, para emitir una crítica socarrona sobre los consabidos vicios españoles. Este procedimiento vodevilesco arrumba en exceso la recreación histórica, pues esta queda expuesta con una serie de películas a modo de noticiarios que, a su vez, son explicados reiterativamente por parte del elenco. Sigue leyendo