Miguel del Arco trata el tema de la muerte a través de una comedia descabalada sobre un exitoso compositor en el Teatro Valle-Inclán

Presenta actualmente el Centro Dramático Nacional dos propuestas que, en cierta medida, van en paralelo. Ambas tratan sobre la muerte y las dos están rebosantes de comicidad. Las apariciones se representa en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero y esta que nos comete en el Teatro Valle-Inclán. Observando aquella, evidencio en la comparación, que si Miguel del Arco hubiera apostado todas sus cartas a la astracanada todavía habríamos hallado una diversión consistente; pero no tengo claro, aún, qué ha pretendido. Manejo varias referencias para aproximarme al asunto. Si, por ejemplo, recuerdo la versión cinematográfica que Morir, la novela corta de Arthur Schnitzler (que marca la trama), que realizó Fernando Franco en 2017, descubro una inmensa pesadumbre. Y este, creo, que es el problema. Sigue leyendo
A Mayorga le gustan los cuentos clásicos, también, hacerse preguntas sobre la realidad y curiosear en posibilidades fabulísticas. En el propio Teatro de La Abadía, que ahora él dirige, presentó hace varios años 

De un tiempo a esta parte, en consonancia con la última ola del feminismo y el propio devenir de los tiempos de paz y de consumo en Occidente, se habla de las nuevas masculinidades. Pensamiento este, dirigido a una suerte de hombres (¿todos? ¿o solo aquellos que pertenecen a esa seudoclase media de profesiones liberales o poco rudas?) que deben aflorar sus emociones escondidas, su empatía subyacente y sus sentimientos amorfos en esta feria de las vanidades low cost. 
