Josep Maria Miró nos entrega un texto con tintes de thriller sicológico para abordar diferentes presiones sociales en una pareja de jóvenes
Había logrado la temporada anterior Josep Maria Miró una sustancia narratúrgica de gran potencia con El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar. Con Nerium Park vuelve a concitar elementos de thriller psicológico y cuitas morales que podemos conectar con su obra más sobresaliente, El principio de Arquímedes; pero también con La habitación blanca. Necesariamente hay que tener presente el ensayo La España de las piscinas (2021), de Jorge Dioni, donde describe a esos aspirantes a clase media que se van a los PAU a encerrarse en seguras y confortables urbanizaciones, donde crean un microcosmos acorde a su estatus. Sigue leyendo
Entre unos hechos y otros, el periodo de entre guerras (las mundiales) en España se ha repasado en varias obras teatrales en los últimos tiempos. Así ha ocurrido con
Regresa Josep Maria Miró al Teatro de La Abadía, a esa misma sala donde cosechó su gran éxito
La extrañeza que se consigue en los primeros instantes de esta función, cuando todo lo que sucede no parece más que dirigirnos hacia una atmósfera de cercanía, es lo que logra atraparnos durante la mayor parte del tiempo. Una señora mayor, de pelo cano, una Lola Casamayor que posee un rostro capaz de expresar una ambigüedad natural que encaja excepcionalmente en este prólogo. Un gesto maniqueo de alguien que duda y que nos hace dudar; porque parece una ancianita algo desnortada, solitaria, vagabunda, sin un lugar al que ir. La picaresca de alguien que ha robado en un supermercado y que tiene la capacidad para seducir al segurata. ¿Qué ocurre ahí entre tanto diálogo rayano en el absurdo? Quizás este clima de misterio que el dramaturgo consigue alargar hasta bien avanzada la pieza sea la demostración de su habilidad en la escritura; pero luego uno tendrá la sensación de que la cuestión esencial no deja de ser una reverberación en tres personajes que están esbozados con los rasgos esenciales, que nos valen para hacernos una idea; pero no para profundizar en la complejidad de su personalidad. 



