Sueño de una noche de verano

La nueva adaptación de esta curiosa comedia de Shakespeare entretiene mucho con su aire juvenil

Foto de Sergio Parra

Los aficionados al teatro pueden recordar las últimas adaptaciones que se han podido ver por estos lares: aquella coreana de corte animista y la que dirigió Darío Facal en el Matadero. Quien le mete ahora mano, y mucha, es Carolina África; y hemos de reconocer que ha logrado dejarla no solo en lo esencial, sino con una frescura en el lenguaje que, si bien la aproxima al entorno juvenil; también propicia el dinamismo. Está, además, trufada de ironías, de guiños al presente y al respetable. Resulta bastante desenfadada, incluso entrañablemente dickensiana (sobre todo, al principio, con la entonación del «All I Have to Do is Dream», de The Everly Brothers). A todo ello le pone un ritmo idóneo y atractivo la dirección de Bárbara Lluch. Así que, desde el inicio, nos adentramos en la ensoñación, sabiendo que esta obra de Shakespeare es, como poco, sui géneris. Es más, ¿es una pieza unitaria o es un entreverado de cuentos sin un desarrollo enteramente consistente? Porque ninguna de las tramas profundiza en demasía, y valen más como ejemplos del amor que se imbuye de la magia y de sus contradicciones. Por eso identificamos las influencias de la materia de Bretaña o de Apuleyo o de Ovidio o de la mitología celta. Y si queremos quedarnos con alguna pareja de enamorados, ¿con cuál nos quedamos? Pues con ninguna, porque los dos personajes más atractivos son Puck y Bottom. Ellos son los que mueven el cotarro, los que divierten con sus travesuras o con sus ingenuidades. Y el contraste entre ellos es excepcional. Sigue leyendo

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Federico hacia Lorca

La Joven Compañía conmemora en este Año Lorca en Madrid la semblanza sobre el poeta con un potente espectáculo

Existe una frontera y no es sutil, en la que un adolescente se siente convertido en un niño, cuando se le presenta ese teatro que lo toma por objetivo y que le lanza mensajes directos y se cree cautivo de discursos que parecen estar ahí para adocenarlo. Sigue leyendo

Arte

Una comedia burguesa sobre la amistad en nuestro mundo estetizado, dirigida por Miguel del Arco

Foto de Vanessa Rábade

Arte no va de arte, y es una pena que una obra teatral, aunque sea mediante la comedia no profundice sobre este hecho tan muerto como Dios (Arthur C. Danto dixit); sino de amistad. ¿Qué más da el cuadro blanco, absolutamente blanco, que se ha comprado Sergio? Ahí tenemos la pintura Blanco sobre blanco de Malevich de su serie de 1918. Sencillamente es llevarlo un poco más al extremo. Lo que quiero decir es que la discusión que ocupa gran parte del texto tiene como causante la envidia («Que Sergio se haya comprado ese cuadro me supera, me inquieta, me provoca una angustia indefinida.»), la irritación que supone que un amigo nos inflame con su soberbia, con su aparente saber, con su nueva adquisición: un coche, un chalé, un reloj; o con su nuevo viaje —siempre más lejos, más exótico, más inalcanzable. Por eso Marcos se parte de risa cuando sabe que aquella tela pulquérrima ha costado treinta mil del ala, porque está seguro de aquello no es arte, está plenamente convencido. El público se carcajea. Sigue leyendo

Refugio

Miguel del Arco traza la historia de una familia y un refugiado sirio ante la tesitura de la incomunicación

Foto de marcosGpunto

Europa dentro de un cubo, de un búnker acristalado donde se recluye la cultura milenaria y triunfante como el tiburón disecado de Damien Hirst. Incapaz de renacer en este capitalismo tardío en el que las plusvalías son cada vez más escasas —nada que ver con las posguerras o el despegue tras una dictadura o tras la caída de un muro—. Si no hay mucho que repartir, dónde queda la exitosa socialdemocracia. Esclavos del hijo bastardo que nos gobierna desde el otro lado del océano y petrificados ante un futuro repleto de incertidumbres, cuando deberíamos solazarnos por estos decenios de paz. Ponga un refugiado en su familia. Miguel del Arco partió de Teorema, el film de Pasolini que dirigió en 1968; pero el resultado queda muy alejado. ¿En qué medida Farid, un migrante sirio, perturba la vida de esos especímenes en plena descomposición? La incomunicación es permanente, es como si hubieran adoptado a un niño mudo y se negaran a aprender la lengua de signos; es casi un elemento decorativo propio de advenedizos. Sigue leyendo

Juicio a una zorra

Carmen Machi se metamorfosea en una Helena de Troya humanizada para declamar el texto escrito por Miguel del Arco

Foto de Sergio Parra
Foto de Sergio Parra

La importancia de desmitificar los mitos mitificados a lo largo de la historia, los tópicos y las frases hechas que no paran de desvirtuar los valiosos elementos simbólicos que se soterran bajo la ficción, es uno de los principales baluartes de este espectáculo escrito y dirigido por Miguel del Arco. Contamos con un texto eminentemente posmoderno, donde la mezcla de discursos propende a sintetizar una alocución enérgica y eficaz. Desde mi punto de vista, le haría falta rebajar, principalmente al principio, ese populista deje que busca la complicidad de un público al que la protagonista ha otorgado el papel de jurado. En general, funciona ese baile dialéctico entre lo procaz y lo sentencioso, donde Helena de Troya va socavando la zafiedad que se esconde detrás de tanto héroe santificado por la literatura. La furibundia de la mujer más bella nos recuerda que antes de llegar a ese gloriado siglo de Pericles, el mundo helénico, como tantos otros, se edificó moralmente en el salvajismo. Sigue leyendo

La voz humana

Israel Elejalde dirige a Ana Wagener en una versión más contemporánea del drama de Cocteau

Foto de Vanessa Rabade
Foto de Vanessa Rabade

El teléfono ya no es lo que era, ni lo que fue en aquel París de 1930 cuando Jean Cocteau escribió La voz humana. Lo que había sido un enorme avance para la comunicación, esa posibilidad de charlar con alguien fácilmente, sin moverte de tu casa; ahora se ha transformado, gracias a los móviles, en el control absoluto de los otros. Aplicaciones tan populares como WhatsApp nos informan de si nuestro pequeño mensaje se ha recibido, cuándo se ha conectado por última vez la persona a la que nos queremos dirigir, etc. Pero, además, los smartphones nos permiten muchos otros modos de control, incluida la localización exacta de un individuo vía satélite. Estas nuevas circunstancias me llevan a pensar si la versión de Israel Elejalde no podría haber sido más ambiciosa en su modernización (él mismo la ha situado en el presente, con el aparatito de marras sonando sobre la cama y con referencias a gadgets como pendrive); puesto que el teléfono, para la protagonista, es un elemento metafórico y material de primer orden para agarrarse a la voz de su amado en esa última conversación. Sigue leyendo

Idiota

La Compañía Kamikaze reabre el Teatro Pavón con este thriller psicológico de Jordi Casanovas

Foto de Vanesa Rabade
Foto de Vanesa Rabade

Ahí estábamos, frente a los cuatro insensatos que han tenido por deseo emprender esta aventura de dirigir El Pavón Teatro Kamikaze. Cuatro audaces, cada uno con una camiseta de un color distinto como si quisieran representar los cuatro elementos: Israel Elejalde, Miguel del Arco, Aitor Tejada y Jordi Buxó nos dan la bienvenida. Cuentan con un repertorio que garantiza la calidad de esta próxima temporada y se presentan con una obra digamos que, por diversas cuestiones, algo ajena a sus presupuestos. Idiota, el texto teatral escrito por Jordi Casanovas, se inserta dentro de eso que se ha denominado thriller psicológico y que fundamentalmente ha triunfado en el cine con títulos como Cube (1997) o The Game (1997), por ejemplo, y por nuestros lares Concursante (2007) o, en las tablas, El método Grönholm (2003) (de alguna manera, orientado más al drama, La fundación, de Buero Vallejo); además, últimamente, en la televisión, si nos fijamos en serie cercanas, hemos podido ver Quantico. Sigue leyendo

Antígona

Carmen Machi se transforma en Creonte para ofrecer una perspectiva inédita del clásico griego

Foto de Luis Castilla
Foto de Luis Castilla

La tragedia de Sófocles expone la dialéctica entre la ley y la familia, aunque el verdadero trasfondo es la religión. Nunca debemos olvidar que en la antigua Hélade la creencia en diversos dioses y supersticiones formaban parte preeminente de aquella sociedad. A veces se cae en el error de pensar en los griegos como ilustrados racionalistas. Hasta qué punto el derecho que construye la política de Tebas está comandado más por el deseo de los dioses que por una reflexión acerca de la justicia. Sigue leyendo