Hay alguien en el bosque

Las violaciones que sufrieron las mujeres bosnias durante la guerra se reflejan en este montaje de teatro documento en La Abadía

Hay alguien en el bosque - FotoParece claro —y probablemente ocurra lo mismo en Ucrania, cuando la invasión termine— que la última guerra en los Balcanes va quedando en el olvido europeo. Y eso que, gracias a una película con gran relevancia, titulada Quo Vadis, Aida? (2020), que transcurre durante 1995, se volvió a poner en tela de juicio el papel de la ONU en Sbrenica. La brutalidad que observamos en algunas escenas —principalmente en una donde son fusilados decenas de hombres— es asfixiante. Por eso resultó muy conveniente el documental que Teresa Turiera-Puigbò y Erol Ileri realizaron en 2020 en el 25º aniversario de la Firma de los Acuerdos de Paz de Dayton. Dar cuenta de los miles de violaciones que se produjeron es fundamental para que sigamos siendo conscientes de todas las acciones cruentas que se producen en un conflicto bélico.

Ahora, unas entrevistas tan subyugantes hubieran requerido una dramaturgia a la altura de estas circunstancias; pero el trabajo de Anna Maria Ricart, quien ha realizado proyectos auténticamente magníficos (véase La casa de los espíritus) y de Joan Arqué me ha parecido decepcionante. En principio da la impresión de que se han quedado cortos de materia; pues, en lugar de profundizar en el meollo, extendiendo, quizás, los poco más de cincuenta minutos del documental, se han dedicado a rellenar espuriamente la función hasta alcanzar la hora y media. Establecer una paradoja entre el dolor permanente en los distintos lugares de la ex Yugoslavia y el jolgorio de ese annus mirabilis que supuso para Barcelona las Olimpiadas es discurrir por un terreno de anécdotas que no van a ningún sitio. Ya está bien de romper la cuarta pared para que los actores y las actrices nos relaten su vida, es que, sinceramente, aquí no toca. Que sí, que Ariadna Gil, con su nombre y su apellido, nos recuerda que rodó Belle Époque (sí, tremendo éxito) o que Pep Pascual estuvo tocando en los festejos de por aquellas, y que si la otra… El juego de «¿dónde estaba usted (ponga aquí cualquier fecha relevante)?». Luego, el remate de la ocurrencia es la patochada del bailecito y la musiquita, como si fuera un concurso de la televisión para satirizar sobre los abusos. No sé cómo piensan que eso encaja con el devenir de la obra. Y si de compadrear con el público se trata, qué menos que un tipo entonando el «todos los hombres somos unos violadores» de turno.

Y es que Hay alguien en el bosque es un mejunje de estilos que termina por ser feísta. A saber, comenzamos con el empaquetado del teatro documento que se viene reiterando en los últimos tiempos, con algo de teatro de objetos, donde se enfocan miniaturas de árboles que se proyectan en la pantalla (algo así se hace en el susodicho documental) —esto se abandona sin más para el resto de la función—,  después Xesca Salvà ha plantificado dos rampas con césped y más árboles con los que no se sabe qué hacer (algunas actrices suben y bajan, y parece que van a recrear el miedo en la noche). Más. Montones de imágenes. Algunas adecuadas, como aquellas en las que Pasqual Maragall, en su papel de alcalde, pide una tregua, igual que se hacía en la antigüedad. El gol de Koeman que dio la copa de Europa al Barça tendremos que tomarla como algo simbólico.

Como ocurre, a veces, cuando la pieza se torna tan displicente, pues las actuaciones no son demasiado esforzadas, con lo que se le quita el dramatismo necesario a lo narrado. Por otro lado, no estaría mal que se pusieran de acuerdo si pronuncian ‘Sarajevo’ o ‘Sarayevo’. En cualquier caso, el contenido resulta atractivo. Así, la propia Ariadna Gil se encarna en Nevenka, una superviviente que tuvo que soportar todo tipo de vejaciones. Mientras que Chantal Aimée hace de Milica, quien se une a esas tremendas declaraciones acerca de la barbarie de aquellos días. Violada por seis soldados. Solo condenaron a uno y ni siquiera fue a la cárcel. Por su parte, Judit Farrés, con cierta confusión, se va metiendo en la piel de Meliha, que era adolescente en el 92 y que se quedó huérfana de padre —también perdió a su hermano—; y, después, hace de Ajna Jusic, que es la presidenta de la Asociación Niños Olvidados de la Guerra. Lo que comentan es apabullante y tenebroso, y es realmente lo que debe concentrar nuestra atención. Además, conocemos el caso particular de Lejla, que es interpretada con algo más de expresividad por Magda Puig. Fue adoptada al nacer por unos periodistas británicos, porque su madre la repudió, ya que temía que la tomaran por una chetnik. Se suma Erol Ileri, quien, mientras se afana con la música, en una posición un tanto estática, habla como Alen, un joven musulmán que también vivió apartado de su madre. Y, finalmente, en un contraste bestial, Òscar Muñoz hace de Duško Tadić, condenado por asesinato; pero que intentó argumentar que ningún mando serbio había ordenado realizar esas violaciones como actos de terrorismo.

Parece que este espectáculo tuvo como novela inspiradora Como si yo no estuviera, de Slavenaka Drakulic, que viene encabezada lógicamente por una cita de Primo Levi de Si esto es un hombre. En ella se narra cómo mal vivieron las mujeres encerradas en los campos de refugiados. Elemento a tener en cuenta también para considerar los mimbres del proyecto como verdaderamente valiosos; aunque la dramaturgia sea un sinsentido.

Hay alguien en el bosque

Dirección: Joan Arqué

Dramaturgia: Anna Maria Ricart

Reparto: Ariadna Gil, Chantal Aimée, Òscar Muñoz, Magda Puig, Judit Farrés, Erol Ileri y Pep Pascual

Investigación y documentación: Teresa Turiera-Puigbò

Movimiento y ayudante de dirección: Carla Tovías

Música: Judit Farrés, Pep Pascual y Erol Ileri

Vídeo: Erol Ileri Llordella y Tyler Franta

Diseño escenografía: Xesca Salvà

Construcción escenografía: Jorba-Miró

Diseño vestuario: Rosa Lugo

Diseño iluminación: Sylvia Kuchinow

Jefe técnico: Xavier Xipell “Xipi”

Técnicos: Xavier Amat, Rafel Roca y Marc Jódar

Dirección de producción: Òscar Balcells

Producción: Judit Codina Serra

Ayudante de producción: Maria Tort

Comunicación: Teresa Turiera-Puigbò, Núria Olivé – La Tremenda y Toni Cortès

Administración: Mònica Cardús

Fotografías: Oriol Casanovas

Producción: Cultura i Conflicte y Teatre de l’Aurora

Colabora: Teatre Nacional de Catalunya

Coproduce: Temporada Alta

Distribución: Magnetica Management

Con la complicidad de Ellas Crean

Teatro de La Abadía (Madrid)

Hasta el 2 de abril de 2023

Calificación: ♦♦

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