Repaso a los espectáculos más sobresalientes de este curso que acaba de finalizar en la esfera teatral
Foto de Jean Louis Fernandez
Que la tendencia conservadora y buscadora de públicos más talluditos y fieles se va imponiendo en la mayoría de los teatros es ya una obviedad. De alguna manera, esta pulsión arrastra también a creadores que estarían dispuestos a arriesgarse más; sin embargo, ven que el propio ambiente lo ha hecho más complicado. Parece que ciertas líneas se van difuminando como, por ejemplo, esas ínfulas juveniles de otros años donde se nos esputaban consignas sobre su sacrosanta identidad; pero con tono victimista y ñoño. Sigue leyendo →
Karina Garantivá y Ernesto Caballero plantean un espectáculo contemporáneo sobre la trilogía de Esquilo en el Teatro de La Abadía
Foto de Lorena Riga
Lleva unos años el proyecto de Teatro Urgente llevando el pensamiento, la filosofía, a las tablas de una forma un tanto austera y, por eso, quizás poco sugestiva en su elaboración estética. Han abordado temas y autores de verdadero y profundo interés, y por esta razón siempre me han resultado pertinentes, sobre todo porque discurre fuera de la insipidez general de los «nuevos» y «modernos»: Ortega, Voltaire o Hannah Arendt son solo unos ejemplos. Sigue leyendo →
Las ideas fundamentales del filósofo español sustentan esta comedia de tintes absurdos en el Teatro Quique San Francisco
Aceptemos que con esta propuesta de Karina Garantivá, dirigida por Ernesto Caballero, dentro de su ciclo filosófico del Teatro Urgente, algunos de los conceptos y pensamientos de Ortega y Gasset sustentan el texto. Gran exigencia para el público que, puedo asegurar, conoce al intelectual madrileño de oídas y por alguna de sus célebres frases: «Yo soy yo y mi circunstancia» (no olvidemos que sigue «si no la salvo a ella no me salvo yo»). Frase emblemática que ya aparece en su primera obra, Meditaciones del Quijote, y que en esta función tiene un peso significativo. De hecho, Alberto Fonseca, quien interpreta con sencillez y entrega distintos personajes, se envestirá del propio caballero andante, como una presencia onírica. El actor discurrirá con ajustada simpatía en sus diferentes facetas. Sigue leyendo →
Karina Garantivá encarna al personaje lorquiano en una propuesta muy actual, dirigida por Ernesto Caballero
Merece la pena, primeramente, echar un vistazo a dos Yermas que se pudieron ver, entre otras tantas, en los teatros madrileños en los últimos tiempos. Una fue la de Marc Chornet, quien intervino el texto para dar cabida a la posibilidad de que la protagonista se fuera a vivir a otra población con Víctor. Otra fue la protagonizada por María León, dirigida por Lola Blasco, que acusaba un esteticismo ciertamente distanciador. Sigue leyendo →
El tema del resentimiento concentra el meollo de un espectáculo firmado por Karina Garantivá en el Teatro Quique San Francisco
Foto de Lorena Riga
A mí la concepción del Teatro Urgente que proponen Ernesto Caballero y Karina Garantivá me parece altamente sugerente, porque se acoge a ideas que nos competen en la actualidad y que pueden discurrir a través de la filosofía para plantear un debate sobre las tablas. Así lo han hecho con En el lugar del otro, Hannah Arendt en tiempos de oscuridad y Voltaire. La cuestión es que no siempre la dramaturgia es acertada. Y creo que en este caso la propuesta está deslavazada y que le falta una concreción para que verdaderamente podamos aceptarla como un todo. Aquí se nos «vende» que el proyecto parte de dos libros que, en cierta medida, trabajan concepciones antagónicas sobre el tema del resentimiento: La genealogía de la moral, de Nietzsche y de El resentimiento en la moral, de Max Scheler (traducción difícilmente encontrable en las librerías). Sigue leyendo →
Tres piezas extraídas de la obra Teatro para minutos de Juan Mayorga suben a escena para vertebrarse en torno a la tolerancia
La última vez que Voltaire «subió» a los escenarios fue de la mano de Flotats en aquella disputa con Rousseau. Y entonces ya recordamos que los filósofos, los ilustrados, como pertenecientes, en la mayoría de los casos, a las clases mejor avenidas, tenían sus oscuridades morales. En la apuesta de Juan Mayorga está la sombra del pensador y, en ocasiones, también está esa falacia denominada argumento ad hominem; aunque la cuestión aquí radica más en el ejercicio escolar de los contrafácticos, de las hipótesis, de los ejemplos y de otras exposiciones intelectuales para que el espectador trabaje —tampoco tanto como se debiera— su cerebro. Sigue leyendo →
La vida de la filósofa alemana sirve de excusa para la reflexión ética acerca de interpretar a un genocida
Si se nos retuerce el argumento previsible y el drama aprovecha la controversia generada por las opiniones de Hannah Arendt, cuando esta decidió viajar como reportera a Jerusalén para seguir el juicio al nazi Adolf Eichmann, tal y como se refleja de manera muy precisa en la película de 2012 dirigida por Margarethe von Trotta, para llevarnos por otros derroteros éticos, entonces es necesario analizar si la propuesta es coherente. La responsable de todo el asunto es Karina Garantivá y es ella quien nos introduce a través de un discurso inicial en las ideas que sustentan su proyecto. Discurso este algo caótico, con descripciones sobre cómo se ha llegado a preparar este espectáculo, que para el público pueden ser desconcertantes, pero que vale para llegar a la conclusión en esa deriva metateatral que prepara el terreno para el epílogo. Esa conclusión se ahorma con cuestiones que parecen hacer referencia, por ejemplo, al «Experimento Milgram», que pretendía responder a preguntas como: «¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto solo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos llamarlos a todos cómplices?». Además de este asunto, de vital importancia ética, se nos induce a la comparación entre las medidas de control sanitarias que estamos padeciendo y que, también, tienen implicaciones sobre nuestros derechos y la manipulación de los totalitarismos. Sigue leyendo →
Magüi Mira adapta y dirige esta obra de Sanchis Sinisterra en la que se especula con la mirada del otro anónimo
Foto de marcosGpunto
En los últimos años estamos asistiendo a toda una batería de enfrentamientos en relación a la leyenda negra y al revisionismo acerca del Descubrimiento-Encuentro-Holocausto-Conquista de América. Diversos libros convertidos de éxito, alguna estatua derribada y las declaraciones de AMLO en Méjico, generan un contexto propicio para que la obra que José Sanchis Sinisterra comenzó a escribir a finales de los setenta, pero que terminaría en 1991, añada más de esa postura revisionista tan encajada en el multidiscurso posmoderno. Recordemos, para empezar, que el texto lleva como subtítulo La herida del otro. La visión del dramaturgo es cuando menos ingenua y redundante de esa consideración tan uniforme del nosotros y del ellos (no está de más recodar las Leyes de Burgos, de 1512, o los matrimonios mixtos). Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿A qué facción histórica de conquistados o conquistadores, de esclavos o amos, nos podemos adscribir según nuestro árbol genealógico o nuestro genoma? Las víctimas y los verdugos aquí se multiplican realizando una incursión política absolutamente inverosímil y buenista que no se sabe por dónde coger, como vamos a ver. Porque Sinisterra desbroza la línea temporal para posicionarnos en nuestro presente, con la fluctuación onírica de un protagonista que no se encuentra en sí mismo. Sigue leyendo →
Una propuesta visualmente muy atractiva de Ernesto Caballero donde se pretende modernizar a Chéjov
Foto de marcosGpunto
Encontrar el punto preciso entre la nueva perspectiva y la vigencia de un argumento que se nos escapa en el tiempo más allá de que los temas rebroten como en cualquier clásico. Hasta qué punto la versión de Ernesto Caballero recae ante todo en el ambiente creado por su equipo artístico. Porque la escenografía de Paco Azorín es extraordinaria, ya que cada una de sus propuestas a lo largo de la función encajan en un gran atractivo visual. Una combinación de detalles que van desde una gigantesca casa de muñecas, a la abertura en diagonal del enorme parqué para crear una vereda mientras caen las hojas y nos amplían la mirada hasta un horizonte tan lejano, pasando por ese pequeño tren que simula el viaje inicial de los protagonistas o esas enormes pantallas que jalonan el escenario (allí se plasman los vídeos ilustrativos de Pedro CHamizo). Una atmósfera otoñal, taciturna, macilenta en ocasiones, iluminada por Ion Anibal con preciosismo. A ello se añade el vestuario de Juan Sebastián Domínguez, quien salva casi todas las estridencias, apegándose a una elegancia contemporánea, un tanto casual y pija, claro (podemos fijarnos en el vestido diseñado por Ulises Mérida que lleva Carmen Machi). Además, el movimiento ideado por Carlos Martos logra que esa amplitud de la escena lo sea aún más. Las pegas que se pueden poner tienen que ver más con aspectos textuales; pues, aunque resulta ágil al oído (recorte mediante para ajustarlo a una disfrutable hora y cincuenta minutos), no parece que se haya actualizado el lenguaje (por ejemplo, el tratamiento de los señores y de los criados) tanto como para que sea coherente con lo visto. Sigue leyendo →