Los yugoslavos

Juan Mayorga continúa en el Teatro de La Abadía abordando el poder de las palabras en un drama de menos fuste que otros anteriores

Foto de Lucía Romero

Antes de recurrir a los temas recurrentes del propio Juan Mayorga, me viene a la cabeza La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Aunque sea porque hallo efluvios en algunas de las concepciones de aquel novelista. Puesto que quiero creer que nuestro dramaturgo nos exige ver más allá y que tenemos que desvelar ciertos códigos en el uso concreto de algunas expresiones y de algunos silencios. Los cuatro personajes que pasarán delante de nosotros ─y todos aquellos clientes como espíritus que, en gran medida, se refieren a seres que poblarán otras obras del autor: la gafas de nadar perdidas, que nos recuerdan a Intensamente azules o las referencias a María Luisa o el jugador de ajedrez que remite a Reikiavik─ se dividen en ángeles y en cuerpos «unidimensionales», como señalaba Marcuse, para hacer referencia a esas personas cosificadas, instrumentalizadas por la sociedad. Sigue leyendo

Los santos inocentes

La adaptación de Fernando Marías y Javier Hernández-Simón sobre la novela de Miguel Delibes se mueve entre el simbolismo y el comedimiento

Los santos inocentes - Foto de marcosGpunto
Foto de marcosGpunto

Definitivamente debo estar equivocado, a tenor del éxito general de esta propuesta. A mí esta versión teatral que firman el fallecido novelista Fernando Marías y el dramaturgo Javier Hernández-Simón me parece que incide en algunos de los elementos que menos me convencen de la novela de Miguel Delibes. Aunque antes creo que debemos empezar por la situación del espectador medio, aquel que mantiene en su retina la perspectiva cinematográfica de Mario Camus, y que se convirtió en una las cintas señeras de la filmoteca española. Es decir, no podemos acudir al Matadero —ya han recorrido casi todas las provincias anteriormente— y obviar el film. No obstante, creo que lo interesante es especular con la mirada de esos estudiantes que acuden antes al teatro que a la novela y a la película. Qué puede observar alguien de las nuevas generaciones, un urbanita con el móvil soldado a los dedos, alguien sin pueblo familiar al que asistir en verano, donde aún quede algún retazo de lo que fueron en un pasado reciente. Seguramente les parezca algo absolutamente remoto; pero no estoy seguro de que vayan a percibir el olor de la miseria, la falta de agua y de luz, el frío de la intemperie; puesto que esta es una adaptación higienizada y carente de naturalismo. Sigue leyendo

Principiantes

El mundo de Raymond Carver se vivifica en una atmósfera taciturna para cuestionar el concepto de amor

Retrato por el Fotografo Pablo Lorente
Foto de Pablo Lorente

Entiendo que la apuesta va directa a la ambientación en su sentido más amplio en la dramaturgia. Crear una atmósfera trazada por la iluminación de Valentín Álvarez, quien confía en la frialdad melancólica del anochecer, en el fustigamiento silencioso de la violencia soterrada con los azules y algunos rojos que se cuelan en las evocaciones. Destinar la función, digo, a una respiración elíptica, no al modo de Chéjov (las influencias son consabidas), pues este da un oxígeno a los personajes que les permiten entoñar su runrún emocional en una cotidianidad mundana. En Carver, los individuos son evocados por la pulsión existencialista, por el sin sentido de la sociedad de consumo americana en los años setenta, por esa zozobra del fracaso recurrente cuando, en realidad, se vive cómodamente. Beatriz San Juan concita a esos seres alrededor de una mesa, delante de los paisajes que se plasman en una gran pantalla y que Miquel Àngel Raió ha ideado. Estados Unidos es un país despoblado, en general, y el narcisismo de la clase burguesa hace tiempo que configuró la lejanía y el distanciamiento familiar Sigue leyendo

¿Quién es el Señor Schmitt?

Sergio Peris Mencheta dirige a Javier Gutiérrez y a Cristina Castaño en una comedia que mezcla géneros como el teatro del absurdo o el suspense

El programa de mano ya lo deja claro: «…una obra meramente existencialista, prescindiendo de filosofadas metafísicas…». Una forma sofisticada de reconocer que lo presentado es para todos los públicos; aunque el marchamo que arrastra Peris-Mencheta en los últimos tiempos va por otros derroteros, no tenemos más que fijarnos en Lehman Trilogy o en La cocina. Digamos que este texto firmado por el francés Sébastien Thiéry me parece lingüísticamente ingenioso, pero vacío y redundante, si lo que esperamos es atisbar algo que vaya más allá, como ocurría con los claros antecedentes literarios de los que bebe; es decir, Ionesco o Sartre. ¿Quién es el Señor Schmitt? es un montaje que se expone descontextualizado respecto de un ambiente social o político. Es un divertimento de equívocos absurdos, en una realidad que se agota enseguida, porque la trama es unidireccional. Nada kafkiano a lo que asirnos para que el misterio o la incongruencia de la vida dialoguen con lo que observamos. O sea que el juego se pone en marcha con una llamativa interrelación entre el aviso ―con la voz del director en plan bien agresivo (no queda otra)― para que el respetable apague su maldito móvil y la propia acción de la obra, donde suena un teléfono que no debería hacerlo, pues la familia Carnero carece de él. Enseguida entendemos que Javier Gutiérrez se acoge a ese tono furibundo que domina tan bien y que lo hermana con José Luis López Vázquez, y que se lo hemos visto desarrollar mucho más en el cine (véase Campeones) o en la televisión (por ejemplo, Estoy vivo), donde prima su vertiente de perdedor; que en el teatro, donde ha demostrado en su dilatada carrera que es un actor con múltiples registros y matices (sirva recordar Los Mácbez). Sigue leyendo

Los Mácbez

La propuesta de Lima y Cavestany funciona estéticamente, pero el trazo grueso en la adaptación la ensombrece

los-macbez_3

La tragedia de Shakespeare trastoca su perspectiva si el protagonista se convierte, junto a la ayuda de su mujer, en un político gallego capaz de llegar al asesinato por medrar, pero si a esto le añades los últimos acontecimientos referidos a la presidenta de la Diputación leonesa, entonces, inevitablemente la obra cobra otra dimensión.  Sigue leyendo