La novela de Marta Sanz sobre los años del destape, adaptada por Mónica Miranda y dirigida por Raquel Alarcón, resulta pacata

Resulta llamativo que, con la abundancia de obras de teatro documento no se aproveche precisamente para llevar a escena una novela que trabaja, en parte, con un falso documental (cargado de fuentes reales extraídas mayoritariamente de internet); y que por escrito no luce tanto como en nuestra imaginación. Más extraño es si al frente de este montaje se sitúa Raquel Alarcón, quien hace unos meses ha dirigido 400 días sin luz, donde se intentaba trasladar la realidad de la Cañada Real.
Tengamos en cuenta que Marta Sanz (1967) publica su novela en 2013 y que los variados puntos de vista que adopta configuran un relato que se deshilvana en la adaptación de Mónica Alarcón. Primero, porque se establece un contraste realmente potente y persuasivo entre la mirada ingenua (para nosotros irónica, pues, en cierta forma le quita glamour a ese proceso de la Transición tan hiperbolizado) de una chica de doce años, que podría ser un trasunto de la propia autora, que juega a ser una de esas mujeres de armas tomar en plena época del destape, y esas diez secuencias —llamadas «cajas»— que se van intercalando, donde a modo de pastiche, artefacto camp o cutrelux, van apareciendo en entrevistas donde desfilan esas actrices que protagonizaron a su vez otro contraste, que es el que debería producirse en escena; pero que no se logra. Sigue leyendo



No queda tan lejos aquel maravilloso espectáculo que nos ofreció Toni Servillo en el Festival de Otoño de 2009 sobre la Trilogia della villeggiatura condesada en tres horas. Ahora la compañía Venezia Teatro comienza su proyecto de montaje sobre las tres piezas que componen esta «Trilogía del veraneo» que Carlo Goldoni escribió allá por 1761. Deudor de la «comedia del arte», cuando esta vivía su estertor, se propone una transformación del teatro italiano; lógicamente impregnado por el estilo neoclásico de la época con esas intenciones didácticas que subyacen a la delectación. En esta primera comedia titulada Le smanie della villeggiatura, es decir, Los afanes del veraneo o Los desvaríos del veraneo, según la adaptación de José Gómez-Friha, que moderniza la pieza con anacronismos y léxico actual como forma de acercamiento. Además, se ocupa de la dirección, con una meritoria labor. 