Un dios salvaje

La comedia de Yasmina Reza sobre las disputas entre parejas burguesas cambia de elenco para acomodarse nuevamente en el Teatro Alcázar

Foto de Nacho Peña

Regreso al Teatro Alcázar para comprobar cómo le ha pasado el tiempo a esta obra de Yasmina Reza (también célebre por Arte, que no para de sumar adaptaciones), despúes de que la estrenaran en 2008. Cambio de elenco y, por lo tanto, cambio de tono interpretativo. Sería mucho dirimir sutilezas en cada momento, y sería bastante subjetivo aseverar si preferimos a unos u a otros. Aunque he de reconocer que la pareja Aitana Sánchez-Gijón y Antonio Molero me encaja más que Millán-Lumbreras (no solo por la altura). Por otro lado, Clara Sanchis le aporta a su papel un sesgo más extravagante ─como veremos─, muy alejado de la finura aniñada de Maribel Verdú. El resto es idéntico. Sigue leyendo

Cortázar en juego

José Sanchis Sinisterra y Clara Sanchis acogen el mundo lúdico del escritor argentino en un espectáculo inasible

Cortázar en juego - FotoSi usted no es cortaziano de pro, de esos que se han hecho varios cursitos de escritura creativa sobre relato hispanoamericano, quizás este espectáculo le parezca inasible, bobalicón y tremendamente aburrido. No pocas veces se ha considerado a Julio Cortázar un inspirador del Oulipo, aquel grupo vanguardista que jugueteaba con los límites lingüísticos y literarios. Traigo esto a colación, porque merece la pena comparar este proyecto con aquel montaje de Jesús Cracio en el Matadero titulado ¿Que no…?, sobre los Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau. Estéticas muy distintas, desde luego, pero con una ambientación lúdica muy similar. Sigue leyendo

Conspiranoia

El texto de Jordi Casanovas y Marc Angelet elaboran una comedia burguesa convencional donde apenas se inmiscuyen por vericuetos complejos

Conspiranoia - FotoEl problema fundamental de los conspiranoicos es que van abrazando teorías peregrinas hasta que estas implican cambios en su modo de comportamiento, en su alimentación, en el uso de la tecnología o en el cambio de su voto hasta llegar a un atisbo de locura: la evidente paranoia que consiste en pensar que toda la realidad es un complot. El tema da para muchísimo; porque el asunto se ha sofisticado de una manera inasumible hasta el punto de que nuestras más sensatas creencias pueden quebrarse. Sigue leyendo

Los desiertos crecen de noche

Las piezas breves de Sanchis Sinisterra enhebradas en un espectáculo de tintes vanguardistas en el Teatro Fernán Gómez

Los desiertos crecen de noche - FotoEn el Teatro menor, de José Sanchis Sinisterra se reúnen cincuenta piezas breves que son un puro juego, un divertimento, una indagación ontológica sobre la propia acción dramatúrgica; pero también, todo hay que reconocerlo, una impotencia a la hora de trasladar a escena unas pretensiones que «expulsan» al espectador de la experiencia estética, incluso al más consciente de los territorios que se sondean. Porque bien, como prólogo que es esa tesela llamada «Ahí está», donde una especie de exploradores en la total oscuridad descubren la luz, nos puede servir para dar comienzo; no obstante, ¿vale como obra autónoma? Ciertamente cuesta pensarlo. Otro asunto muy distinto es cómo se han enhebrado en esta propuesta con diferentes compases y con una proximidad muy elocuente. Sigue leyendo

Miércoles que parecen jueves

El mundo metaliterario del novelista Juan José Millás salta a escena a través de una conferencia dramática comandada por Clara Sanchis

Miércoles que parecen jueves - FotoConviene no escuchar este monólogo con el runrún de la Ley Trans de fondo, no vaya a ser que uno llegue incluso a considerar tránsfobo al autor, al especular con este gesto tan pirandelliano como cervantino de autodeterminarse, no ya en un hombre, siendo, en apariencia, Clara Sanchis una mujer, sino en un tipo concreto, es decir, toda una usurpación de la personalidad, sin recurrir al deep face, simplemente acogiéndose al pacto mágico de la ficción. Ya digo, cuidado con los efectos performativos del transformismo y de las patologías de nuestra entidad, no vaya a ser que desviemos el tema. Sigue leyendo

Antígona

Las Naves del Matadero acogen la versión que el mexicano David Gaitán presentó en el pasado Festival de Mérida sobre la gran tragedia sofoclea

Antígona - Foto de Diego Casillas
Foto de Diego Casillas

Al menos se ha tenido la decencia —no siempre ocurre así— de no mentar a Sófocles. El texto, la dirección, y toda la responsabilidad de lo que pasa en escena es de David Gaitán (México, 1984). Y aquí se le enmienda la plana al dramaturgo griego y se propone una confrontación de fuerzas y de tonos harto distinto, y harto, también, políticamente correcto. La única figura que verdaderamente nos puede atraer y que arrastra con vesania —casi otro Calígula más— todo el montaje, es Creonte. Y eso que el personaje ha sido caricaturizado torticeramente para acomodarlo a morales y a gustos más ajustados a las democracias de sufragio universal como las nuestras, que a la ateniense del siglo V, una sociedad tan machista a nuestros ojos, como deudora de unas costumbres religiosas entreveradas con sus leyes de una forma mucho más acuciante que en nuestros días (y si no que se lo digan a Sócrates, todo un cumplidor). Sigue leyendo

En palabras de Jo… Mujercitas

Lola Blasco busca en su texto a Louisa May Alcott a través de su célebre novela en un montaje de tintes metaliterarios

Foto de Esmeralda Martín

Aceptemos que a Mujercitas se le puede dar una vuelta y que se puede apreciar más allá de esa consideración costumbrista, conservadora y tan valorada por los estadounidenses de bien. Que en las entrañas de esa novela se cuela una nueva moral que funciona como un suave feminismo revolucionario que fragua a través de la escritura. Todo ello le ha dado a Lola Blasco para observar desde una perspectiva reflexiva y hasta filosófica a esas mujeres desgajadas de cualquier intromisión masculina directa. En escena no entran los hombres; así tampoco podremos aseverar que algunas de las proclamas que se escuchan durante la función realmente lleguen a ser efectivas frente a la mirada del varón. Pepa Gamboa ha marcado un compás fulgurante desde el principio, el lógico brío juvenil que nos entrega a unas muchachas con un desparpajo increíble. El montaje, salvo el decaimiento final, en el que resulta un tanto reiterativo su epílogo metaliterario; nos empuja por una pendiente en las ganas de atrapar una vida con caminos muy marcados y definidos, que su máxima protagonista anhela torcer. Desde luego, el primer tramo de la obra es un borbotón de energía que nos alegra. En plena Navidad, las March, llenas de entusiasmo, nos hacen creer de verdad que aquella existencia eminentemente hogareña y provinciana es la quintaesencia de la felicidad. Sigue leyendo

Naufragios de Álvar Núñez

Magüi Mira adapta y dirige esta obra de Sanchis Sinisterra en la que se especula con la mirada del otro anónimo

Foto de marcosGpunto

En los últimos años estamos asistiendo a toda una batería de enfrentamientos en relación a la leyenda negra y al revisionismo acerca del Descubrimiento-Encuentro-Holocausto-Conquista de América. Diversos libros convertidos de éxito, alguna estatua derribada y las declaraciones de AMLO en Méjico, generan un contexto propicio para que la obra que José Sanchis Sinisterra comenzó a escribir a finales de los setenta, pero que terminaría en 1991, añada más de esa postura revisionista tan encajada en el multidiscurso posmoderno. Recordemos, para empezar, que el texto lleva como subtítulo La herida del otro. La visión del dramaturgo es cuando menos ingenua y redundante de esa consideración tan uniforme del nosotros y del ellos (no está de más recodar las Leyes de Burgos, de 1512, o los matrimonios mixtos). Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿A qué facción histórica de conquistados o conquistadores, de esclavos o amos, nos podemos adscribir según nuestro árbol genealógico o nuestro genoma? Las víctimas y los verdugos aquí se multiplican realizando una incursión política absolutamente inverosímil y buenista que no se sabe por dónde coger, como vamos a ver. Porque Sinisterra desbroza la línea temporal para posicionarnos en nuestro presente, con la fluctuación onírica de un protagonista que no se encuentra en sí mismo. Sigue leyendo

El mago

Juan Mayorga firma y dirige esta obra sin fundamento ni enjundia sobre una mujer hipnotizada

Foto de marcosGpunto

Cuesta creer que un autor como Juan Mayorga considere que su nuevo texto está listo para subir a las tablas. Si no fuera porque es un dramaturgo experimentado y exitoso, diríamos que El mago está firmado por un bisoño. ¿Qué se ha pretendido plasmar en esta comedia? En principio, nada trascendente y tampoco nada entretenido. Contamos con Nadia, una mujer que acaba de llegar a casa y, por lo visto, ha sido hipnotizada en un espectáculo de magia. A partir de ahí, al espectador se le envuelve con toda una serie de explicaciones de cada situación que va ocurriendo. Por ejemplo, dar por hecho ―y convertirlo en un hilo narrativo del que tirar―, que ella (una doble, se supone) permanece aún en aquella función, subida a un estrado, junto a otras dos chicas; mientras ejecuta todas las instrucciones del hipnotista y que la susodicha materializa disciplinadamente y por duplicado. La coyuntura se alarga con diversas cuestiones paradójicas y fantasiosas, evidentemente, que se encauzan por los derroteros de un absurdo suave y que debería provocar la carcajada. No es así, puesto que cada paso está flanqueado por diálogos que pretenden justificar lo que vemos ―por increíble que sea―, en lugar de permitir su vuelo y su agilidad. Sigue leyendo