Raquel Alarcón dirige en el Teatro Valle-Inclán la adaptación sobre la novela de Josefina Aldecoa
Foto de Geraldine Leloutre
En el 2023 Paula Llorens había protagonizado y adaptado la novela de Josefina Aldecoa. Aquella fue una propuesta sin fuste. Esta que dirige Raquel Alarcón en el CDN posee una producción potente, que favorece el adentramiento en lo que quiso narrar la autora. Podría empezar reconociendo que la obra de la pedagoga no me parece que literariamente esté certeramente elaborada. Es demasiado sintética en sus tres partes fundamentales, pasa de refilón sobre ciertas coyunturas históricas, los personajes secundarios apenas están esbozados y hasta de la protagonista se podría afirmar que le falta hondura, que queda opacada por su papel de narradora. Sigue leyendo →
Emilio Ruiz Barrachina recrea las últimas horas de Federico García Lorca en un espectáculo con altibajos dramatúrgicos
Quizás resulte un tanto equívoco el nombre de la propuesta, pues el subtítulo: Pasión y muerte de Federico García Lorca, le hace más justicia. Ciertamente, partimos de Comedia sin título, la obra inacabada que Alberto Conejero «completó» con El sueño de la vida (lo de Marta Pazos fue otra cosa muy distinta). Precisamente, este dramaturgo, tan influido por el poeta, tuvo un éxito tremendo con La piedra oscura, cuando recreó la biografía de Rafael Rodríguez Rapún, el amante de nuestro protagonista. Sigue leyendo →
María Goiricelaya adapta la célebre película de Vinterberg aportándole un aire de sofisticación para un espectáculo provocador
Foto de Moreno Esquibel
En el año 2005, Pablo Ley subió a las tablas una adaptación de Festen, aquella película que lanzó Thomas Vinterberg en 1998 para dar a conocer los presupuestos del movimiento Dogma, que había «pactado» (el «voto de castidad») con su colega Lars von Trier. Luego, en 2007, para el CDN, fue Magüi Mira quien la emprendió con este argumento. Ambas procedían sobre la blancura, sobre esa higienización escénica que provocara el choque, cuando llegara la impudicia. María Goiricelaya le ha introducido un peculiar aire de sofisticación, por el que podemos conectar más. Un ritmo muy ágil, un gran distanciamiento a través de la elegancia y una capacidad de síntesis muy favorable para la intensidad que se propicia. Sigue leyendo →
La adaptación de José Ramón Fernández sobre la trilogía de Pío Baroja se envuelve en un tono excesivamente caricaturesco
Que la empresa, a priori, era arriesgada eso es más que evidente y, por eso mismo, la producción parece que debiera haber sido más acorde con el magno planteamiento. Porque la factura se torna macilenta, pobre y repetitiva. Una especie de quiero y no puedo permea el ritmo. Conviene comparar este montaje con El laberinto mágico, la adaptación del ciclo novelístico de Max Aub que José Ramón Fernández hiló para que Ernesto Caballero lo dirigiera en el CDN. Evidentemente, son historias muy distintas; pero la ambición inicial posee elementos similares en cuanto a su magnitud y a su longitud. Pienso que el versionador, en este caso, no ha estado tan fino a la hora de reducir o, incluso, anular la presencia del propio Baroja (trasmutado en ocasiones en el Unamuno más nivolesco, con esos guiños metaliterarios infunde) que encarna Ramón Barea. Sus descripciones, sus acotaciones valen para que tomemos aire; aunque también para que el dinamismo se resienta. Sigue leyendo →
El ciclo de novelas sobre la Guerra Civil de Max Aub encuentra una versión teatral que recoge todas sus esencias
Foto de marcosGpunto
A la hora de llevar a las tablas un ciclo tan extenso como este que nos concita en el que Max Aub a través de seis novelas (de longitudes diversas) y otros cuentos y piezas breves en los que quiso revelar su visión de la Guerra Civil, no creo que sea necesario exigir una fidelidad respecto al relato. En este caso lo más importante es recoger el espíritu, la atmósfera que se nos quiere trasladar desde el terreno de los perdedores de los que, como escritor comprometido con la izquierda (muy crítico luego), se sentía deudor. La versión de José Ramón Fernández podría haber tenido muchos recorridos posibles, pero desde luego no hubiera valido cualquiera. La función que nos ofrecen en el Teatro Valle-Inclán condensa y amalgama las sensaciones de la desesperación, el arrojo y la claudicación con verdadera consistencia. Esto que por un lado nos puede fascinar en cuanto que nos compromete y nos reclama hacia esa historia de nuestra historia ya cada vez más lejana; por otra parte, nos mantiene en una distancia prudencial debido, y esta quizá sea la única gran pega que se le puede poner a este espectáculo, a la falta de unos protagonistas más concretos, más redondos, con los que pudiéramos profundizar no ya solo en el evento, sino en las entrañas personales de algún individuo peculiar. En definitiva, la disolución que se produce ante lo grupal. Todo ello no evita que podamos trazar un línea argumental sobre una compañía de teatro que desde Valencia se propone viajar a Madrid en plena guerra, con entusiasmo y desconcierto a partes iguales. Sigue leyendo →
Versión de la obra brechtiana estilizada por un vestuario icónico diseñado por Felype de Lima
Foto de David Ruano
A pesar de que Galileo Galilei es uno de los personajes históricos más populares (1564-1642), se sigue manteniendo el bulo de que fue quemado en la hoguera por contradecir el modelo ptolemaico, como sí lo fue, por razones parecidas, Giordano Bruno. La obra que escribió Bertolt Brecht, quien reescribió en tres ocasiones el texto (aquí tenemos la última versión, de 1955), puede parecer a primera vista demasiado tendente a la fría biografía e, incluso, al documentalismo. Al fin y al cabo, hablamos de un anciano dedicado a sus pesquisas científicas día y noche. La versión y la dirección de Ernesto Caballero permiten dinamizar enormemente la función. Recurre desde el principio al truco metaliterario desde el cual todo se presenta como un ensayo en el que mágicamente el mismo Bertolt Brecht se pone en la piel de Ramon Fontserè para convertirse en Galileo. Así se logra, como bien afirman, que el propio protagonista no envejezca y tampoco el pequeño Andrea, el cual puede mantener siempre el mismo rostro incólume de Tamar Novas. Aunque, desde mi punto de vista, la mejor decisión que ha tomado el director del Centro Dramático Nacional ha sido elegir a Felype de Lima (aún se recuerda su labor en el Faustode Pandur) como diseñador de vestuario. Es el generador de toda una estética en la que se conjuga la sencilla ropa que cualquier actor puede emplear en un ensayo, con los elementos de atrezo que van a definir su personaje. Combina prendas maltrechas, como las túnicas de fieltro roído que usa Galilei, con complejos cascos-máscara en los que se hibrida el pico del médico de la peste con la protección que cualquier soldado podría llevar en la cabeza durante la Segunda Guerra Mundial. Todo se impregna de negritud, esplendorosa en la vestimenta de las damas de la corte o en el contraste en blanco del Papa, y cómo se recrea en escena todo el proceso de su propio vestir. Encontramos gorgueras, estolas, levitas, pero también pantalones, cinturones, guantes de plástico en una mezcla atemporal y anacrónica que nos sumerge en un mundo oscurantista atenazado por la enfermedad y soportado por el carnaval. Sigue leyendo →
El reciente Premio Nacional de Teatro, sostiene y vertebra la representación de las Comedias bárbaras de Valle-Inclán
La propuesta de Ernesto Caballero es solvente y se recrea más en los detalles que en la búsqueda de la espectacularidad. La trilogía comienza por la última parte (Romance de Lobos), aunque se queda en suspenso mientras se intercalan las otras dos. Enseguida destaca positivamente el uso de los propios actores a la hora de representar animales (caballos, perros) o, incluso, un barco generando un simbólico juego de formas. No hay que olvidar que Valle-Inclán es deudor del simbolismo y en este ciclo se manifiesta, sobre todo, en el espacio mítico y en la representación de las fuerzas maléficas que se insertan en aquella tierra galaica como preludio al esperpento. Con Cara de Plata asistimos a uno de los primeros grandes argumentos de la pieza: la prohibición de paso por las tierras de Lantañón. El señor, don Juan Manuel Montenegro, se niega a que unos feriantes atraviesen por sus propiedades. Se hace valer de la ayuda de su hijo Carita de Plata, un muchacho insolente que toma vida con David Boceta, al que le faltaría todavía más chulería y desparpajo. Sigue leyendo →