La gran ilusión

Lluís Pasqual regresa a Eduardo de Filippo con elenco argentino para propiciar un mero entretenimiento en los Teatros del Canal

Foto de Carlos Furman

Planteemos si era necesario el programa doble, es decir, insistir con el proyecto que en su momento Lluís Pasqual tituló A teatro con Eduardo. Ahora se nos «vende» como La gran ilusión, aunque el nombre solamente sea indicado para la extensa segunda parte y que es adaptación de la obra La gran magia del dramaturgo italiano. El primer cuadro procede de Señor y gentilhombre, que escribió en 1928. Y pienso que sobra, que no termina de engarzarse con lo que viene después, que es un ejercicio pirandelliano de metateatro que ya hemos visto copiado demasiadas veces en estas últimas décadas. Es un divertimento, donde unos cómicos ensayan su función de la tarde y evidencian que aún les queda mucho para tenerla lista. Así que el apuntador (un Paco Gorriz muy gracioso) tendrá que intervenir «demasiado» para llevar hasta la exasperación al director-protagonista. Poco más, porque no hay más camino que trazar.

De Filippo ha sido visitado en varias ocasiones en estos años, desde aquel De voci di dentro hasta ¡Nápoles millonaria!, pasando por Questi fantasma o Navidad en casa de los Cupiello. Comedias, tragicomedias e incursiones muy solventes y costumbristas de la posguerra. Aquí resulta esto un entretenimiento excelentemente interpretado, pero que no dejará un poso suficiente dada la ingenuidad que se maneja con el engaño. No discurre el texto por los vericuetos de aquel efecto de inmersión que practicó Buero en La fundación. No sentimos esa identificación con la víctima, no nos vemos acometidos por una empatía profunda con ese malhadado. Los equívocos parecen destinados a la distracción burguesa para aquel 1948.

Sinceramente, el tema, contando con el prólogo, se alarga en demasía (más de dos horas). Tengamos en cuenta, también, que se incluyen varias canciones tradicionales napolitanas, tarantelas, que suenan con buen gusto, interpretadas por Santiago Sirur, secundado por un trío de músicos. Y eso que el ritmo que le imprime Pasqual es excelente y apenas decae en algunas transiciones. El humor levemente irónico permea la acción y, ante todo, el elenco argentino se muestra ducho en estos avatares tan fantasiosos. Destaca, por supuesto, Marcelo Subiotto, a quien la temporada anterior disfrutamos con su interpretación en Encuentros breves con hombres repulsivos. Aquí se enmascara de profesor Otto Marvuglia, un ilusionista, que se dedica a tan desencantado oficio en el Hotel Metropole, en 1950 (según la adaptación). Va acompañado de su esposa, una Pata Echegoyen, que aún seduce entre sus creíbles enfados. El tipo es capaz de improvisar respuestas insensatas para las preguntas más que insolentes. Un embaucador apabullante, repleto de energía y abocado a sostener sus mentiras hasta las últimas consecuencias. El burlado doble de este asunto será el celoso Calogero Di Spelta, que Pablo Mariuzzi va transformando hasta el patetismo del enfermo. Observará cómo su mujer desaparece durante el espectáculo al introducirse en un sarcófago y terminar, según le «han sugestionado», en una caja acristalada. Creer o no creer. Abrirla o no. Aguantar el rictus, mientras se ríen de él. Pues ella ha escapado en la lancha de un efebo musculado, que Ignacio Sureda, caricaturiza. Luego, tras cuatro años volverá Marta, una Yanina Gruden, que tiene poco papel para demostrarnos sus habilidades. A ellos se sumarán, entre idas y venidas, los cómplices, Sr. Zampa, que acoge Pablo Razuk, y Gervasio Penna, con Nacho Gadano; ambos listos y precisos para aumentar la confusión. No faltan las damas Elvira Onetto y Alejandra Radano que resultan algo estrafalarias. Sus rostros pintados de blanco, en ese afán que tuvo el autor de recuperar los efluvios de la Commedia dell’Arte, se adentran también en lo estrafalario ─así ocurre cuando, al final, aparece la familia de Calogero─. Además, observamos una decadencia y una melancolía que, de alguna manera, introduce seriedad en ese trajín. Ayuda, indudablemente, la escenografía de Vanesa Abramovich, que trabaja con diferentes paneles que giran para situarnos en el esplendor hotelero y en los rudimentos de las bambalinas.

Desde el punto de vista artístico, el montaje vale mucho. Hay mucha ambición, mucha entrega, mucho sentido de la actuación vibrante; pero la obra de Eduardo de Filippo tiene menos recorrido de lo que pueda parecer. El planteamiento sobre la vida en el engaño perpetuo, en el ilusionismo, no deja de ser un juego.

La gran ilusión

Dirección, traducción y versión: Lluís Pasqual sobre La gran magia, de Eduardo de Filippo

Reparto: Marcelo Subiotto, Paco Gorriz, Yanina Gruden, Alejandra Radano, Elvira Onetto, Pablo Razuk, Nacho Gadano, Pablo Mariuzzi, Ignacio Sureda y Pata Echegoyen

Performer: Laia Bussalleu Martino

Músicos: Shino Ohnaga (acordeón), Germán Martínez (guitarra), Ernestina Inveninato (violín y mandolina)

Cantante: Santiago Sirur

Coordinación de producción: Eliana Staiff, Gonzalo Bao, Gustavo Schraier

Coordinación de producción técnica: Santiago Miró

Producción técnica: Fernanda Blengio y Ana Carolina García

Coordinación técnica de escenario: Rosana Rodríguez y Lucas Pulido

Coordinación de talleres escenográficos: Luciana Hernández

Coordinación de talleres de vestuario: Camila Ferrin

Utilería: Raúl González

Sastrería: Iliana Miño

Peluquería y maquillaje: Patricia Falvella

Sonido y vídeo: Roxy Merlo

Asistencia de escenografía: Estrella Villamayor

Asistencia 2da de vestuario: Martina Nosetto

Asistencia de vestuario: Mariana Seropian

Adaptación local del texto: Fernanda Cava

Entrenamiento y asesoría de magia: Guillermo Flores

Dirección de casting: Norma Angeleri

Vídeo: Moreno Pereyra

Director asistente: Edgardo “el Negro” Millán

Música y dirección musical: Julián Vat

Diseño y adaptación de iluminación: Omar San Cristóbal

Diseño y adaptación de escenografía: Vanesa Abramovich

Diseño de vestuario: Renata Schussheim

Producción ejecutiva en España: Producciones Teatrales Contemporáneas, SL

Coordinación de producción: Sebastian Blutrach

Una producción integral del Teatro San Martín / Complejo Teatral de Buenos Aires (Argentina)

Teatro del Canal (Madrid)

Hasta el 23 de febrero de 2025

Calificación: ♦♦

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