Un espectáculo de teatro documento que se sobredimensiona a partir de una serie de hitos que vinculan el baloncesto y el fútbol con distintos acontecimientos políticos

Recordemos los exitosos Shock 1 y Shock 2 que dirigió Andrés Lima en el Centro Dramático Nacional. Teatro político y documental, crítico y desenfadado, sarcástico hasta rozar la demagogia. Bien, pues Jose Padilla parece que ha pretendido el Shock 3… pero sin una producción a la altura del embrollo, sin un soporte audiovisual que pudiera echar un cable al respetable y sin un elenco lo suficientemente dúctil (para el deporte), vestidos de la década de los 70, carentes de una caracterización mínima, que fomentara la verosimilitud (meterse en la piel de individuos negros de más de dos metros lleva las convenciones teatrales a excesos algo abusivos) y arrojados al parqué como personajes deshilachados o, peor, únicamente como narradores.
El dramaturgo se ha liado la manta a la cabeza de tal manera, que se ha pegado un recorrido mundial e histórico, que apabullará a más de uno con nombres y con referencias a acontecimientos que nos quedan muy lejos. Se echa en falta claridad; aunque la idea de fondo sea tan sencilla como desvelar una vez más nuestra hipocresía mercantilista.
El montaje parece contener dos destinos diferenciados; y estos, entre otros múltiples vericuetos, no están cohesionados mínimamente como para que el recorrido político y conceptual tengan un sentido más concreto sin caer en el maniqueísmo de la Guerra Fría. Es más, que se emplee el baloncesto desde su dimensión lúdica y metafóricamente bélica, pues tiene su rollo; si luego te quieres pasar al fútbol, pues el asunto empieza a no casar estéticamente y, en esto, la dramaturgia se quiebra delante de nuestros ojos.
A pesar del prólogo, excesivamente pastoso y elevado, donde se incluyen varias reglas del baloncesto, y que Pablo Béjar resuelve enérgicamente, el primer «cuarto» del espectáculo tiene interés y se desarrolla a un ritmo asumible. Nos situamos en el conflicto ocurrido en Hong Kong en 2019, por el cual, se iba a permitir que sus habitantes pudieran ser extraditados a China en caso de delito. Esto suponía una pérdida de derechos grandiosa. De esta forma, se nos da cuenta del meollo que, como un efecto mariposa, provocó toda una serie de problemas internacionales. Es decir, el asesinato en Taiwan de Poon Hui-wing por parte de su novio hongkonés.
Desde aquí, háganse a la idea: Lucía Trentini, encarnando a la gobernadora que quiso cambiar la ley, con toda su esperpéntica argentinidad; Almudena Puyo, metida en modo Bruce Lee (y, después, como LeBron James), los jugadores de la NBA de gira por China con todos los tumultos, mientras un directivo de los Houston Rocketts ha puesto un tuit pidiendo democracia para la ex colonia británica. Solo esto ya sería suficiente para exprimir una idea y observar las distintas caras y posiciones que cada uno ocupa en la «cancha» geopolítica; aunque Padilla ha pensado que nos sabría a poco y despeña su artefacto.
Asuman esto: URSS contra EE.UU. en la final de las Olimpiadas 72, el combate (ficticio, claro), de Rocky Balboa, una declaración de Trentini haciendo de Brittney Griner, jugadora estadounidense actualmente encarcelada en Rusia; como un sainete, Piqué, Rubiales (Federación de Fútbol), con sus mensajitos, con el Rey emérito en gansada manifiesta y tópica, más Shakira; y, luego, para continuar con Silvia de Pe (actriz poderosa) con otro monólogo (explicativo en demasía) para hablarnos de una tal Paola Schietekat, ex futbolista, que fue condenada por adulterio en Qatar a la cárcel y a cien latigazos. Y sí, todo para decirnos, que en ese país sin los mínimos derechos fundamentales vamos a celebrar el Mundial de fútbol. Y qué razón tiene el dramaturgo. No obstante, su denuncia queda aplastada por el caos que él mismo ha propiciado.
Texto y dirección: Jose Padilla
Reparto: Pablo Béjar, David Castillo, Silvia de Pé, Zaira Montes, Almudena Puyo y Lucía Trentini
Diseño de iluminación: Pau Fullana
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Voz y percusión: Lucía Trentini
Escenografía: Eduardo Moreno
Vestuario: Vanessa Actif
Ayudante de dirección: Sabela Alvarado
Director técnico: Fernando Díaz
Asesor de baloncesto: Jesús Sala
Asesor de movimiento: José Juan Rodríguez
Dirección de producción: Miguel Cuerdo
Producción ejecutiva: Jair Souza-Ferreira
Ayudante de producción: Elisa Fernández y Sara Brogueras
Comunicación y giras: Pepa Rebollo
Ayudante de comunicación y giras: Ana López-Rúa
Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval
Una producción de LAZONA
Coproducción: Teatros del Canal
Teatros del Canal (Madrid)
Hasta el 31 de julio de 2022
Calificación: ♦♦
Texto publicado originalmente en La Lectura de El Mundo.