El tercer espectáculo de José y sus Hermanas explora la historia de nuestro turismo a través de un collage satírico muy elocuente
Debía comprobar si a la tercera oportunidad la compañía José y sus Hermanas había alcanzado esa supuesta categoría de enfant terribles, con la que fueron anunciados con su primer proyecto: Los bancos regalan sandwicheras y chorizos. Luego llegaría Arma de construcción masiva y, ahora, diría que se superan con esta nueva pieza y que van puliendo su estilo, tan deudo de gente como Rodrigo García y su verborrea de crítica social ironizante. Pero siguen muy empeñados en derivar de Franco nuestros últimos cuarenta y siete años. Y sí, de aquellos barros algunos de nuestros lodos; aunque me parece un tanto grueso finalizar el espectáculo volviendo a mentar a la bicha. Al menos no han sido tan machacones como en otras ocasiones. Franco mal, desde luego, no obstante, qué más. Y sí, aquí hay más. Principalmente el cutrerío que hemos arrastrado los españolitos capaces de cualquier tropelía por ocupar esos quince días de rigor fundamentalmente en el infierno llamado playa. Porque, ante todo, Explore el jardín de los Cárpatos es cutre en la mirada del dramaturgista Ignacio de Antonio Antón, como no podía ser de otra manera. Estoy seguro de que si técnicamente hubiera sido factible habrían empleado aquellas primeras videocámaras de mano con sus casetes incorporados propias de nuevos ricos con las que se grabaron esos engendros cinematográficos de la cotidianidad cochambrosa. Eso sí que fue cine gore. En el Conde Duque se dan al croma azul para crear videoclips caseros, con esos collages infames en los que se solapan dos imágenes. Lo mismo les vale para recrear un programa de cocina y elaborar el enésimo gazpacho —con ese tomate Raf desarrollado en los orígenes del turismo patrio—; como para evidenciar la monstruosidad que ha supuesto Marina d´Or y su machaque ecológico para alentar las segundas viviendas que dan tanto empaque sociocultural en el barrio.
En el inicio, el asunto es tan sencillo como la conversación que tantos de nosotros podríamos tener sobre nuestros planes veraniegos. El elenco, «tumbado» sobre sus toallas frente al sol, con sus bañadores ¿último? modelo exponen sus planes estivales como aspiraciones cumplidas de esa clase media exigua y boqueante que se autoconvence alegremente de su suerte, de su estatus y de la seguridad de que tiene a muchos por debajo envidiándolos. Momento que es aprovechado por Glòria Ribera para soltar unas pullas con su perfilado gesto rozagante. Sus piezas dan cuenta de cómo todo un país, desde aquellos años sesenta del Spain is different, de Fraga, se ha reconfigurado y metamorfoseado a golpe de pelotazo urbanístico para que en 2019 llegaran 83,7 millones de turistas.
Es innegable la entrega del grupo en pos del desparrame y el morro, de la insolencia y de la desfachatez. En esto, la sátira alcanza cotas grotescas como el tema de trap que canta Gemma Polo a tope de autotune para profundizar en el glamur churretoso de este ocio tan «exquisito». La actriz, quien protagonizó En lo alto para siempre hace unos meses, demuestra nuevamente su soltura escénica. Igualmente, Marta Díez nos expone la técnica Pomodoro, una especie de taylorismo personal dedicado a aprovechar nuestro tiempo al máximo. Directamente nos encontramos con el jolgorio de los viajes, como esa agonía por gastar los puntos de Iberia y surcar los cielos como si no hubiera un mañana. Ir de aquí para allá con tal de escapar de la realidad, de remarcarlo con un selfie y no saber ni dónde has estado; porque el turismo es una experiencia kitsch de cartón piedra carente de autenticidad; porque lo auténtico ha desaparecido en nuestro mundo global y los daiquiris los sirven igual en las islas paradisiacas del Pacífico, del Atlántico y del Índico. Antes, Carolina Manero nos ha expuesto cómo hemos vendido nuestro propio territorio para crear esta gran industria. Este hecho nos lleva a uno de los momentos cumbre de la función: Alejandro Curiel se transforma delante de nuestros ojos en sirena —un ejemplar único dispuesto a la extinción— quien no solo critica la superficialidad del montaje; sino que se pone en modo Greta Thunberg a lloriquear por los desastres del ecosistema. Ya es demasiado tarde.
Explore el jardín de los Cárpatos, título que hace referencia a una campaña publicitaria de Rumanía, es una propuesta breve que caricaturiza más a los turistas españoles que al propio concepto de turismo —la sofisticación se ha implementado de manera soberbia—. Y si bien tiene los desbarres propios de la compañía, hay que reconocerles más inteligencia, concisión y pujanza. Además, si el espectador quiere ampliar sus emociones puede visitar la web que esta gente ha creado para deleitarse con los suvenires más roñosos.
Explore el jardín de los Cárpatos
Creación e interpretación: José y sus Hermanas (Alejandro Curiel, Marta Díez, Carolina Manero, Gemma Polo y Glòria Ribera)
Dramaturgista: Ignacio de Antonio Antón
Escenografía y vestuario: Patricia Albizu
Iluminación: Cube.bz
Asesoría de escena: Marco Layera
Acompañamiento: Cris Blanco y Tanya Beyeler
Técnica de sonido y producción técnica: Helena Bantulà
Vídeo y realización en directo: Maria Aponte
Regiduría: Patricia Albizu
Diseño audiovisual: José y sus hermanas
Diseño web: Patricia Albizu, Alejandro Curiel y Gemma Polo
Producción: Alejandro Curiel y Carolina Manero
Producción ejecutiva: Marta Díez y Pia Mazuela
Comunicación: Gemma Polo y Glòria Ribera
Distribución: Palosanto Projects
Coproducción: Festival Grec 2020, Festival TNT, Temporada Alta, Teatre Lliure y Festival MeetYou Valladolid.
Colaboración: Fabra i Coats – Fàbrica de Creación, Graner – Centro de Creació de la Danza y las Artes Vivas e ICEC
Centro Conde Duque (Madrid)
Hasta el 27 de mayo de 2022
Calificación: ♦♦♦
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