Claudio Tolcachir trae a España su Emilia después del éxito cosechado con La omisión de la familia Coleman
Las sillas sobrevuelan amontonadas sobre un piso en plena mudanza que en sí mismo es un espacio en desarrollo, quebradizo, ruinoso, como sus personajes. Emilia, una de esas señoras que suplen a los padres en las casas de la burguesía y de las familias a las que cuidar a un hijo resulta tedioso, aburrido y agobiante, es una mujer que ha hecho de la crianza de Walter la justificación de su vida. Emilia es Gloria Muñoz (solo la configuración de la mueca de su rostro es suficiente para marcar el tono inicial de la obra) y nos ofrece su memoria, su delicadeza y esa serenidad que abnegadamente no ha sabido transmitir a su muchacho. Puro exceso de amor. Walter, Alfonso Lara, es el encargado de solapar las relaciones, de inventarse un mundo de cariños maduros para el que no está suficientemente preparado. Lara maneja los ritmos con soltura y contención equilibrados, asumiendo que la obra necesita un pilar endeble como el suyo, un fusible que no salte a la primera de cambio y que mantenga al espectador pendiente de las anomalías de su pasado. El pasado es lo que traen cada uno de los personajes a escena. El pasado que se pierde en el olvido de Walter como la única forma de borrar el dolor y que Emilia recuerda entre momentos dulces y algún que otro reproche hacia los amos. Pero también está el pasado de Carol, Carolina, que Malena Alterio representa soberbiamente en su deambular casi fantasmal, queriendo, también, contribuir a la desmemoria, mientras su hijo, David Castillo, corretea, molesta y da buena cuenta de sus pequeñas perversiones sexuales propias de alguien que no está recibiendo la educación adecuada. Así viven todos ellos, con Gabriel, interpretado por Daniel Grao, en un papel un tanto disonante respecto al ambiente que los demás habían creado, con esas relaciones entre cínicas, forzadas y de asertividad impostada. Gabriel se mantiene al margen durante casi toda la obra, a la espera de que los miedos y las preocupaciones salgan disparados. Emilia es una obra escrita con esmero y con gran sabiduría a la hora de podar los posibles excesos. Contiene la información precisa, la cantidad de detalles necesaria para que el espectador vaya construyendo el texto según transcurre la acción. Además, el desarrollo de los personajes, exceptuando el de Daniel Grao (por falta de tiempo, pero suficiente), va paulatinamente expeliendo una bruma tóxica que Claudio Tolcachir es capaz de resolver sin recrearse en dejes sentimentaloides. Esa síntesis hace de Emilia una obra compacta de principio a fin y que te mantiene disfrutando entre las dosis de estupefacción.
Emilia
Texto y dirección: Claudio Tolcachir
Reparto: Gloria Muñoz, Malena Alterio, Alfonso Lara, Daniel Grao y David Castillo
Diseño de escenografía: Elisa Sanz, Gonzalo Córdoba Estévez
Teatros del Canal (Madrid)
Hasta el 9 de febrero de 2014
Calificación: ♦♦♦♦
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