Cortázar en juego

José Sanchis Sinisterra y Clara Sanchis acogen el mundo lúdico del escritor argentino en un espectáculo inasible

Cortázar en juego - FotoSi usted no es cortaziano de pro, de esos que se han hecho varios cursitos de escritura creativa sobre relato hispanoamericano, quizás este espectáculo le parezca inasible, bobalicón y tremendamente aburrido. No pocas veces se ha considerado a Julio Cortázar un inspirador del Oulipo, aquel grupo vanguardista que jugueteaba con los límites lingüísticos y literarios. Traigo esto a colación, porque merece la pena comparar este proyecto con aquel montaje de Jesús Cracio en el Matadero titulado ¿Que no…?, sobre los Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau. Estéticas muy distintas, desde luego, pero con una ambientación lúdica muy similar. Sigue leyendo

El lector por horas

Carles Alfaro dirige este enrevesado texto de Sanchis Sinisterra sobre las especulaciones metaliterarias en el Teatro de La Abadía

Había presentado este texto Sanchis Sinisterra en 1999 bajo la dirección de José Luis García Sánchez. La insistente metateatralidad que recorre gran parte de su obra obtiene aquí un vigor especial; porque se recubre de metaliteratura en esa vertiente que trabaja con la intertextualidad. Es decir, se nos ofrece un ramillete de novelas pertenecientes al canon contemporáneo. El profesor que interpreta Pere Ponce (regresa a ese mismo escenario tras Coraje de madre) debe conectar en este 2023 con los lectores que se hospedan en las butacas. Sigue leyendo

¡Ay, Carmela!

José Carlos Plaza ha elegido unos intérpretes que no llegan a compenetrarse totalmente en este clásico contemporáneo de Sanchis Sinisterra

Ay Carmela - Foto
Foto de marcosGpunto

Volver una vez más sobre este clásico del teatro contemporáneo implica poner en marcha a una pareja de intérpretes que nos atraiga por su simbiosis. Puesto que en nuestro imaginario rápidamente nos vienen a la cabeza Verónica Forqué y José Luis Gómez, también Santiago Ramos. O Elisa Matilla, quien hace pocos años remarcó muy bien el salero idóneo, más apegado al folclore andaluz, y Jacobo Dicenta, que tiene su porte. Aunque la mayoría de espectadores se fijará en la película, con Carmen Maura —quien la recordaba con fervor durante los últimos Premios Goya— y Andrés Pajares. Sigue leyendo

Los desiertos crecen de noche

Las piezas breves de Sanchis Sinisterra enhebradas en un espectáculo de tintes vanguardistas en el Teatro Fernán Gómez

Los desiertos crecen de noche - FotoEn el Teatro menor, de José Sanchis Sinisterra se reúnen cincuenta piezas breves que son un puro juego, un divertimento, una indagación ontológica sobre la propia acción dramatúrgica; pero también, todo hay que reconocerlo, una impotencia a la hora de trasladar a escena unas pretensiones que «expulsan» al espectador de la experiencia estética, incluso al más consciente de los territorios que se sondean. Porque bien, como prólogo que es esa tesela llamada «Ahí está», donde una especie de exploradores en la total oscuridad descubren la luz, nos puede servir para dar comienzo; no obstante, ¿vale como obra autónoma? Ciertamente cuesta pensarlo. Otro asunto muy distinto es cómo se han enhebrado en esta propuesta con diferentes compases y con una proximidad muy elocuente. Sigue leyendo

Naufragios de Álvar Núñez

Magüi Mira adapta y dirige esta obra de Sanchis Sinisterra en la que se especula con la mirada del otro anónimo

Foto de marcosGpunto

En los últimos años estamos asistiendo a toda una batería de enfrentamientos en relación a la leyenda negra y al revisionismo acerca del Descubrimiento-Encuentro-Holocausto-Conquista de América. Diversos libros convertidos de éxito, alguna estatua derribada y las declaraciones de AMLO en Méjico, generan un contexto propicio para que la obra que José Sanchis Sinisterra comenzó a escribir a finales de los setenta, pero que terminaría en 1991, añada más de esa postura revisionista tan encajada en el multidiscurso posmoderno. Recordemos, para empezar, que el texto lleva como subtítulo La herida del otro. La visión del dramaturgo es cuando menos ingenua y redundante de esa consideración tan uniforme del nosotros y del ellos (no está de más recodar las Leyes de Burgos, de 1512, o los matrimonios mixtos). Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿A qué facción histórica de conquistados o conquistadores, de esclavos o amos, nos podemos adscribir según nuestro árbol genealógico o nuestro genoma? Las víctimas y los verdugos aquí se multiplican realizando una incursión política absolutamente inverosímil y buenista que no se sabe por dónde coger, como vamos a ver. Porque Sinisterra desbroza la línea temporal para posicionarnos en nuestro presente, con la fluctuación onírica de un protagonista que no se encuentra en sí mismo. Sigue leyendo

Monsieur Goya, una indagación

José Sanchis Sinisterra firma esta aproximación caliginosa sobre la figura del pintor aragonés durante los últimos años de su vida

Foto de David Ruiz

La teoría se impone como un imperativo incuestionable y Sanchis Sinisterra parece dominado por su propia criatura (El lugar donde rezan las putas, su anterior obra, incidía igualmente en ello). La narraturgia se lleva hasta las últimas consecuencias para guiarnos y atraparnos en un discurso construido sobre el hilo de la metateatralidad. La cuestión es si estos procedimientos dramáticos producen un hecho teatral, donde fondo y forma se conjuguen para destinarnos hacia un ente complejo y fértil estéticamente hablando. Que la obra se subtitule «una indagación» es totalmente lógico; pues al dramaturgo parece que le interesa más el marco que la pintura. Es más, parece que le interesa más cómo se debería o, incluso, cómo se podría elaborar ese marco que su objetivo útil y concreto. Por eso, en algunas partes de la función, resulta una metaindagación, una recreación de por dónde habría que empezar o a imaginar lo que pudo pasar. Por lo tanto, especificar, ir al grano, decidir o aseverar son verbos denostados. Aquí se guarda una distancia tan prudencial sobre lo representado que cuando parece que se va a llegar a algo, se frena y se incurre por otra parte. Allá apartado, casi invisible y solitario, entre las butacas libres del Teatro Fernán Gómez se sienta Alfonso Delgado para poner su voz (y salir a saludar al escenario al final) al servicio de la narración, para hacer de Sinisterra, de Goya, de Dios (de Godard, God-art rememorando la nouvelle vague con intervenciones en el acto sobre el propio momento de la creación). Sigue leyendo

El lugar donde rezan las putas

La última obra de Sanchis-Sinisterra pretende dar voz a aquellos que han permanecido silenciados en la historia

Foto de Javier Naval

No creo que sea conveniente recordar alguna de esas obras de carácter metateatral que en las últimas décadas han poblado los escenarios y de las que el propio autor es uno de sus exponentes. En ellas, ha sido frecuente encontrar a personajes que son actores y que pretenden construir una obra. El teatro en el teatro. Es ya un tópico. A él recurre Sanchis-Sinisterra; pero con un tono entre naíf y descreído que parece lanzarnos al costumbrismo inocente de épocas pasadas. Sigue leyendo

Sueños y visiones del rey Ricardo III

Carlos Martín y José Sanchis Sinisterra reinventan al personaje shakesperiano en un mundo de tinieblas y fantasmagorías

Ricardo IIILa función estuvo determinada por la imprevista muerte de una de las grandes personalidades teatrales de este país como fue Andrea D´Odorico, a quien el director del Español, Juan Carlos Pérez de la Fuente, le dedicó un emocionadísimo recuerdo al finalizar la función. En otro orden de cosas, también estuvo la función determinada por las novedades sobre el caso Ricardo III que nos van llegando de Gran Bretaña; una vez que se ha confirmado que los restos encontrados en un aparcamiento de Leicester pertenecen al rey. Por lo visto sufría una escoliosis (más que joroba), debió de ser rubio y con ojos azules, además de un gran bebedor de vino y un engullidor de presas exóticas. Lo que nos encontramos encima del escenario es un hombre que supera los setenta años, al que le cuesta caminar y que pronuncia como si hubiera perdido varias piezas dentales. ¿Quién es ese Ricardo III? Un espectro, un avatar de la codicia y el odio concentrado durante una infausta juventud. Sigue leyendo

Éramos tres hermanas

Las tres hermanas que han versionado Sinisterra y Alfaro es de lo mejor que se ha visto esta temporada en La Abadía

tres hermanasEn la negrura, el tedio y la insufrible abulia, tres hermanas luchan desde la vejez contra el recuerdo de su vida desesperanzada. En un vaivén temporal, como la biela de una locomotora, la historia se lanza en retroceso continuo; las jóvenes viejas añoran un pasado presente y se recuerdan, bajo una constante redundancia, todo aquello que ya no pueden ser, aunque les quedara toda la vida por delante. Así, en esta tergiversación magistral de José Sanchis Sinisterra, el realismo chejoviano se transforma en aura kafkiana, en noche onírica, en eco lúgubre y en vacua esperanza becketiana. Una síntesis pulida a través de la repetición, de la insistencia en la desmemoria, en un discurso repleto de nihilismo y concatenación asfixiante de los cuatro actos en una escenografía minimalista, negra y renegra, vidriosa, caliginosa, espantosa cuando los rostros de esas tremendas actrices se reflejan en las paredes, en el suelo o en el piano que irá tocando Mamen García mientras canta en los interludios (en italiano, en francés, en inglés) hasta la apoteosis con su We are going to Moscu como un irónico grito desesperado. Sigue leyendo