Viejos tiempos

Beatriz Argüello crea la atmósfera propia para desarrollar este acontecimiento onírico de Harold Pinter

Foto de Lucía Romero

La primera versión de esta obra del Nobel Harold Pinter fue la dirigida por Luis Escobar en 1974. Aunque tenemos mucho más cercana la adaptación de Ricardo Moya para el Teatro Español en 2012. No es extraño que esta obra se publique junto a Traición (recordemos la propuesta comandada por Israel Elejalde), pues ambas pertenecen a este «Teatro de memoria» que abona la pretensión de incurrir en la conciencia, en las existencias aleatorias, en los olvidos y en esas máculas indelebles que nos consternan. Creo que la dirección de Beatriz Argüello acierta absolutamente al crear no ya una atmósfera de extrañeza, sino una verdadera sustancia surrealista. Sigue leyendo

Escena – Fin de temporada 2018-19

Una vez terminado el curso, llega la hora de repasar lo más destacable de la esfera teatral

Foto de marcosGpunto

Al final siempre ocurre lo mismo, los montajes excelentes se reducen a un escueto puñado; pero, si echo la vista atrás y comparo esta temporada con las cuatro o cinco anteriores, parece que la cosecha ha sido, en general, peor. Puede ser por diferentes motivos, entre otros, mi propia percepción subjetiva (puedo estar equivocado) o que la crisis no se ha terminado para el mundo teatral (seguramente nunca pase ya y sea necesario acostumbrarse a esta situación), o, también, que cuesta más atrapar a un público que vive sometido por muchas tentaciones «culturales», como, por ejemplo, las series de televisión. La clave sigue siendo el espectador. Y la crítica, claro. Aunque no pueda competir en influencia contra cientos de retweets claqueros. Merece la pena hacer un repaso para recalcar cuáles han sido los mejores montajes y señalar, además, alguna obra que, por distintos motivos, si no ha sido grandiosa sí que ha conllevado detalles sobresalientes. Primeramente, es justo reconocer que algunas de las versiones o adaptaciones de clásicos (antiguos o de nuevo cuño, de aquí o de otros lares) han ofrecido facturas encomiables. Como fueron La fiesta del viejo, con la idiosincrasia argentina para traer a la actualidad El rey Lear (lo pudimos disfrutar durante muy pocas fechas en El Umbral de Primavera). Sigue leyendo

Shock (El Cóndor y el Puma)

Un viaje impresionante por la historia reciente de Chile y de Argentina con los desafueros del imperialismo sobrevolando en la impunidad

Foto de marcosGpunto

He aquí el montaje más proteico de la temporada y el que logra plasmar dramáticamente una serie de hechos que no paran de confirmarse entre la bruma de la credibilidad, las noticias falsas y los nuevos episodios de una doctrina que quizás, tarde o temprano, también nos golpee de lleno a nosotros (si no nos mantenemos fuertemente unidos). Primeramente, es necesario hacer referencia al libro de Naomi Klein (Montreal, 1970), La doctrina del shock (2007). La periodista y ensayista ya se había hecho muy famosa con su ensayo No Logo (2000). Después, con la obra que nos compete ―y de la que también se realizó un documental de fácil acceso en internet―, generó un buen montón de críticas acerca del alcance de su mensaje. Hay que reconocer que la autora pertenece a esa izquierda minoritaria en el espectro de la América del Norte, junto a otros autores como Noam Chomsky, que está teniendo verdaderas dificultades para desarrollar un discurso creíble ahora que sus fórmulas más «radicales» (strictu sensu) o tienen poco apoyo (por idealistas) o han sido absorbidas por corrientes denominadas populistas. En esto, es justo afirmarlo, el poder de una prensa atenazada presupuestariamente es un factor determinante. Ya sabemos que cualquier proclama que huela a socialismo (incluso a socialdemócrata) y que pueda «infectar» a Estados Unidos, debe ser barrida. Sigue leyendo

Troyanas

Carme Portaceli presenta la versión de Alberto Conejero sobre el clásico de Eurípides con una mirada a las guerras actuales

Foto de Sergio Parra

Desde luego, no es fácil conseguir que una obra como Las troyanas de Eurípides resulte atractiva. Apenas se puede considerar una tragedia, y más tendríamos que tomarla como un largo epílogo de un extenso ciclo (perdido). Digamos que Alberto Conejero ha utilizado procedimientos similares a los que empleó el dramaturgo griego. Si aquel interpretó su época, inyectada de racionalismo, en aquel siglo V de Pericles, para construir textos que se han llegado a denominar «aburguesados» y que tomaban como base tanto la sofística como la retórica; nuestro versionador, mutatis mutandis, ha hecho lo propio. Auspiciado por una corriente del feminismo que la directora Carme Portaceli abraza gustosamente y que expone en el programa de mano: «Hoy seguimos viendo cómo las mujeres son seres de segunda categoría a las que no importa excesivamente lo que les suceda: después de cada guerra, e incluso durante la guerra y sin guerra, a las mujeres se las viola reiteradamente, se les falta al respeto, se les maltrata sin ningún respeto (sic), sin ni siquiera temor a las leyes que prohíben la violencia… No pasa nada, sus problemas, sus sufrimientos siempre quedan en la cola, siempre hay problemas más importantes: los niños, el hambre, los refugiados…». Sigue leyendo

Atchúusss!!!

Un elenco de altura y una dirección precisa avivan las piezas chejovianas más humorísticas

Foto de Javier Naval
Foto de Javier Naval

Lo que Carles Alfaro se ha atrevido a montar en el Teatro de La Latina, después de su éxito con Éramos tres hermanas, es una mezcla entre la búsqueda del humor paradójico y kafkiano y la enseñanza moral en el cuadro de costumbres. Atchúusss!!! se compone de cinco piezas interpretadas por cinco actores hiladas por un marco en el que un viejo actor, ahora convertido en un taciturno acomodador, nos va a dar pie a unas remembranzas ilusionantes. Quizás el preludio transcurre un poco lento hasta que Ernesto Alterio, como musical maestro de ceremonias, pone en marcha su plan para divertir al personal con las historias de ese hombre que nos predispone a un juego de metateatro. Advierte que vive en un teatro y que al público de un teatro auténtico se dirige. Que este público ansíe encontrarse con la risa rápidamente puede hacer que se vea desconcertado, puesto que lo verdaderamente gracioso se hace esperar. Sigue leyendo