Entrevista a la gran diva francesa interpretada por una Garbiñe Insausti pletórica
La gran cantante francesa nacida en París en 1915 marcó, desde luego, una época, fundamentalmente los años cincuenta; pero también fue una pionera en la tragedia vital de los cantantes de la nueva sociedad de consumo y de los medios de comunicación (ya sabemos que luego llegarían los rockeros del Club de los 27 y la caída en desgracia de las estrellas más rutilantes del pop, desde Michael Jackson hasta George Michael pasando por Prince). Ejemplo de heroína romántica, surgida más abajo de la nada, gastaba unas ínfulas insufribles que no dejaban de ser el caparazón protector de la débil muchacha que tuvo que salir adelante frente a toda adversidad. De más está decir que su popularidad aumentó por nuestros lares tras el famoso biopic de 2007 interpretado por la oscarizada Marion Cotillard. Este hecho, de alguna manera, lastra la propia historia pergeñada por Ozkar Galán, ya que si bien es cierto que inventa el personaje de Camile Schultz, una reportera especializada en fotografiar animales y, a la sazón, hija de un ornitólogo, también es verdad que volvemos sobre los momentos más dramáticos de la biografía de la Piaf. Interesan y cautivan los primeros embates de la entrevistadora y la entrevistada, dos caracteres fuertes, dos mujeres con entereza dialéctica; una dispuesta a sacar todo el jugo posible con sus inteligentes preguntas, aunque su cometido no sea verdaderamente de su agrado al verse fuera de su terreno; la otra, con el divismo como membrete de su máscara. La lástima es que se cancele el «combate» a los veinte minutos, puesto que regresamos a sus amores malhadados, a la dureza de su infancia y a sus tóxicas adiciones. Por un momento pareciera que la periodista iba a tener mayor prevalencia, que el acercamiento a la cantante sería más tangencial, que se entreverarían sus vidas. Pero no, es un espectáculo que, aparte de la propia trama, sirve para dar cobijo a las canciones que Garbiñe Insausti ya venía interpretando en diversos recitales sobre los temas popularizados por La Môme Piaf; sin llegar a transformarse en un musical. De hecho, asistimos a una función perfectamente engrasada, dinámica, en la que los tiempos y los espacios se conjugan de forma magistral gracias a la dirección de Fernando Soto, quien nos ofrece una disposición de los distintos motivos dramatúrgicos llena de gusto y que nos permiten disfrutar de una propuesta repleta de intensidad. Debemos reconocer que es muy difícil ver sobre un escenario a una actriz cantando con tal desparpajo La vie en rose o Non, je ne regrette rien, verdaderos himnos de una concepción vital, y encarnándose en un papel tan complejo y con esa credibilidad. Además, Lola Casamayor vuelve a plasmar sobre las tablas su buen hacer, con ese gesto facial tan característico suyo y con el que imprime energía en cada escena. Finalmente, Alberto Huici, se multiplica en varios papeles, desde director de revista hasta padre de la artista pasando por el boxeador y gran amor de Édith Piaf, Marcel Cerdan, fallecido en un accidente de avión; en todos los momentos logra aportar sentido a los hechos. La escenografía de Ikerne Giménez cuenta, en una división tripartita, con un camerino de apariencia realista y elementos laterales mínimos, pero que favorecen otros juegos de mayor intimidad, hasta casi de ensoñación; para los que el diseño de luces de Javier Ruiz de Alegría resulta esencial. Ciertamente, el final, que no desvelaré aquí, eleva el tono de la función desde el punto de vista estructural y carga de coherencia ese binomio espacio-tiempo con el que se trabaja desde el principio de forma sugestiva. En definitiva, el público agradece con entusiasmo la entrega de los actores y resuelve satisfecho con aplausos un drama que, como ya se ha comentado, aunque está falto de originalidad posee suficiente encanto.
Édith Piaf. Taxidermia de un gorrión
Autor: Ozkar Galán
Dirección: Fernando Soto
Reparto: Garbiñe Insausti, Lola Casamayor y Alberto Huici
Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez
Construcción de escenografía: Blanca Paloma
Diseño de luces: Javier Ruiz de Alegría
Técnico de iluminación: Arturo López
Piano y guitarra: Iñaki Salvador y Mario Quiñones
Fotografía: Aitor Matauco y David Ruiz
Comunicación: María Díaz
Ayudante de dirección: José Dault
Producción: Kulunka Teatro
Distribución: Proversus
Teatro Español (Madrid)
Hasta el 5 de febrero de 2017
Calificación: ♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
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