Esta segunda parte de la exitosa Laponia en el Teatro Fígaro se inclina más al drama que a la comedia
Ellos mismos lo afirman en alguna ocasión, nunca segundas partes fueron buenas (excepto El Padrino II). Esta propuesta es la segunda parte de la exitosa Laponia. Los mismos autores ─responsables también de la dirección─, Marc Angelet y Cristina Clemente han pretendido alargar los conflictos culturales entre un finlandés finolis y unos españoles de lo más común. Para ello, nos hemos trasladado hasta la capital del reino para que los tópicos de aquí se intenten imponer con mayor potencia. Pero esta vez la batalla campal no posee tanta enjundia, ni tanta pulla descarnada. Lo que se pierde en comedia, se gana en drama existencial. Sigue leyendo
El problema fundamental de los conspiranoicos es que van abrazando teorías peregrinas hasta que estas implican cambios en su modo de comportamiento, en su alimentación, en el uso de la tecnología o en el cambio de su voto hasta llegar a un atisbo de locura: la evidente paranoia que consiste en pensar que toda la realidad es un complot. El tema da para muchísimo; porque el asunto se ha sofisticado de una manera inasumible hasta el punto de que nuestras más sensatas creencias pueden quebrarse. 
