Eduardo Galán ha traído al presente el clásico de Ibsen para configurar un drama desfasado con María León en el papel de Nora
Foto de Pedro Gato
Seguimos con la misma dinámica: adaptar clásicos para que el público no se aburra (véase La Regenta o Los pazos de Ulloa) y se pueda quedar con la esencia ─si es que esta tiene verdadero valor, cuando se le usurpan las necesarias circunstancias-. Si, además, se quiere modernizar y trasladar el contexto de la Noruega de finales del XIX al primer cuarto del siglo XXI, la verosimilitud va a resultar trastabillada. Durante todo este tiempo se han dado unas transformaciones sociales bárbaras. Sigue leyendo →
Una obra con aire de thriller firmada por Lautaro Perotti, que se representa en el Matadero con Carmen Machi de protagonista
Aunque Lautaro Perotti es uno de los firmantes en la adaptación de la novela Rabia, que hemos saboreado hace unos meses; lo cierto es que debemos comparar el espectáculo que nos compete con su obra Cronología de las bestias (2018). Vuelve el misterio, parte de ese elenco y, también, para nuestra desgracia, las explicaciones absolutamente innecesarias. Porque este es un criterio al que no renunciaré jamás. El dramaturgo (más el director, todavía) debe mostrar, no debe contar. Es decir, los personajes viven, se expresan de distintos modos, insinúan, lanzan sus rencillas, etcétera; pero no se dedican a destripar los conflictos para que el espectador reciba un argumento mascadito. No. El respetable debe involucrarse intelectual y emotivamente descubriendo causalidades dentro de una atmósfera. Sigue leyendo →
Claudio Tolcachir monologa desde la perspectiva de un asesino que se oculta y vive en una mansión habitada, para adaptar la magnífica novela de Sergio Bizzio
Uno puede asistir al montaje de Rabia con la magnífica novela de Sergio Bizzio leída o, sencillamente, puede sentarse en su butaca para dejarse sorprender por una historia, monologada, que oculta toda una serie de referencias existencialistas; más aviesas de lo que parece. Puesto que el hecho de que un tipo se esconda en la mansión donde su novia ejerce de sirvienta es, cuando menos, seductor. Hablamos de quedarse años en una buhardilla, en una población argentina. Un hombre que ha matado al capataz de la obra en la que trabajaba; pero que, una vez se ha aposentado en ese nuevo hogar, ha empezado a sentir la paradoja de la seguridad y hasta de la libertad; aunque en el fondo, esté huido de la justicia, y, a la postre, enclaustrado y sin ningún lugar mejor al que acudir. Sigue leyendo →
Josep Maria Miró nos lleva en el Teatro Español a un espacio de expiación para ahondar en la cuestión del acoso escolar
La extrañeza que se consigue en los primeros instantes de esta función, cuando todo lo que sucede no parece más que dirigirnos hacia una atmósfera de cercanía, es lo que logra atraparnos durante la mayor parte del tiempo. Una señora mayor, de pelo cano, una Lola Casamayor que posee un rostro capaz de expresar una ambigüedad natural que encaja excepcionalmente en este prólogo. Un gesto maniqueo de alguien que duda y que nos hace dudar; porque parece una ancianita algo desnortada, solitaria, vagabunda, sin un lugar al que ir. La picaresca de alguien que ha robado en un supermercado y que tiene la capacidad para seducir al segurata. ¿Qué ocurre ahí entre tanto diálogo rayano en el absurdo? Quizás este clima de misterio que el dramaturgo consigue alargar hasta bien avanzada la pieza sea la demostración de su habilidad en la escritura; pero luego uno tendrá la sensación de que la cuestión esencial no deja de ser una reverberación en tres personajes que están esbozados con los rasgos esenciales, que nos valen para hacernos una idea; pero no para profundizar en la complejidad de su personalidad. Sigue leyendo →
Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta sondean el tema de la eutanasia a través de una comedia amable firmada por Marta Buchaca
Foto de Javier Naval
Para tener tan cerca la disputa sobre la eutanasia, esta obra se presume tan timorata como anticuada. Enormemente prejuiciosa, en el sentido de comportarse como el tiburón que da vueltas alrededor de la sanguinolenta presa y despreciar la dentellada alimenticia. Rita es de esas comedias que terminan por obviar el meollo de la cuestión, no porque le exijamos una respuesta concluyente; sino porque la materia posee mayor hondura que la expresada en el texto de Marta Buchaca. Y es que la dramaturga, parece que ha pensado más en el entretenimiento del respetable y no ha querido agobiarlo con cuitas morales de mayor calado. La liviandad en los diálogos nos hace deambular por intimidades corrientes de dos hermanos que se sitúan ante dos hechos acuciantes, las dos Ritas van a zanjar sus vidas. El asunto es que una es perra y la otra madre, una va a ser sacrificada con una inyección para ahorrarle el ensañamiento de su padecer; y la otra va a tener que esperar a que el Alzheimer la consuma hasta el estertor, mientras el olvido apacigua el sufrimiento, y los humanos se regocijan con su firmeza ética. Algo más de diez escenas fulgurantes en el ritmo y en el proceso, con diálogos ágiles; pero que soslayan con humor casi blanco e inofensivo cualquier debate profundo. Nada que tenga que ver, por ejemplo, con el antiespecismo que poco a poco va permeando en más capas de nuestra sociedad. Sin ir más lejos, estas semanas se ha planteado el «controvertido» hecho de que una sustancia extraída de los tiburones (el escualeno) sirve para hacer las vacunas. ¿Valen más los tiburones que los humanos? Cada uno que responda, con la que está cayendo. O, en su momento, cuando el caso del ébola y el perro Excalibur. Rita es naíf en todos estos aspectos y solo está destinada al divertimento y a que sus intérpretes demuestren sus sobradas aptitudes. Sigue leyendo →
Claudio Tolcachir establece una dramaturgia basada en las nuevas formas de comunicación informática para hablar de la soledad
Que las nuevas formas de comunicación (o incomunicación, según se mire) se insertaran como procedimiento en la dramaturgia contemporánea era algo esperable. Así ha venido ocurriendo en algunos casos en los últimos años (véase, por ejemplo, Ternura negra, de Denise Despeyroux); pero Claudio Tolcachir lo ha llevado de manera radical. Es decir, todos los diálogos que escuchamos son una conversación que se va retomando con frecuencia en los días a través de alguna aplicación de videollamada. En el cine ha sido más habitual encontrar propuestas con técnicas similares, por ejemplo, Searching (2018), de Aneesh Chaganty. Aunque el público español puede descubrir un gran parecido con la película Selfie (2017), de Víctor García León, la cual lleva en su argumento una trama sobre el hijo de un político corrupto. El dramaturgo argentino no ha caído en la tentación de tecnologizar el espectáculo con pantallas y efectos que nos aproximen inmersivamente en lo que conlleva esta forma de comunicarse y con la que cada vez estamos más acostumbrados (cortes en imagen y voz por falta de cobertura o mala calidad de lo que vemos o el hecho de contactar con gente desconocida o con cálidos bots de lenguaje verosímil). Esto implica un mayor reforzamiento de los usos dramáticos y un movimiento dominado por la elipsis. En este último sentido, como vamos a ver, en algún instante los acontecimientos se agolpan sin transición temporal patente y se puede tener la impresión de que el desenlace se abalanza con premura. Sigue leyendo →
Lautaro Perotti nos presenta un drama sobre cómo el autoengaño es capaz de paliar el dolor más intenso
Cuando al principio se crea esa atmósfera extraña y macilenta en aquel hogar creado por la escenógrafa Monica Boromello; donde el espacio protege a sus habitantes —pero a la vez los somete una peligrosa intemperie que se adentra—, es fácil recordar el film La próxima piel (2016) de Isaki Lacuesta e Isa Campo. Aquí también aparece años después (diez) un muchacho que había desaparecido. Beltrán se agazapa tras un sillón con una pistola en la mano. Patrick Criado cumple excelentemente con su papel de joven desorientado, fingidor y, además, furioso al verse envuelto en una especie de pírrica oportunidad para salir adelante. Digamos que el concepto que maneja Lautaro Perotti en la Cronología de las bestias es magnífico; porque nos permite intuir una doble interpretación que se entrelaza. Desde el punto de vista moral, ese chico es casi una epifanía, es una pieza que encaja excepcionalmente en un lugar idóneo para «solucionar» un rompecabezas irresoluble y sufriente. Sigue leyendo →