Esta segunda parte de la exitosa Laponia en el Teatro Fígaro se inclina más al drama que a la comedia
Ellos mismos lo afirman en alguna ocasión, nunca segundas partes fueron buenas (excepto El Padrino II). Esta propuesta es la segunda parte de la exitosa Laponia. Los mismos autores ─responsables también de la dirección─, Marc Angelet y Cristina Clemente han pretendido alargar los conflictos culturales entre un finlandés finolis y unos españoles de lo más común. Para ello, nos hemos trasladado hasta la capital del reino para que los tópicos de aquí se intenten imponer con mayor potencia. Pero esta vez la batalla campal no posee tanta enjundia, ni tanta pulla descarnada. Lo que se pierde en comedia, se gana en drama existencial. Sigue leyendo


