El periodismo de investigación se impone como marchamo en este drama social que se combina con la comedia en el Teatro Valle-Inclán
Foto de Bárbara Sánchez Palomero
Si en El peso de un cuerpo, el anterior trabajo de Victoria Szpunberg, que pudimos contemplar en la Sala Francisco Nieva, del CDN, se inmiscuía en el trato degradante a los ancianos enfermos, ahora acomete diversas cuitas también en el ámbito del drama social. De hecho, lo que me resulta más interesante es la crítica a esos programas de investigación que han ido creciendo en las televisiones, muchos de los cuales se han asentado en el sensacionalismo. Porque el resto de capas que se pretenden introducir no terminan de redondearse. Ahora, peor me ha parecido que la comicidad que propicia el relato sobreactuado del padre, Manuel, derive en un caos berlanguiano que luego, encima, se desvanece totalmente. Sigue leyendo →
Andrea Jiménez se ha inventado una máquina de catarsis personalizada para descubrirnos la relación con su padre
Continúa su andadura artística Andrea Jiménez después de tantos años con su compañía Teatro en Vilo. Permanecen sus intentos de hallar nuevas maneras de proceder, y sigue con algunas de sus señas de identidad. Reconozco la frescura que ha manifestado en otras propuestas (por ejemplo, Interrupted o Generación Why); aunque en los últimos tiempos me he posicionado muy a la contra de alguna de sus piezas (véase Blast). Ahora propone un pequeño experimento y, ciertamente, ha ganado enteros dentro de su labor dramatúrgica; sin embargo, como veremos, ha vuelto a insistir en el narcisismo habitual. Sigue leyendo →
El Teatro María Guerrero es ocupado por un atisbo de performance juvenil para insistir en las consabidas quejas de las nuevas generaciones
Foto de Luz Soria
Teatro en Vilo ha completado su involución con este espectáculo. Con su montaje Man Up ya nos puso en la pista de que estaban abrazando con fuerza el cosmos woke; pero el desenfreno payasesco que le insuflaba Noemi Rodríguez salvó aquella espeleología absurda de las nuevas masculinidades. Ahora, nuestras creadoras han hecho un casting entre 970 almas menores de 26 años y, oh, sorpresa, han hallado —no les habrás costado mucho— el elenco multidiverso, multifactorial y multivictimista para responder en escena a la siguiente pregunta: «¿Es posible cambiar el mundo desde un escenario?». Créanme, ni siquiera lo intentan. Sigue leyendo →
Noemi Rodríguez protagoniza junto a su hermana un espectáculo autoparódico y musical sobre los caminos del éxito y del fracaso
Foto de Danilo Moroni y JC Toledo
Desde que Teatro en Vilo irrumpió por la puerta off en el panorama teatral con su Interrupted, merece la pena indagar en sus acciones; principalmente porque su tipo de humor oxigena con inteligencia un espacio, el de la comedia, que requiere tanta pericia. Así que después de Generación Why y de Man Up, llegamos a este nuevo espectáculo que, entre las consabidas dificultades que estamos viviendo, ha ido saliendo adelante. Y digamos pronto que es un engaño, que Noemi Rodríguez es una farsante, una embaucadora y una tía que utiliza su encanto y su retranca gallega para llevarnos a su terreno. Nos reparte unas generosas dosis de aparente autoficción en una torticera treta para embaucarnos en su mundo tan real como paródico, para concitarnos a las gentes que pasaron su adolescencia a finales de los ochenta y principios de los noventa; cuando llegaron las cadenas privadas de televisión y las estilistas eran amateurs. No ayuda que se nos dé la bienvenida con un karaoke de Sergio Dalma y su «Bailar pegados»; cuando aún estamos fríos. Así de sopetón, es querer que se comience muy arriba. Las hermanas Rodríguez (¿son de verdad hermanas?) han venido a retratar una época por la vía galega y desde una experiencia personal que tiene bastante de general, si asumimos que representan a la clase media tirando a baja, que todavía no había terminado de modernizarse. El cutrerío que recorría España en aquellos años es incuestionable. Hoy puede ser mi gran noche es un homenaje al padre, a sus exigencias sobre su hija mayor, sobre los sueños incumplidos proyectados sobre ella; pero, sobre todo, y este es el trasfondo auténticamente interesante de este montaje, trata del fracaso. Sigue leyendo →
Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez dirigen este desenfadado espectáculo sobre las nuevas definiciones de masculinidad
De un tiempo a esta parte, en consonancia con la última ola del feminismo y el propio devenir de los tiempos de paz y de consumo en Occidente, se habla de las nuevas masculinidades. Pensamiento este, dirigido a una suerte de hombres (¿todos? ¿o solo aquellos que pertenecen a esa seudoclase media de profesiones liberales o poco rudas?) que deben aflorar sus emociones escondidas, su empatía subyacente y sus sentimientos amorfos en esta feria de las vanidades low cost. Sigue leyendo →
Las chicas de Teatro EnVilo plantean un espectáculo fulgurante sobre la insoportable velocidad de la vida moderna
La cadena de montaje fordiana sustituida por una cadena compleja de procedimientos que llevan al trabajador a ser un todo en uno. Ese Todo se va agrandando como un fetiche hiperidealizado que posee una característica primordial y paradójica: la soberbia suficiencia de los que se piensan que son algo superior y que ofrecen algo más elevado que aquellos que se ensucian las manos de grasa. De esta forma, Anabel se pone cada día el mundo por montera; es joven, es ejecutiva y puede con lo que le echen. Sigue leyendo →