El efecto

Juan Carlos Fisher dirige el éxito de la dramaturga británica Lucy Prebble, un drama sicologista sobre el poder de la química en nuestro cerebro

Foto de Elena C. Graíno

El efecto es efectista. Se la recomendaría, para que se entretuviesen, a los adolescentes. Cuesta pensar que el público adulto que suele ocupar las butacas de los Teatros del Canal no vaya a detectar las simplificaciones con las que se acomete el planteamiento. Por un lado, habría que señalar que la obra, tan acuciante para el momento que vivimos a partir de este constructo tan avieso de la «salud mental», se ha quedado anticuada. De hecho, ya lo estaría en aquel 2012 en el que se publicó. Los fármacos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina han sido puestos tan en cuestión que la siquiatría más seria declara abiertamente que esa vía antidepresiva apenas «funciona» en el 10% de los casos. Sigue leyendo

Un delicado equilibrio

El texto de Edward Albee regresa a las tablas para incidir en las cuitas de una familia burguesa envueltos en una atmósfera de absurdo

Un delicado equilibrio - Foto de Sergio Blanco
Foto de Sergio Blanco

Esta obra se estrenó en 1966 en Nueva York, y luego, en 1969, tuvo su propia representación en el Teatro Español, con versión de Antonio Gala. En ella se encuentran muchos de los elementos del teatro de Edward Albee, no hay más recordar el alcoholismo y las trifulcas matrimoniales en su obra más célebre ¿Quién teme a Virginia Woolf? O el surrealismo entreverado en La cabra o ¿Quién es Sylvia? También en los últimos tiempos se ha recuperado para la escena La historia del zoo, donde se hallan inteligentes diálogos. Está claro que el dramaturgo estadounidense bebió de los maestros más cercanos como Tennessee Williams, de quien hace poco se realizó un espectáculo donde se volvía a incidir en los estragos de la bebida; o de O’Neill, pues no hay más que contemplar Largo viaje del día hacia la noche para descubrir un claro antecedente de la pieza que aquí tratamos. Sigue leyendo

Las criadas

Una asepsia sicótica sirve para envolver esta adaptación del ya clásico de Genet, con unas soberbias actuaciones de sus intérpretes

Las criadas - Foto de Jesús Ugalde
Foto de Jesús Ugalde

La obra de Jean Genet, no nos paremos a recordar su vida carcelaria, o la versión de Splendid´s que pudimos ver hace un lustro, continúa estremeciendo y debe ser un aldabonazo para aquellos abnegados que se arrodillan ante sus estupendos jefes. Paco Bezerra se ha inmiscuido en el texto del francés para lograr que la fuerza oratoria cobre nuevo vigor. A su vez, Luis Luque ha dirigido este montaje con sádica exquisitez en la gama de los contrastes. Ambos ya ocuparon esa sala del Matadero para descubrirnos El señor Ye ama los dragones. A priori, el argumento no entraña gran complejidad, dos criadas en un hogar burgués (imaginamos) juegan a envestirse de su señora, y a maltratarse igualmente. La dialéctica del amo y del esclavo hegeliana hace aparición; pues ellas se constituyen a través del deseo de su señora, es decir, esta requiere del deseo de sus siervas para determinarse como dueña; mientras que ellas, en inferioridad, necesitan sentir su utilidad. Está claro que esas dos criadas alcanzan la categoría de lo alegórico. En ellas no está su vida particular, sino su condición de siervas y proveedoras de un sistema, de una estructura desesperantemente sisífica. Solo a través del mal, de la rebelión, puede uno liberarse de esas cadenas tan opresoras. Será aceptable moralmente si el objetivo es la libertad, será deleznable; si la búsqueda es ocupar el puesto fustigador de los señores. Lo interesante es comprobar que no han sucumbido totalmente a la alienación; aunque, por ejemplo, Claire demuestre su acatamiento y su debilidad cuando está frente a la señora con la tisana deletérea. Sigue leyendo

Perfectos desconocidos

Daniel Guzmán dirige con esmero la versión teatral de este éxito cinematográfico en el que los móviles son el artefacto del demonio

Foto de Sergio Parra

Era del todo esperable que llegara la versión teatral de este éxito cinematográfico ―primero en Italia con Perfetti sconosciuti, dirigida por su creador, Paolo Genovese y, en España, con la mirada de Álex de la Iglesia; puesto que, principalmente, el espacio ―casi único― permite concentrar muy bien la acción y, sobre todo, regodearse en la situación: un puro desbaratamiento, una explosión de revelaciones. Este tipo de productos culturales se posicionan claramente del lado del espectador, es decir, se congratulan con él; ya que este siente alguna identificación. Además de que el discurso es sencillo, entretenido y divertido; básicamente los principios del teatro comercial. Ahora, en este caso, dado que se emplea un instrumento ―el teléfono móvil― que casi la totalidad de la población adulta utiliza; realmente podemos sacar una lectura contemporánea más aviesa y pertinente de lo que ocurre en escena. En definitiva, Perfectos desconocidos favorece dos lecturas que pueden convivir esencialmente en la perspectiva de cada persona que asista al Teatro Reina Victoria, si pone un poco de empeño más allá de la risotada. Porque es claro que debemos plantearnos cómo hemos llegado a esta situación, a este narcisismo, a esta búsqueda agónica por la emoción fuerte, por evidenciar nuestro supuesto poderío en las redes sociales, por esconder nuestros secretos en un aparato que nos expone demasiado. Sigue leyendo

Tierra del fuego

Claudio Tolcachir dinamiza el conflicto de Israel y Palestina en una propuesta visualmente muy efectiva

TierraDelFuego--620x349Cuando uno se acerca a un hecho artístico como una obra de teatro y esta trata sobre un hecho asentado ya en la historia, pero que aún colea y coleará durante bastante tiempo como es el tema de Palestina-Israel; debe aceptar, debe saber, que aquello es un acercamiento tangencial al asunto. Eso de ir a aprender, debería dejarse para otras disciplinas. Estas precauciones son necesarias para asistir a una función como Tierra del fuego. Si tuviéramos que considerar su contenido, la discusión sería tan eterna como el conflicto que en Próximo Oriente se lleva dando durante todo este tiempo. Aquí tenemos a una víctima judía que ha sufrido un atentado en Londres, en el que ha muerto una amiga suya. Tenemos a una mujer que, pasados más de veinte años, decide visitar al terrorista palestino a la cárcel. Recibe reproches cercanos de su esposo y allegados, y lejanos, de la sociedad en general, y de los sionistas en particular. Sigue leyendo