El nuevo ecodrama de Cuarta Pared discurre sin fuste para emitir un mensaje contra los plásticos en el mar
Después de Solarpunk, llega la segunda pieza del proyecto Temporada Verde: La emergencia climática a escena. Juan Asego propone un breve ecodrama de setenta y cinco minutos sobre la contaminación de plásticos en Almería, de donde son todos los integrantes del Colectivo Trance. De hecho, el acento, sus raíces y esa reivindicación un tanto regionalista queda clara desde el inicio.
La pretensión de combinar un argumento escueto con una plasmación performática, con recursos habituales del teatro contemporáneo, no termina de fraguar en un espectáculo con la idea de ofrecer una proclama política; pues este no permea de modo complejo en las vivencias de unos personajes que apenas se esbozan. Y este es el problema de alejarse del naturalismo y no lograr sustituir diálogos profusos por otras formas de expresión.
Frasco Conteras, ataviado con un turbito, hace de Juan, un muchacho que recuerda las enseñanzas de su abuelo. Resulta muy convincente en su discurso enérgico: «Soy nieto de agricultores. Sobrino de agricultores. Amigo y vecino de agricultores. Hijo de una de las empresas de reciclaje más importantes de la zona». Y ahí está el quid. En cómo fueron llegando esos derivados de los polímeros para configurar ese «mar de plástico» que ahora destaca de manera tan singular. La huerta de Europa debajo. Sobre esa realidad ya discurrió Paco Bezerra, también almeriense, en Dentro de la tierra.
Difícilmente vamos a aceptar con satisfacción que frente a nosotros los cuatro componentes del elenco sean, como se supone, unos cachalotes. Es cierto, que en una larga escena se dedican a escuchar unos vagidos de ballena. Un momento demasiado estático, como ocurre en otras ocasiones. Se puede afirmar que la dirección del propio Asego parece un tanto endeble. Es más, ¿es suficiente que se saquen unas pocas bolsas para representar que, ciertamente, algunos cetáceos han ingerido hasta la muerte kilos y kilos de residuos en las costas andaluzas? Esperan al padre, al que se llevaron de casa por la noche y que aguarda a ser atendido. Es el instante de tensión en el que surgen las rencillas propias de toda familia. El dramaturgo interpreta a Ignacio, el segundo hermano, poco definido, que rabia y que va soltando sus puyas para luego recaer en su lema: «Ver, oír y callar». El destinatario es el mayor, que es acogido por Ricardo Teva con cierta parsimonia, como si su propia vestimenta ya tuviera que declararnos sus intenciones (fachaleco verde oliva). Poco brío encontramos en este personaje que se postula, evidentemente, contra cualquier arenga ecologista. Más salero le pone la madre, una Mar Galera que intenta en su papel sosegar los ánimos.
El mensaje se demora en situaciones que sondean el terreno. Frases de costumbrismo que resultan anecdóticas. Algunos cuadros parecen verdaderamente de relleno para alargar el asunto hacia una duración razonable, como sucede con el recuerdo del concurso 1, 2, 3…, mientras suena Manolo Escobar y proceden irónicamente sobre su acento. Al final contamos con que la empresa familiar ha estado vertiendo plásticos al Mediterráneo, con que han saboteado su propio ecosistema, con que el pan para hoy será el hambre de mañana; pero la dialéctica no está desarrollada con la complejidad necesaria. Suponemos conflictos políticos, éticos económicos y lógicos, pues, es sensato pensar que todos esos deshechos se han de gestionar de manera eficiente. Sería también sensato esperar que un drama nos expusiera esas paradojas, esas contradicciones con las que se topan algunos empresarios y trabajadores que anhelan el bienestar de su terruño.
De fondo, las corcheras que ha colgado Antiel Jiménez como una cortinilla tras un poyete de piscina acortan el espacio. La iluminación de Elena Santos logra certeramente entremezclar los diferentes grados del azul. La metáfora de la apnea sobrevuela todo el espectáculo; aunque nos quedemos únicamente con el grito de auxilio entre la impotencia.
Texto y dirección: Juan Asego
Ayudantía en dirección: Clara Oliver
Intérpretes: Mar Galera, Ricardo Teva, Frasco Contreras y Juan Asego
Mirada externa: Juan Ollero
Acompañamiento artístico: Alberto Fonseca
Iluminación: Elena Santos
Escenografía y vestuario: Antiel Jiménez
Espacio sonoro Vibro: Cele Díaz & Gema Escudero
Cartel y diseño gráfico: La Pitadisain
RRSS y Comunicación-Prensa: Factoría Jarana & Colectivo Trance
Jefe de producción: Pablo Villa Sánchez
Distribución: Colectivo Trance & Plan A
Una producción de Colectivo Trance y Factoría Jarana con ayuda a la producción de Cuarta Pared
Con la colaboración de Plan A y Ology
Sala Cuarta Pared (Madrid)
Hasta el 20 de diciembre de 2025
Calificación: ⭐⭐
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