Declan Donnellan regresa a Madrid con su particular versión de Ubú Rey

¿Cómo desconcertar al espectador actual con la representación de una obra ya de por sí desconcertante? Haciendo un salto mortal con tirabuzón y medio. Declan Donnellan, el irlandés fundador de la compañía Cheek by jowl, presenta en el María Guerrero un Ubú Rey totalmente posmoderno en forma de hecatombe grandiosa con pinceladas de humor inglés y con unos actores entregados en alma y, sobre todo, en cuerpo a una cagalera fundacional. Desde el preludio, un niño, un muchacho revoltoso que con su cámara de vídeo expresa la cocción fantasiosa que se está produciendo en su mente, ya supone un primer instante de estupefacción. Estamos en el apartamento impoluto como el tapiz de Pollock antes de iniciar su action painting. Se espera a unos invitados. El tiempo pasa, se escuchan las noticias de la radio. ¿Dónde está el tío Ubú? Pues en la imaginación materializada de aquel chaval que, aburrido, desea jugar con aquellos adultos a Macbeth. Desde ese instante se plantea un juego de tiempos y espacios, de teatro dentro del teatro, de metaficción catártica en la que Ubú y su mujer se impondrán por la fuerza al rey de Polonia, para hacer de aquel «no lugar» (según la visión de Alfred Jarry), un territorio de aniquilación dictatorial. Además, si esto no fuera ya suficiente, el chavalito, que no se queda precisamente en una esquina a mofarse de sus padres, participa como un pequeño diosecillo creador de trampas, de ocurrencias, de provocaciones que van in crescendo hasta lograr el gran cuadro final como un espejo de la modernidad. Este niño crea un Ubú mucho menos absurdo de lo esperable, pero sí maravillosamente surrealista, irónico y con unos tintes de esnobismo paradójico que configuran una liturgia dantesca. Así, Donnellan y su escenógrafo Nick Ormerod, como ya han hecho en otras ocasiones con varias obras de Shakespeare, customizan textos clásicos (y Ubú Rey ya lo es) aproximándose a extremos de dramaturgia que para muchos espectadores resultan intolerables. Con la obra de Jarry, encima, tenemos a un autor que se regodea en la escatología, que comienza su obra con la famosa mierdra (amplificada con imágenes del chavalín juguetón y su cámara-voyeur) y que expone a un personaje principal que se expresa desde la grosería constante y con referencias sexuales construidas a base de metáforas fustigadoras. Por lo tanto, unir en escena a una compañía como la de Donnellan y sus colaboradores, más unos actores franceses capaces de moverse como si vivieran simultáneamente en dos mundos paralelos (gracias a la instrucción de Jane Gibson), más un patafísico ya universal como Alfred Jarry, da como resultado una obra imprescindible para nuestro momento actual y que ningún espectador amante del teatro se puede perder.
Ubu Roi
Autor: Alfred Jarry
Dirección: Declan Donnellan
Reparto: Xavier Boiffier, Vincent de Bouard, Camille Cayol, Christophe Grégoire, Cécile Leterme y Sylvain Levitte
Escenografía: Nick Ormerod
Director asociado: Michelangelo Marchese
Directora asociada y movimiento: Jane Gibson
Iluminación: Pascal Noel
Compositor: Davy Sladek
Música adicional: Paddy Cunneen
Diseño de vídeo: Benoit Simon/Quentin Vigier
Vestuario: Angie Burns
Ayudante de dirección: Bertrand Lesca
Voz: Valérie Bezançon
Producción: Cheek by Jowl en coproducción con el Barbican de Londres, Les Gémeaux/Sceaux/Scène Nationale y La Comédie de Béthune‐Centre Dramatique National du Nord‐Pas‐de‐Calais.
Teatro María Guerrero (Madrid)
Hasta el 29 de septiembre de 2013
Calificación: ♦♦♦♦♦
Texto publicado originalmente en El Pulso.
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