Fundamentalmente fantasías para la resistencia

El director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, escribe y dirige una larga comedia sin fuste político sobre un grupo de teatro ucraniano que realiza funciones en plena invasión

Fundamentalmente fantasías para la resistencia - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

¿Es Alfredo Sanzol un dramaturgo cobarde, dado su relevante puesto? Cuando ha tenido que enfangarse políticamente ha demostrado que lleva ya demasiado tiempo afincado en la comedia amable, de tintes costumbristas, realizada con brillantez y originalidad humorística; pero sin meter el estilete en aspectos más controvertidos. Esto se observa en éxitos como La ternura o El bar que se tragó a todos los españoles.

La idea de la que parte Sanzol es la experiencia que está realizando en Kiev la actriz Anabell Sotelo, quien monta obras mientras se refugian en el sótano del propio teatro. Aquí, Natalia Hernández comanda el asunto con gran empaque; aunque sin desarrollar en demasía su gran veta cómica; porque le toca aunar todo el engranaje de manera entrañable. A su personaje se le ha ocurrido crear Pin, pan, Putin para elucubrar sobre unos españolitos, cual Operación Valkiria, que tienen la posibilidad de cortar el nudo gordiano descabezando al exagente de la KGB. Sigue leyendo

El cuaderno de Pitágoras

Carolina África aprovecha su experiencia como voluntaria en un centro penitenciario para configurar un panorama metateatral sobre los reclusos

El cuaderno de Pitágoras - Foto de Luz Soria
Foto de Luz Soria

Retirar la sordidez de la cárcel y aproximarse a esos presos y quedarse con el destello de esperanza a pesar de todo. Este acercamiento posee el peligro de edulcorar un hábitat de reclusión y de disciplinamiento, también de castigo moral y social. Y aunque se ofrecen unas pizcas de crítica, el asunto va más en mirar hacia adelante, y en pasar un bache. Y en este sentido, hay que celebrar que Carolina África, aprovechando su experiencia personal con un grupo de presos, haya decidido darles protagonismo con buenas dosis de compasión; pero también de madurez pragmática. Sigue leyendo

Fiesta de farsantes

José Luis Alonso de Santos adapta los pasos de Lope de Rueda para reflejarlos con nuestro presente en un espectáculo muy dinámico y divertido

Retrato por el Fotografo Pablo Lorente
Foto de Pablo Lorente

Este montaje es el claro ejemplo de lo que sí permite una adaptación al presente con desenfado, para constituir un pastiche repleto de coherencia. El teatro popular posee unos márgenes mucho más dúctiles como para que aceptemos una intervención mayor. Fiesta de farsantes es un collage extraordinariamente bien enhebrado, sin altas pretensiones artísticas; pero con una búsqueda del entretenimiento fascinante que logra rebuscar en una tradición española que tenemos absolutamente imbricada en nuestra cultura. Comprendemos a todos los personajes como estereotipos del siglo XVI, pero que son asimilables con muchos de los individuos que pululan a nuestro alrededor o que, incluso, somos nosotros mismos. Si acaso, el hambre pertinaz sea un signo inequívoco de aquellos tiempos y un motivo insoslayable para aguzar el ingenio. Además, como producto enteramente posmoderno, se entremezcla de una multitud de gestos y de puntualizaciones que resultarán imposibles de reconocer en su totalidad; porque van de lo más culto a lo más vulgar, de lo rural a lo urbano, de lo viejo a lo moderno, en extensiones muy diferentes. Sigue leyendo