Seuls

Wajdi Mouawad, autor de Incendies, vuelve a Madrid con Seuls

Seuls

A Wajdi Mouawad lo conocemos bien por su obra teatral Incendies, que se paseó por Madrid hace tres años y que luego, al convertirse en película, fue nominada en los Óscar como Mejor película de habla no inglesa en 2011. Ahora llega al Teatro Valle-Inclán, dentro del ciclo Una mirada al mundo, con un texto escrito en 2008 y que presentó por primera vez en el Festival de Avignon. Seuls es una obra de dos horas en la que Mouawad es el único personaje en escena. Él solo desarrolla todo un camino de introspección, de viaje paralelo dividido por los problemas cotidianos de su vida como doctorando y su pasado como huido de la guerra en el Líbano junto a su hermana y su padre. Esta división también se muestra en los lenguajes de los que se provee su autor para acompañarse en ese autoconocimiento. De la simpleza de un escenario casi desnudo con tan solo unos paneles en apariencia endebles, se van añadiendo imágenes proyectadas sobre diversos temas relacionados con su vida y su investigación doctoral; echa mano de la informática, del juego de sombras y de los dobles fondos, para después usar la pintura de la forma más primitiva posible. Sigue leyendo

Roberto Zucco

La polémica obra de Koltès acaba de estrenarse en el Matadero (Madrid)

zucco_157_(para_usar_en_prensa)webEn el centro de la sala 1 del Matadero se erige un barrio vertical nacido del submundo, allí habita, entre otros, Roberto Zucco, un joven que se ha escapado de la cárcel en la que estaba retenido por matar a su padre. ¿Por qué ha matado? ¿Por qué va a seguir matando? La pregunta quizás sea: ¿por qué no debería hacerlo? Roberto es silencioso, delgado. Roberto es pequeño y triste. Un abadón buscando su reino. Roberto es un chico dulce. Un veneciano melancólico que ha matado. Roberto es un ángel caído encaramado a la azotea de una prisión de la que se ha largado mediante un truco de magia consistente en no ver a los carceleros. Roberto Zucco es un héroe con su nombre luminoso como la marca comercial del apocalipsis. Pablo Derqui es la piel de Roberto Zucco, matriculado en la Sorbona con las manos manchadas de sangre. «Los héroes siempre acaban manchados de sangre», dice. Derqui posee un rostro idóneo para interpretar de manera sobresaliente a un ser entre dos mundos, alguien que había sido bueno hasta los diecinueve años, según cuenta su madre antes de acabar asesinada, también, por su propio hijo, pero que luego pierde la compasión.  Sigue leyendo

El duelo

Un relato corto de Anton Chéjov, llevado al teatro por Yakovlev de mano del Teatro de Arte de Moscú y representado por unos actores de grandísima categoría

CDN-El-duelo_Anton-ChejovLo de Chéjov es una pasión inútil. Uno busca y rebusca. Intenta descubrir las claves alegóricas entre las escenas anodinas, atrapar algún instante de verdad subterránea, pero se llega a la conclusión de que casi no hay nada. Tres horas con descanso en un escenario repleto de cabos colgando en una bahía en el Cáucaso donde se suceden lentamente cada uno de los actos. Allí se encuentra primeramente Laevski entre vino y más vino con su amigo Samoylenko para relatarle desesperadamente que ya no quiere a su amante. Por otro lado, conocemos a Von Koren, un naturalista defensor de la eugenesia. Ese es el duelo: las costumbres disolutas de Laevski al que no le importa mostrar a su amante contra la visión depuradora de alguien que quiere mejorar la especie acabando con estos vividores que ya no respetan ni el cinismo en la sociedad. Unas pizcas de humor negro. Algún personaje deslavazado en forma de sobrevenido amante o de señora con modales especialmente conservadores. También algo de diálogos que no llevan a ningún sitio.  Sigue leyendo

El veneno del teatro

El veneno del teatro plantea hasta qué punto un actor puede lograr una interpretación «auténtica» a través de un personaje

El veneno del teatroEn apenas una hora se resuelve una lucha entre la verdad y la ficción con dos hombres entregados en su quehacer. El veneno del teatro, escrita por Rodolf Sirera allá por 1978 y dirigida por Mario Gas, plantea hasta qué punto puede lograr una «auténtica» interpretación un actor a través de un personaje. Es lo que se propone Miguel Ángel Solá dando vida a un excéntrico aristócrata cuando invita a un gran intérprete (Daniel Freire) a su palacio. Así, en el escenario, se da cabida a un vaivén dialéctico que va del metateatro pirandelliano con un mayordomo que golpea primero, al diálogo platónico pasando por las elucubraciones malvadas de un experimentador radical. Todo ello aderezado con unos vinos dulces que van perfilando la veritasSigue leyendo

Maribel y la extraña familia

Maribel y la extraña familia continúa representándose en agosto de la mano de Gerardo Vera

Maribel y la extraña familia - Foto

«El humor es verle la trampa a todo, darse cuenta de por dónde cojean las cosas; comprender que todo tiene un revés, que todas las cosas pueden ser de otra manera, sin que por ello dejen de ser tal como son», decía Mihura. Y lo podemos comprobar en la Maribel y la extraña familia que ha montado Gerardo Vera en el Infanta Isabel. Un montaje repleto de grandes detalles que agrandan la obra: los números musicales, las acertadas proyecciones de vídeo o la elección de los temas que suenan en los diferentes momentos. Pero no es el montaje lo que más resalta, sino, tratándose de Mihura, el humor. El humor de Mihura se ha recuperado en el último decenio con programas de televisión como La hora chanante o Muchachada nui comandados por Joaquín Reyes. En esos programas se ha vuelto a la extrañeza de la cotidianidad, a las conversaciones faltas de lógica y a la rareza que supone la ausencia de implicaturas, es decir, las cosas se muestran en primera instancia, tal como son, carentes de simbolismo para así desactivar el tópico o la convención. Sigue leyendo